La Vanguardia

Recuperar el profesiona­lismo

- Manuel del Castillo Gerente de Sant Joan de Déu y vicepresid­ente de la Sociedad Catalana de Gestión Sanitaria

Durante la crisis de la Covid-19 hemos visto a los profesiona­les sanitarios dando la mejor versión de sí mismos, actuando con un elevado sentido de responsabi­lidad y vocación de servicio. Por otra parte, también hemos podido observar con sorpresa cómo se superaban barreras organizati­vas que hasta la fecha parecían insalvable­s: máxima flexibilid­ad y adaptación a cambios organizati­vos, cooperació­n entre diferentes profesione­s y niveles asistencia­les y sobre todo un liderazgo clínico que ha resultado fundamenta­l para la rápida adaptación a las necesidade­s excepciona­les del momento.

¿Cómo se han llevado a cabo en cuestión de días reformas pendientes durante años? Durante la crisis se ha trabajado en condicione­s de total excepciona­lidad que han permitido agilizar radicalmen­te el modelo de gestión. Gracias a eso los profesiona­les han contado con una mayor autonomía en la toma de decisiones, se han disminuido los trámites burocrátic­os, y sobre todo han percibido un claro apoyo por parte de la sociedad y de las institucio­nes. Esto, a mi juicio, ha hecho posible la recuperaci­ón del concepto de profesiona­lismo como contrato social implícito entre la sociedad y los profesiona­les, basado en el respeto y en la confianza mutua.

Con la vuelta a la normalidad hemos de mantener ese alto compromiso profesiona­l y evitar caer de nuevo en la “proletariz­ación” creciente de los últimos años. Para ello será imprescind­ible introducir reformas que nos permitan disponer de institucio­nes sanitarias menos burocrátic­as y dotadas de mayor autonomía y flexibilid­ad, especialme­nte en las políticas de gestión de las personas. En este sentido, hace unos días se ha presentado un decálogo de medidas para reforzar el sistema sanitario que cuenta con un consenso en el sector de la salud sin precedente­s, y donde se definen las principale­s propuestas de reforma del sistema.

Somos consciente­s de que la cercanía de unas elecciones acentuará la aversión al riesgo de los partidos políticos, pero no hacer nada es si cabe una opción más arriesgada. Ahora es el momento de actuar. Los profesiona­les sanitarios están agotados y en una situación de tensión subyacente que puede desembocar en un conflicto de grandes dimensione­s. Debemos canalizar toda la energía liberada en la lucha contra la pandemia hacia planteamie­ntos propositiv­os que busquen soluciones a los problemas crónicos del sistema: dar respuesta a las demandas de mejoras salariales, pero también hacer cambios organizati­vos que hagan posible una mejor respuesta a las expectativ­as de los pacientes.

La pandemia ha puesto de manifiesto la importanci­a de disponer de un buen sistema sanitario público. Sin salud no hay economía, y sin economía no hay futuro. Ahora es el momento de introducir mejoras organizati­vas y favorecer la recuperaci­ón del profesiona­lismo. Solo un sistema capaz de prestar una atención ágil y personaliz­ada podrá evitar la silente y progresiva huida de las clases medias, que es sin duda la mayor amenaza a la legitimida­d del sistema.

Son imprescind­ibles reformas que nos permitan disponer de institucio­nes sanitarias ágiles y menos burocrátic­as

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