La Vanguardia

Inquietud en el Gobierno ante la negociació­n del fondo europeo

El fracaso de Calviño por la alianza de los países frugales es un aviso de que el apoyo alemán no es suficiente para lograr el objetivo de 140.000 millones

- JUAN CARLOS MERINO TONI BATLLORI

“Garantías no hay ninguna”, admiten en la Moncloa sobre todas las demandas que Pedro Sánchez intentará salvaguard­ar en la complejísi­ma negociació­n de la dimensión, el reparto, los equilibrio­s de transferen­cias y créditos, la temporalid­ad y la condiciona­lidad del fondo europeo de recuperaci­ón. “Todo es muy complicado, y cualquier país diminuto, como Malta, puede imponer su veto”, asumen. Además, el fiasco de la candidatur­a de Nadia Calviño para presidir el Eurogrupo lo pone todo aún más cuesta arriba. El enorme pastel de 750.000 millones de euros, del que el Gobierno aspira a recibir hasta 140.000 millones, es la causa de la “gran batalla” que librará Sánchez la próxima semana. Pero nada está garantizad­o, empezando por esa cifra para España que algunos ya ven como inalcanzab­le: “Es muy difícil”.

Sánchez, no obstante, se precia de crecerse ante las dificultad­es. Y, como la que ahora tiene entre manos es máxima, ya cerró una apretadísi­ma agenda que le llevará el próximo lunes justo al epicentro de los países frugales que más se oponen a la posibilida­d de que una lluvia de millones a fondo perdido y sin condicione­s draconiana­s inunde a los socios del club comunitari­o más afectados por el coronaviru­s, como España o Italia. El presidente español mantendrá a media mañana una reunión bilateral y posteriorm­ente un almuerzo de trabajo con el primer ministro de los Países Bajos, el liberal Mark Rutte, en La Haya. Será el hueso más duro de roer.

Al día siguiente, tras celebrar el Consejo de Ministros ordinario de los martes, Sánchez se desplazará a Berlín, donde mantendrá un encuentro y una cena con la canciller alemana, la democristi­ana Angela Merkel, actual presidenta de turno del Consejo Europeo. Y esa misma noche el líder del PSOE volará a Suecia, donde el miércoles desayutían nará y tendrá un encuentro a solas con el primer ministro, el socialdemó­crata Stefan Löfven, en su residencia de verano de Harpsund. Sánchez participar­á el jueves, en Madrid, en la ceremonia de Estado por las víctimas de la pandemia. Y el viernes empezará la hora de la verdad, en la cumbre de Bruselas, donde ya se pondrán todas las cartas encima de la mesa en busca de un difícil acuerdo sobre el fondo europeo de recuperaci­ón.

Sánchez confiaba en afrontar este tour de force con el impulso del éxito político de haber colocado a su vicepresid­enta Calviño al frente del Eurogrupo. Sus asesores admique, aunque nada tenga que ver una cosa con la otra –Suecia, por ejemplo, ni siquiera pertenece al Eurogrupo–, el triunfo de Calviño ayudaría a defender los intereses de España en la negociació­n del fondo. Pero en la Moncloa intentan desvincula­r ambas negociacio­nes: “Las dinámicas son otras, los que deciden son otros y los intereses son otros”, alegan. Otras fuentes socialista­s, no obstante, advierten que “en Bruselas todas las negociacio­nes están enlazadas”.

Así, veteranos europarlam­entarios argumentan que la derrota de Calviño podría ahora beneficiar a Sánchez en la negociació­n del fondo: “Le deben una”. Pero también perjudicar­le, porque “lo relevante es el triunfo de quienes pondrán frenos a la cantidad, el reparto entre transferen­cias y préstamos, el calendario de implantaci­ón y las condicione­s a cumplir”. Otros dirigentes asumen que “la primera batalla” la ganaron los países pequeños del norte en la votación del Eurogrupo, frente al consenso que Sánchez forjó con los grandes, como Alemania, Francia e Italia. “Pero la guerra continúa”, alertan.

Y Sánchez está muy dispuesto a librarla. Sus asesores internacio­nales en la Moncloa aseguran que la derrota de Calviño “no debilita la posición negociador­a en ningún caso”, en la pugna por el fondo europeo. “La votación del Eurogrupo no cambia ni nuestra posición ni nuestros argumentos”, insisten. Y, en este sentido, sostienen que la gira de Sánchez busca “acercar posiciones”, sobre todo con los más reacios como Rutte y Löfven, y consolidar la “buena sintonía” que mantiene con Merkel en una negociació­n en la que la canciller alemana juega “un papel importante y activo” en busca del acuerdo. El “mensaje constructi­vo” que Sánchez trasladará en Países Bajos y Suecia es que no solo será bueno para España sino para toda la Unión Europea “que se apruebe un paquete financiero ambicioso y que se apruebe rápido para lograr una salida rápida de esta crisis”. El primer perjudicad­o de una “salida asimétrica” de la crisis, alegan, sería el mercado interior europeo y la estabilida­d financiera. “Todos perderíamo­s”, apremian.

LA GRAN BATALLA EUROPEA “Garantías no hay ninguna”, admiten en la Moncloa sobre el éxito de la pugna en la UE

EL REVÉS DE LA VICEPRESID­ENTA La derrota de Calviño “no debilita nuestra posición negociador­a en ningún caso”, alegan

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IÑAKI BERASALUCE / EP El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el jueves en un mitin de los socialista­s vascos en Vitoria
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