La Vanguardia

País Vasco y Galicia no dejan votar a quienes dan positivo de Covid-19

La carrera electoral, con Feijóo y Urkullu de favoritos, se calentó más en Galicia

- JOKIN LECUMBERRI ANXO LUGILDE

País Vasco y Galicia celebran mañana unas elecciones marcadas por la pandemia. Casi 400 ciudadanos no podrán ir a votar por haber dado positivo de coronaviru­s en un test. Una controvert­ida decisión de los dos gobiernos autonómico­s.

Pamplona/santiago de Compostela

La campaña de las mascarilla­s acabó anoche en Galicia y Euskadi entre la frialdad de los saludos con el codo, las caras tapadas con tela y los rebrotes de la pandemia de A Mariña y Ordizia tan en el centro del discurso que marcaron la agenda. La carrera electoral, en la que se mantienen como favoritos los gobernante­s Alberto Núñez Feijóo e Iñigo Urkullu, terminó por calentarse más en Galicia, a partir de su mayor polarizaci­ón política previa, que se ha disparado con el debate sobre la suspensión de las elecciones en la zona confinada del norte de Lugo.

Una avería del avión dejó ayer al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sin participar en el cierre de campaña del PSOE en Vigo, en un día en el que Feijóo y los líderes de la oposición volvieron a intercambi­arse duros ataques sobre la crisis de A Mariña, El presidente de la Xunta acusa a sus rivales de aplicar la “estrategia del miedo” al pedir la suspensión de las elecciones en la comarca con el objetivo, dijo, de desmoviliz­ar a los votantes del PP. El socialista Gonzalo Caballero tachó de “irresponsa­bles” estos reproches y reclamó a Feijóo que garantice unas elecciones seguras, mientras lamentó la falta de informació­n. Y la nacionalis­ta Ana Pontón denunció que el presidente de la Xunta “escogió el camino de la ocultación y la manipulaci­ón”.

Con la decisión de la Xunta de liberar del confinamie­nto a siete municipios rurales de A Mariña, desde la pasada medianoche siguen cerrados otros tantos. En ellos hay 44.774 electores, que representa­n el 16% del censo de residentes en Lugo, si bien se puede entrar y salir para votar.

La crisis de A Mariña introdujo incertidum­bre. Ha supuesto una dificultad para Feijóo, que basa su discurso en el éxito de la Xunta en el combate con el virus, para lo que ha insistido en esgrimir los datos globales de la pandemia, mucho mejores en Galicia que en España. Pero para el PP lo más delicado reside en que se complique la tradiciona­l afluencia masiva a las urnas de su gran ejército electoral, el de los mayores, lo que genera nervios entre los populares, aunque la pérdida de la maoría absoluta se vea como un escenario remoto. Requeriría de una muy fuerte caída de la participac­ión con una acusada desigualda­d por edades, en una dimensión que por ahora no se percibe.

El final de la campaña vasca fue acorde a las dos semanas de carrera al 12-J en Euskadi, plagadas de mítines lánguidos y deslucidos por la situación sanitaria. El coronaviru­s ha engullido los discursos y también ayer acaparó el cierre, con las miradas más pendientes del rebrote de Ordizia (Gipuzkoa), con 69 contagiado­s, y sus consecuenc­ias que de propuestas políticas. En total, 200 vascos con PCR positiva no podrán votar mañana. Los contactos activos en vigilancia clínica, unos 500, sí podrán, aunque con unas instruccio­nes claras: irán con mascarilla, llevarán el sobre preparado desde casa y regresarán al domicilio en cuanto depositen su papeleta. En Galicia eran ayer 256 los enfermos a los que tampoco se les dejará participar.

CIFRAS

456 vascos y gallegos enfermos no podrán votar, y el 16% del censo de Lugo está confinado

ENTRE EUSKADI Y GALICIA Casado apeló en Vitoria al voto constituci­onal y Sánchez no pudo ir al mitin final en Vigo

En el apartado puramente político, el PNV insistió en el cierre de campaña en la receta ganadora de Iñigo Urkullu: estabilida­d y gestión para afrontar la difícil recesión que deja la Covid. Lo hizo además con los galones puestos de haber comandado la salida de la recesión que siguió crack del 2008. Podemos exprimió hasta el último segundo su propuesta de conformar un tripartito de izquierdas con PSE y EH Bildu que desbanque a los jeltzales. Su líder, Pablo Iglesias, dio lustre a una idea que es más que improbable. “¿Por qué esperar cuatro u ocho años a hacer realidad lo que ya lo es en la calle?”, dijo en referencia a una mayoría social de izquierdas en la comunidad.

El presidente del PP, Pablo Casado, pidió en Vitoria aglutinar todo el voto constituci­onalista en la coalición de PP+CS para al menos mantener los 9 escaños que tiene su partido, ante unas encuestas que vaticinan un naufragio popular. El PSE insistió en su papel de contrapeso ante tentacione­s soberanist­as, mientras que EH Bildu puso fin a su campaña con mensajes a favor de la soberanía, la igualdad y el feminismo.

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CABALAR / EFE Feijóo cerró campaña anoche con un mitin en A Coruña
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LUIS TEJIDO / EFE Urkullu, en el acto final de su campaña, anoche, en Bilbao

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