La Vanguardia

El Madrid no suelta la presa

Otro penalti y el VAR prolongan la racha del líder: ocho victorias tras el confinamie­nto

- SERGIO HEREDIA

Otro penalti y otra decisión del VAR. Y van...

Cierto, en este caso no había debate. Ximo Navarro derribó a Mendy y nadie salió a discutirlo. Ni siquiera los jugadores del Alavés, que siguen en caída libre y sienten el aliento del descenso en el cogote: anoche no les cundió el cambio de técnico. Ya suman seis derrotas consecutiv­as.

El penalti, perfectame­nte ejecutado por Benzema, había llegado pronto, apenas superados los diez minutos de partido.

El partido parecía ya listo. Tampoco hubo debate en el segundo gol, el de Asensio. El linier le levantó la bandera a Benzema, pero el videoarbit­raje firmó lo contrario: el francés había recibido en posición correcta. Su entrega habilitó a Asensio, que remató a bocajarro.

A partir de aquello se esperaba algo más, acaso las maniobras de un Alavés que asumiría riesgos y las probaturas de un Madrid desinhibid­o, decidido a pasarlo bien.

Hubo más de lo segundo que de lo primero.

El Madrid se soltó algo más. Abandonó el papel especulati­vo que le ha definido en los últimos tiempos. Aceleró, ahora que ya tiene fecha y hora para su rentrée europea ante el City.

Los blancos fueron tan eficientes, como efectistas. Se garantizar­on su octava victoria consecutiv­a, tantas como partidos han jugado tras el confinamie­nto. A tres jornadas del final de la Liga, conservan los cuatro puntos (y el goal average) sobre el Barça, cuyo túnel se estrecha y se estrecha. El Madrid tiene hambre, tan pocas Ligas ha recogido en la última década, apenas dos. No parece dispuesto a soltar la presa.

Bajo aquellos parámetros, el partido avanzó a pasos entrecorta­dos, con algunas pinceladas en el carril izquierdo blanco, tal vez lo mejor de la noche: no estuvo nada mal la improvisad­a pareja que formaban Rodrygo y Mendy.

Fue la mejor noticia en un Madrid asimétrico. No tuvieron nada que ver el carril izquierdo y el derecho. En un día de probaturas y urgencias tácticas –casi toda una línea de defensa en la grada, sin Ramos, Marcelo ni Carvajal–, titubeó Lucas Vázquez, que defendía la ausencia de este último, Carvajal.

Mendy, refresco de Marcelo, fue otro cantar.

Mendy fue un incordio para el Alavés. Estuvo impecable en defensa y en ataque. Nadie le superó en su carril. Y encima, se convirtió en un cuchillo cada vez que superaba la zona media. Marcelo, lesionado, debió de sentir un sudor frío recorriénd­ole la espina dorsal. Mendy tiene una pinta estupenda.

Otra cosa es lo que pueda ocurrir en la zona atacante.

Con el tiempo jugarán Rodrygo, Isco, Asensio, Vinícius o Brahim. Bale, nunca.

Falte quien falte, nunca jugará Bale, tampoco anoche, que no cuenta para nada en el proyecto de Zidane. Sí hubo noticias de Hazard, que jugó diez minutos, otro hombre con problemas físicos, alguien cuyo papel se augura mayor cuando arranque el ciclo europeo.

Controlado el partido desde el penalti de Benzema, el Madrid apenas tuvo algunas dudas en el segundo tiempo. Joselu y Edgar, que le habían corrido la espalda a la defensa blanca, apareciero­n ante el marco del Madrid. Ambos se toparon con Courtois, una garantía. Lleva cinco partidos sin encajar un gol.

SIN DISCUSIÓN

No hubo debate en sendas decisiones arbitrales; ni siquiera los jugadores del Alavés elevaron la voz

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BERNAT ARMANGUE / AP El colegiado señaló penalti en esta acción entre Ximo Navarro y Mendy
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