Francesc Casadesús
Director del Festival Grec
El Festival Grec, que dirige Francesc Casadesús, cerró ayer sus puertas con un balance más que positivo: un 91,3% de ocupación y 130.000 espectadores más por televisión para una edición casi heroica que ha superado el coronavirus.
El festival Grec cerró ayer las puertas de una edición casi heroica. Mientras el resto de grandes festivales europeos se anulaban, el Grec se ha mantenido abierto contra viento y marea. Incluso pese a la Generalitat. Y el balance final es una ocupación elevadísima: el 91,3%. Frente a las complicadas circunstancias, las ganas de ver teatro han vencido al miedo y el Grec ha llenado 23.372 de las 25.590 localidades que ha puesto a la venta este año.
Es solo una quinta parte de las vendidas en el 2019 (125.140), pero es que en esta edición por seguridad los aforos en los teatros del festival han sido de sólo un tercio de la capacidad total. Y, además, ha habido menos espectáculos a la venta porque los artistas de otros países no podían viajar o porque el confinamiento ha impedido ensayar a las compañías. A cambio, por primera vez más de 130.000 espectadores han visto 14 de los espectáculos del festival por televisión.
Asimismo el experimento del Grec en Obert, con propuestas online, paseos e incluso espectáculos telefónicos, ha logrado 15.000 espectadores, aunque los espectáculos emitidos en streaming no han funcionado tan bien como esperaban y en cambio sí proyectos creados expresamente para la web como el Sodoma de Roger Bernat, el chat de 24 horas sobre Sade al que se conectaron mil personas.
El responsable de Cultura del Ayuntamiento de Barcelona, Joan Subirats, remarcó ayer en el balance la necesidad de que se celebrara el festival, tanto por los artistas, que atraviesan una situación muy complicada, como por el público, “que en muchos espectáculos aplaudía ya al comienzo”. Y aseguró que “gracias a que el Grec resistió y se hizo, muchas otras cosas se han podido hacer después, hemos abierto camino”. Eso sí, reconoció que cuando la Generalitat anunció el 17 de julio que cerraba los teatros para frenar la transmisión del coronavirus, hubo tres días en los que pareció “que el esfuerzo se acababa ahí”, pero que lucharon por “defender que la cultura es segura”.
Por su parte el director del festival Grec, Francesc Casadesús, definió esta edición como “el Grec de las emociones”. “Los aplausos al principio de los espectáculos han sido muy emocionantes, era como estar un acto político”, señaló antes de recordar que el Grec no se acaba aún porque quedan propuestas online y porque 30 de los montajes que coproducían este año y que no llegaron a tiempo por la pandemia se van a ver durante la temporada teatral barcelonesa a partir de septiembre o en el Grec del 2021.
Finalmente y pese a la resolución de la Generalitat el festival, apuntó Casadesús, sólo canceló el concierto de Omara Portuondo porque Cuba entró en la lista de países que no podían viajar a la UE –“vendrá el año que viene porque si no me mata”, bromeó el director–, y las funciones de cine en la Sala Montjuïc y la Filmoteca. Y admitió que de hecho el momento más dramático del festival fue cuando se pusieron las entradas a la venta y hubo un caos absoluto con el sistema informático. Se colapsó, señala, porque en vez de los 8.000 usuarios habituales que se conectaban a comprar, esta vez fueron 30.000 los que querían conseguir su entrada a la vez.
Para el año próximo, Casadesús explicó que seguirá con su proyecto de dar la vuelta al mundo con el festival y Barcelona recibirá espectáculos de África, además de algunos de América Latina que han quedado pendientes este año. “Será un Grec basado en África, con temas como el poscolonialismo y la negritud, de más actualidad que nunca. Y será un festival más de calle, porque África es calle y porque tenemos ganas de volver a la calle”, concluyó.
“Gracias a que el Grec resistió, otras cosas se han podido hacer luego”, dijo Subirats