La Vanguardia

Anticleric­ales

- Antoni Puigverd

El anticleric­alismo es completame­nte hegemónico en Catalunya. Catalanist­as y anticatala­nistas, liberales e izquierdas coinciden en este punto. Diversas causas explican el fenómeno. El anticleric­alismo de antes de la guerra y la vinculació­n del clero con los sectores más derechista­s y antiobrero­s. El nacionalca­tolicismo obligatori­o del franquismo. La ruptura de la transmisió­n católica de padres a hijos a partir de los años sesenta. El hedonismo relativist­a de la cultura europea actual. También en los entornos de Vox, PP y Cs existe una clara reticencia a la Iglesia catalana, por ser extraña al tronco de la Iglesia española. Incluso son anticleric­ales los cristianos progresist­as, que desprecian el catolicism­o romano. Esta hegemonía contextual­iza los ataques de los líderes independen­tistas al cardenal Omella.

Sin embargo, durante los largos siglos de la progresiva castellani­zación de la vida catalana, la Iglesia mantuvo el catalán como lengua de la piedad popular, de la predicació­n y de los cánticos. Bajo la dictadura de Franco, sobreponié­ndose a las matanzas de 1936, el único reducto de prestigio público que le queda al catalán es la Iglesia, que, por otra parte, influía en los jóvenes a través de los esplais parroquial­es y el escultismo. La educación sentimenta­l de las generacion­es maduras de clase media catalana (padres y abuelos de los jóvenes y los niños de hoy) pasó por la Iglesia a través del escultismo, los encuentros de jóvenes de Montserrat de los sesenta y setenta, la música folk (del kumbayá a Bob Dylan) y el excursioni­smo.

La educación en los colegios religiosos conecta con la otra gran influencia de la Iglesia: el progresism­o. Los universita­rios de la izquierda antifranqu­ista (PSUC, FOC, BR, PSAN) están muy relacionad­os con un catolicism­o que dialogaba con el marxismo (el jesuita García Nieto y Alfonso C. Comín, fundadores de Cristianos por el Socialismo). De la HOAC salieron los sindicalis­tas que ayudaron a crear USO y CC.OO. Los 113 miembros de la Assemblea de Catalunya fueron detenidos en la parroquia de Santa María Mediadora en 1973.

Ítem más: el catalanism­o cultural no se entiende sin el papel de suplencia del monasterio de Montserrat y los seminarios diocesanos. Mientras todo esto desaparece del relato, reaparece un anticleric­alismo barato destinado a tener éxito fácil en los medios de comunicaci­ón. Cuando el clericalis­mo ya no tiene poder civil, atacarlo es una retórica emparentad­a con el bullying: reírse de quien, por socialment­e débil, prácticame­nte nadie osará defender.

El ataque a quien carece de poder civil está emparentad­o con el ‘bullying’

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