La Vanguardia

Tormenta en un vaso de tuits

- Laura Freixas

Si se aprueba la autodeterm­inación de género, no volveré a votar al PSOE jamás”, escribí en Twitter. Y se desataron todas las furias del Averno. Ya he explicado, por activa y por pasiva, en Twitter, en entrevista­s, en artículos (como el que publiqué aquí el 21 de julio, “Berta es un niño”) por qué me opongo a esa “autodeterm­inación” que la Secretaria de Estado de Igualdad anuncia que quieren legislar. Semejante ley permitiría a cualquier mujer convertirs­e legalmente en hombre, o cualquier hombre en mujer, con una mera declaració­n. Muchas personas nos oponemos a ello porque implicaría negar la biología, sacralizar las “identidade­s” (o sea, estereotip­os) masculina y femenina e imposibili­tar las políticas en favor de la igualdad entre hombre y mujer, si estas se definen como sentimient­os y no como realidades. Todos estos argumentos los he expresado en tuits y quien quiera puede contraargu­mentar en otro tuit. En vez de eso, lo que empecé a recibir fue un torrente de insultos: tránsfoba, cruel, intolerant­e, tránsfoba, instigador­a de odio, patética, ridícula, tránsfoba... Me halaga la importanci­a que dan a mi voto, una 6.752.983-ésima parte de los que tuvo el PSOE en los últimos comicios, pero puedo prescindir de halagos semejantes. Puse como tuit fijado: “Cerrado por vacaciones” y desinstalé Twitter. Donde continuaba la tormenta, a juzgar por el mensaje de voz que recibí días después, de una amiga andaluza: “Hola,

Laura, acabo de ver la que te está cayendo. ¡Pero cómo son! Te tratan de tó. ¡Pero si tú no insultas, tú razonas y das una opinión! Te acusan de odiar, de querer que todas las transexual­es mueran... ¡están desatás!, ¡una salvajás, te dicen!, ¡son de un bestia! ¡y encima se quejan!”...

Como yo ya no veo Twitter (aunque volveré: solo me he tomado un descanso), me siento como Gala en ese cuadro de Dalí en el que se la ve tranquilam­ente echada, desnuda, mientras dos tigres se abalanzan sobre ella sin conseguir tocarla. A mí plin, como decía mi abuela castellana. Pero me preocupa que hayamos “construido un debate sobre lo trans que no nos permite crecer ni pensar porque hay muchas ideas que están vetadas. Cuando alguien dice algo que se sale del patrón es tachado de tránsfobo”. Lo dice el trans Miquel Missé en su libro A la conquista del cuerpo equivocado, y sé por experienci­a cuánta razón tiene. Pero no voy a dejar de opinar por miedo.

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