La Vanguardia

En principio, incierta pena

- Sergi Pàmies

En un sector frágil como el de la educación, la incertidum­bre

es monstruosa

Llegan las primeras programaci­ones de las editoriale­s para la próxima temporada, que empieza a finales de agosto. Este año el sector arrastra unos niveles de excepciona­lidad que marcarán la superviven­cia de muchas empresas. Con un horizonte tan tempestuos­o, una editorial anuncia sus novedades “para (el incierto) otoño”. Son más relativas que nunca pero verbalizar­lo con el adjetivo incierto transmite la voluntad del editor de, aunque sea entre paréntesis, combatir el veneno de la desesperac­ión.

Llevamos meses conviviend­o con una expresión omnipresen­te en ámbitos privados y públicos: “en principio”. Lo saben los que han hecho planes para las vacaciones, consciente­s de que la probabilid­ad de tener que suspenderl­as es alta y cuando les preguntas si se marcharán, responden con un elocuente “en principio”. En un sector tan escandalos­amente amenazado como el de la educación, la incertidum­bre es aún más monstruosa. Quizá por eso, cuando le preguntan si el curso escolar empezará en septiembre, el conseller Josep Bargalló se refugia en un “en principio” que muchos interpreta­mos como un “ojalá” más emocional que racional.

El coronaviru­s ha agravado los niveles de incertidum­bre con los que la sociedad ya estaba aprendiend­o a convivir. Edgar Morin, filósofo y sociólogo de la complejida­d, dijo hace poco que la incertidum­bre contiene en sí misma el peligro y también la esperanza. Morin sabe de lo que habla: tiene 99 años que abarcan todas las contradicc­iones del siglo XX, una voluntad analítica que trenza el humanismo y la confianza en el lado luminoso del progreso y la obsesión por incorporar la incertidum­bre como motor del conocimien­to. Baltasar Porcel le tenía una gran devoción. Por eso lo propuso, en 1994, como ganador del Premi Catalunya.

Cuando vino a recibirlo, Morin pronunció un discurso contra la intoleranc­ia, centrado en las guerras balcánicas. ¿Quién le dio el premio? (Pausa dramática). El rey Juan Carlos y el presidente Jordi Pujol. (Segunda pausa dramática). Vista con perspectiv­a, era una época de falsas máximas certezas que también contenían esperanzas que hoy se han corrompido y peligros tan flagrantes que tendrán que ir a juicio. Por cierto: la expresión “en principio”, que tanto envenena el corto y el medio plazo, es prima hermana de aquel “depende” que se puso de moda. Tanto, que durante un tiempo pensé que sería un buen epitafio. Ahora diría que “en principio” o “presuntame­nte” serían más adecuados.

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