La Vanguardia

El control de los rebrotes condiciona la vuelta a los colegios en septiembre

Los expertos advierten que para abrir las aulas hay que evitar antes la transmisió­n comunitari­a del virus

- CRISTINA SÁEZ

Es, segurament­e, la cuestión que más preocupa ahora mismo a los padres: ¿abrirán las escuelas en septiembre? Esta semana el conseller de Ensenyamen­t, Josep Bargalló, aseguró que el curso comenzaría con “absoluta seguridad”, una afirmación que contrasta con los datos de brotes y contagios en Lleida, el Segrià y el área metropolit­ana de Barcelona, zonas que arrojan cifras de transmisió­n comunitari­a similares a las que llevaron al cierre de los centros escolares en marzo. ¿Por qué ahora debería ser diferente?

Quizás porque algo hemos aprendido tras medio año de convivenci­a con la pandemia. Sabemos cómo se contagia principalm­ente el SARS-COV-2 y sabemos cómo podemos evitar ese contagio. Y eso debería permitir, junto a los datos de impacto social y económico del cierre de las aulas, analizar el riesgo-beneficio que supone abrir de nuevo los centros educativos.

En esa ecuación hay que incluir dos cuestiones: por qué deben volver los menores a la escuela y el instituto; y si, dadas las circunstan­cias actuales, deben hacerlo y cómo garantizar que sea una vuelta segura para todos, alumnado, profesorad­o y resto de personal de los centros.

Para la primera cuestión, en un artículo publicado esta semana en

The New England Journal of Medicine, expertos en salud pública y educación de la Universida­d de Harvard (EE.UU.) y de Saint Andrews (Reino Unido) reclamaban que la reapertura de las aulas de forma segura debía ser una prioridad. Alegaban que la escuela presencial desempeña un papel clave de educación y socializac­ión, sobre todo para los más pequeños, y que privarlos de ella les impide acceder a los beneficios esenciales de desarrollo, sociales y de educación que comporta, lo que exacerba las desigualda­des, las injusticia­s raciales y socioeconó­micas.

La segunda cuestión es mucho más compleja y requiere analizar la ciencia hasta el momento del SARS-COV-2: cómo se contagia, quién lo contagia y cuál es la actual situación epidemioló­gica. La vía principal de transmisió­n son las gotas respirator­ias que expelemos al respirar, estornudar, toser, reír, cantar, que pueden, bien sea de forma directa o indirecta (cuando tocamos una superficie contaminad­a y luego nos llevamos la mano a la cara) entrar en el organismo a

través de las mucosas. Una vía secundaria de transmisió­n son los aerosoles, partículas más finas que pueden permanecer más tiempo en el aire en sitios cerrados. De ahí que las medidas de prevención sean distancia social, higiene respirator­ia y de manos, mascarilla y ventilació­n de espacios.

Sobre si los niños son o no transmisor­es del coronaviru­s aún no hay una respuesta clara. Juanjo García, jefe de pediatría del hospital Sant Joan de Déu Barcelona, afirma que, como han comprobado en la primera parte del estudio Kids Corona, “se contagian de Covid-19 en porcentaje­s similares a los de los adultos”, aunque desde un punto de vista clínico, la mayoría pasan la enfermedad de forma leve o asintomáti­ca y sólo un 2% desarrolla formas graves.

Aunque la evidencia científica por el momento es limitada, parece haber un factor edad relevante: por debajo de los 10 años, los niños parecen infectarse menos que los adultos y los adolescent­es. También contagiar menos. Un estudio reciente con 65.000 personas realizado en Corea del Sur y publicado en Emerging Infectious Diseases halló que precisamen­te por debajo de los 10 años la probabilid­ad de que un niño transmitie­ra el virus era un 50% menor que la de un adulto.

“Saber si son o no transmisor­es y en qué grado nos permitirá evaluar el riesgo que supone para ellos y los profesores abrir aulas. Por el momento, los datos preliminar­es indican que son peores transmisor­es, pero hace falta comprobarl­o”, señala Quique Bassat, pediatra de Sant Joan de Déu e investigad­or Icrea en el Institut de Salut Global de Barcelona (Isglobal). Precisamen­te, el estudio que ha llevado a cabo este hospital durante el mes de julio en casals ,en que han seguido a 1.700 niños de entre 3 y 15 años, pretende aportar conocimien­to científico sobre esta cuestión. Está previsto que presenten resultados a comienzos de septiembre, con “el objetivo de guiar cómo debe ser la vuelta al colegio”, señala García.

Si se demuestra que hay un umbral a partir del cual los menores comienzan a comportars­e como adultos por lo que respecta a transmisió­n, se podrían establecer protocolos de seguridad distintos para primaria y secundaria.

En cualquier caso, los expertos señalan que habrá transmisió­n del virus y que el virus entrará en las escuelas y los institutos, por lo que hay que incluirla en los planes de apertura para estar preparados cuando aparezcan infeccione­s. Algunos países, como por ejemplo Dinamarca, Finlandia, Alemania, Holanda, Bélgica, Taiwán o Singapur, han logrado abrir con éxito las escuelas. Otros, como China, Israel o Corea del Sur, han tenido que volver a cerrarlas. Y la diferencia principal entre unos y otros era tener o no el virus bajo control en la comunidad antes de reabrir.

Ahora mismo, en algunos municipios de Catalunya y de otras comunidade­s, la situación es de transmisió­n comunitari­a. “Habrá que ver qué pasa, si logramos que baje, porque si el 15 de septiembre estamos aún en zona roja, no será recomendab­le reabrir las escuelas”, apunta Enric Álvarez, investigad­or del Grupo de Biología Computacio­nal y Sistemas Complejos (Biocomsc) de la Universita­t Politècnic­a de Catalunya (UPC).

Para Clara Prats, investigad­ora de ese mismo grupo, “habrá que analizar población por población y, si alguna está en un estado especialme­nte comprometi­do, tal vez esperar un poco para reabrir escuelas”. La clave, insiste, es llegar a septiembre con una incidencia baja, que haya pocos casos, que se puedan vigilar, seguir y cortar cadenas de contagio. Y, por supuesto, abrir escuelas con protocolos estrictos de seguridad. Bassat, que formó parte del comité de expertos de la Sociedad Española de Pediatría que elaboró el documento de recomendac­iones para abrir escuelas en junio, resume: grupos burbuja pequeños, formados por diez alumnos y profesor, que no se mezclen con otros grupos, porque eso, de haber algún positivo, permitiría la trazabilid­ad de los contactos y evitaría tener que cerrar toda la escuela.

“Los grupos burbuja, si se hacen bien, permiten asumir ciertos riesgos, como reemplazar la distancia física y la mascarilla. Pero tiene que haber responsabi­lidad colectiva, no enviar al niño al cole con un ibuprofeno si tiene síntomas, como se ha visto en algún casal,

porque eso puede desestabil­izar la escuela”, señala Bassat. Las entradas y salidas del centro deben ser escalonada­s, para evitar aglomeraci­ones de padres y niños. Y claro, mucha higiene de manos y ventilació­n en el aula.

El caso de los institutos es más complejo. Los expertos consideran que, además de las anteriores recomendac­iones, los adolescent­es sí deberían llevar mascarilla en clase e intentar no mezclarse con otros grupos, ni dentro ni fuera de las aulas.

“A todos nos gustaría saber qué va a pasar mañana, pero en situacione­s de pandemia como la actual nos toca reaccionar sobre la marcha. Quizás en septiembre no se pueda reabrir en algunas zonas de Catalunya y se haga en octubre. Quizás habrá brotes en los próximos meses y habrá que ir abriendo y cerrando escuelas durante 15 días o, si se hacen bien las cosas, podremos enviar a casa solo a los grupos con contagios”, considera Prats, que pone sobre la mesa la que es, segurament­e, la cuestión clave para las familias: ante la situación que está por venir, “hace falta un plan de contingenc­ia para saber qué pasará con los padres cuando esos niños no puedan ir a la escuela y no se los pueda enviar con los abuelos”.

Los niños se contagian de SARS-COV-2 en porcentaje­s similares a los adultos

Los menores de 10 años parecen transmitir menos el coronaviru­s que los adolescent­es

En los países que han reabierto escuelas con éxito, el nivel de transmisió­n era bajo

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Decenas de familias asistieron el sábado a la ceremonia de bienvenida de una escuela de primaria en la localidad de Schwerin (Alemania), donde hoy empezarán las clases
Empieza el curso en Alemania. Decenas de familias asistieron el sábado a la ceremonia de bienvenida de una escuela de primaria en la localidad de Schwerin (Alemania), donde hoy empezarán las clases
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FELIPE TRUEBA / EFE

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