Ruinosa calma en París
Cierran hoteles y restaurantes, en pleno agosto, por falta de turistas extranjeros
Los chalecos amarillos, con su interminable revuelta, hirieron de gravedad los negocios de los Campos Elíseos. La Covid-19 amenaza con darles la puntilla. La escasez de turistas extranjeros pone en peligro no sólo la supervivencia de los restaurantes y tiendas de la avenida más emblemática de Francia sino todo el sector turístico de la capital, que ha lanzado un SOS desesperado.
Un local con tanta solera como Fouquet’s, con sus toldos rojos, en la esquina con la avenida George V, abrió tras el confinamiento, en junio, pero volvió a cerrar por falta de clientes y seguirá así hasta finales de agosto. Los chalecos amarillos lo destrozaron y saquearon, en marzo del 2019, y obligaron a los dueños a protegerlo como un búnker. Así sigue, clausurado. Unos metros más abajo, dirección plaza de la Concorde, la cafetería León de Bruxelles anunciaba ayer horarios restringidos –cierre de 15 a 19 horas entre semana– y en la terraza exterior de Five Guys había un solo cliente y cinco empleados sentados en un rincón mirando el móvil. Lo más animado de los Campos Elíseos era la tienda del PSG, en la que había cola porque los aficionados querían comprar el nuevo modelo de camiseta para la próxima temporada. El fútbol es un escapismo inmune a la pandemia. El parque de atracciones montado en los Jardines de las Tullerías estaba desangelado.
La asociación de hoteleros de París estima que la ocupación en julio fue del 20%, cuando lo normal es el 80%. La previsión de agosto es catastrófica. La capital francesa es uno de los destinos más importantes del mundo. Los visitantes nacionales no pueden compensar la desaparición de estadounidenses y asiáticos, público
Los ciudadanos de 16 países deben pasar un test al aterrizar o aportar una prueba negativa reciente
de bolsillo generoso. Los franceses saben, además, que París es una de las zonas más afectadas por la Covid-19. Prefieren ir a Normandía, Bretaña o la costa mediterránea.
Aunque el Gobierno anunció hace pocos días que el mecanismo de desempleo parcial seguirá vigente para aliviar al sector turístico hasta final de año, esta ayuda no es más que un paño caliente. Francia es el país que más visitantes foráneos recibe. Soñaba con superar pronto el umbral de los 100 millones. Imposible a corto plazo.
Para algunos locales, como Fouquet’s, resulta más rentable cerrar que seguir abiertos. Otro caso es el del restaurante Le Procope, en el barrio de Saint-germain-després, en la rive gauche, un establecimiento fundado en 1686, en la época del Rey Sol. Las persianas estarán bajadas hasta el 31 de agosto. Junto a este local, un hotel de 3 estrellas, el Left Bank, también ha dejado de operar. Un cartel en la puerta anuncia el “cierre excepcional debido a la Covid-19”, sin fecha de reapertura.
No será nada fácil recuperar turistas mientras sigan vigentes severas restricciones con fuerte impacto disuasorio. Acaban de entrar en vigor, por ejemplo, las medidas para los ciudadanos de 16 países considerados de alto riesgo, entre ellos Estados Unidos, Brasil, Israel, Turquía y Argelia. Algunos de ellos son grandes emisores de turismo o mantienen vínculos familiares con Francia que afectan a centenares de miles de personas. A quienes llegan de estos países se les somete a un test de la Covid-19 nada más aterrizar en el aeropuerto, a no ser que presenten un certificado que acredite tener un resultado negativo en una prueba efectuada un máximo de 72 horas antes de emprender el viaje.