La Vanguardia

Halcones viticultor­es

Gramona introduce al ave rapaz más veloz del mundo para ahuyentar a los estorninos que se comen sus uvas

- Sant Sadurní d’anoia RAMON FRANCÀS

En la bodega Gramona de Sant Sadurní d’anoia están alimentand­o crías de halcones peregrinos con el objetivo de ahuyentar la plaga de estorninos que se come sus preciados racimos. Es un caso único en España, según Gramona.

Los estorninos venían causando la pérdida de más del 15% de la uva durante la temporada de la cosecha, especialme­nte en las variedades chardonnay y pinot noir, según Jaume Gramona, presidente de esta firma conocida especialme­nte por sus espumosos. El año pasado introdujer­on, como prueba piloto, diez halcones peregrinos, que solo con su presencia consiguier­on reducir la pérdida de racimos hasta un 0,4%. Este año han vuelto con diez crías de halcón más.

La idea la sacaron del vilanovés Antonio Gallego, halconero del aeropuerto de El Prat que trabaja para evitar accidentes entre aviones y pájaros. La sola presencia de las aves rapaces más veloces del mundo hace que los estorninos no se acerquen a los racimos.

Jaume Gramona afirma que “los animales siempre me han chiflado”, y reconoce que de pequeño quería ser veterinari­o. Mantienen los halcones hasta apenas antes de que aprendan a cazar, puesto que de lo contrario no vuelven al nido y los pierden. Han llegado a ver halcones cazando serpientes en las viñas de Gramona.

Este pionero proyecto se hace en combinació­n con una empresa catalana, Roc Falcons, que acaba vendiendo las rapaces por todo el mundo, especialme­nte para cetrería en Arabia Saudí. Situada en la población leridana de Odèn, se ha especializ­ado en la cría y reproducci­ón de aves rapaces.

La riojana Teresa Martínez, responsabl­e de viticultur­a de Gramona, dice que “estábamos hartos de trabajar las viñas todo el año y que vinieran grande bandadas de estorninos a comerse nuestras uvas”. También tienen problemas con los jabalíes, y en otros puntos de Catalunya crecen las afectacion­es en las viñas por el incremento de corzos.

Cada día, a las siete de la mañana y a las ocho de la tarde, el equipo de Gramona les hace de padres y los alimentan encaramánd­ose a una torre. Su sustento son codornices colocadas dentro de una caja nido situada a 15 metros del suelo. La caja nido se ha instalado junto a la granja de Gramona, en el corazón de sus viñas, donde conviven caballos con los que labran, ovejas ripollesas, burros catalanes, vacas de la Albera, gallos negros del Penedès, ruidosas ocas, asnos, pavos reales y, ahora, halcones. También han introducid­o colmenas de abejas para contribuir a la polinizaci­ón de las vides, y el año que viene comerciali­zarán sus primeros 150 kilos de miel. Todo ello custodiado por unos inmensos mastines españoles. Afirman que con esta fauna de granja pueden obtener los elementos necesarios para la elaboració­n de los preparados y el compostaje biodinámic­o, además de nutrir el ecosistema de la finca.

Los estorninos pueden llegar a provocar la pérdida del 15% de la uva en temporada de cosecha

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GRAMONA Uno de los diligentes vigilantes de los viñedos
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GRAMONA. La caja nido está situada en el corazón de la granja de la finca Gramona

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