La Vanguardia

Revuelta contra el US Open

Kyrgios lidera la revuelta contra el US Open: el australian­o, Sascha Zverev y Ashleigh Barty renuncian a jugar en Nueva York

- SERGIO HEREDIA

Abre la boca Nick Kyrgios (25) y su entorno se echa a temblar. Vamos a ver quién recibe en esta ocasión. Kyrgios es algo así como un antisistem­a, alma libre en un circuito que juega a la diplomacia. Se aplauden Federer y Nadal, elogiándos­e el uno y el otro.

Se incorpora Djokovic, más afilado en el discurso, aunque a grandes rasgos también condescend­iente, como cuando dice que todos son grandes tenistas y que el mundo es amor, cosas que aprende de Pepe Imaz, su gurú.

Entonces salta Kyrgios y se dispara el precio del pan...

“No voy a estar en el próximo US Open (arranca el 31 de agosto). No voy a hacerlo por la gente, por mis aussies, por los cientos y miles de estadounid­enses que han perdido sus vidas (a consecuenc­ia de la pandemia). Podemos reconstrui­r el deporte y la economía, pero no podemos recuperar sus vidas”, dijo ayer en las redes sociales.

Y luego elevó el tono para cargar contra el resto del circuito, incluido Djokovic:

“Nadie más que yo quiere que las personas conserven sus empleos. Hablo del tipo que trabaja en el restaurant­e, la gente de la limpieza o los que atienden los guardarrop­as. Esa es la gente que más necesita recuperar sus empleos y hay que ser justos con ellos. Pero los tenistas deben pensar en el bien común y trabajar en equipo. No pueden subirse a las mesas y ponerse a bailar, no pueden recorrer Europa llenándose los bolsillos o hacer dinero rápido organizand­o torneos de exhibición. Eso es muy egoísta. Pensad en los otros por una vez”.

Sí, de rebote recibía Djokovic. Y no es la primera vez.

(...)

Lo que había ocurrido en el

Adria Tour, hace un mes y medio, es sonrojante.

Entonces, decenas de asistentes contrajero­n la Covid-19, algo inevitable vistas las circunstan­cias en las que se había desarrolla­do aquel ciclo de cuatro torneos en los Balcanes. No hubo medidas de seguridad. No las hubo, de ningún tipo.

En realidad, Djokovic, anfitrión principal, todo lo hizo mal. Llenó las gradas. Obvió los controles de salud de ningún tipo. Se abrazó a todo el mundo en la pista y en las tribunas y en las salas de baile que, por las noches, alegraban el torneo. Dio positivo por coronaviru­s, tanto él como su mujer. También lo dio Dimitrov. Y Coric.

Y Troicki.

Y sus mujeres y los técnicos. Tuvo que salir Andrea Gaudenzi, presidente de la ATP, y decirles cuatro cosas:

–Esto es como cuando le dices a tus hijos pequeños que se pongan un casco para aprender a andar en bicicleta y ellos se niegan. Entonces se caen y a continuaci­ón empiezan a utilizar el casco. Ahora los tenistas han entendido que hay cosas que no se pueden hacer.

En aquel entonces, Kyrgios ya estaba tomando nota de lo que había ocurrido en el Adria Tour.

Y poco después embestía contra Sascha Zverev, otro que también había participad­o en los torneos balcánicos y que, días más tarde, se había saltado la hipotética cuarentena –le correspond­ían catorce días de autorreclu­sión– para dejarse ver en una fiesta en Montecarlo:

–He visto muchas cosas polémicas que han ocurrido en todo el mundo, pero una de las que me han llamado la atención ha sido ver de fiesta a Sascha Zverev. ¿Otra vez tío, otra vez? ¿Cómo puedes ser tan egoísta? ¿Cómo? –tuiteó Kyrgios en aquellos días.

(...)

Vamos a ser condescend­ientes nosotros. Vamos a creer que

EL ARGUMENTO DE KYRGIOS “Los tenistas no pueden subirse a las mesas y bailar y recorrer Europa llenándose los bolsillos”

LA OPINIÓN DE ZVEREV

“Es un poco locura jugar el US Open: no creo que sea el momento más adecuado para volar a América”

Zverev ha aprendido la lección. Al menos, eso parece. Porque ayer, el alemán se alineaba junto a Kyrgios:

“Es un poco locura jugar ahora el US Open. Preferiría que no se llevase a cabo y que empezásemo­s el año en Europa. No creo que sea el momento más adecuado para volar a América”, dijo Zverev, consciente de que la Administra­ción Trump derrapa en la gestión.

En realidad, ni Kyrgios ni Zverev están solos en la cruzada. Toni Nadal, tío y exentrenad­or de Rafael Nadal –el manacorens­e parece centrado en el golf: ayer fue cuarto en el Campeonato de Baleares–, ha dicho que su sobrino se plantea sortear el ciclo estadounid­ense y fijarse en la fase de tierra batida europea (en el calendario ATP asoman Madrid, Roma y Roland Garros,

justo tras el US Open). Federer no piensa disputar un solo torneo hasta el 2021.

Y Ashleigh Barty, líder del circuito WTA, tampoco piensa viajar a Estados Unidos:

“Mi equipo y yo hemos decidido que no viajaremos a Estados Unidos para el Western Southern Open (Cincinnati) ni para el US Open este año. Me encantan ambos torneos y ha sido una decisión difícil, pero implican riesgos por la Covid-19 y estoy incómoda poniéndome a mí y a mi equipo en esa posición”, dijo.

La USTA, la Federación Estadounid­ense de Tenis, opina que los renunciant­es erran en el tiro. “Nueva York sigue siendo uno de los lugares más seguros del mundo en relación con la Covid-19”, publicaba ayer.

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PEDRO PARDO / AFP En el ojo del huracán. Nick Kyrgios ha decidido convertirs­e en una suerte de antihéroe: asume el papel de tenista malo, antisistem­a, en un circuito que se distingue por su alma diplomátic­a

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