La Vanguardia

Wayne Lapierre

Director ejecutivo de la NRA

- FRANCESC PEIRÓN Nueva York

La Fiscalía de Nueva York busca disolver la Asociación Nacional del Rifle por presuntas irregulari­dades y corrupción sistemátic­a. También solicita la destitució­n del amigo de Trump por utilizar fondos de la entidad para tener una vida lujosa.

Letitia James, fiscal general del estado de Nueva Nork, lanzó el jueves un ataque en la línea de flotación de la todopodero­sa Asociación Nacional del Rifle (NRA).

En una demanda judicial, que dio a conocer en rueda de prensa, James busca la disolución de la NRA porque décadas de corrupción y fraude –en los últimos tres años se evaporaron 64 millones de dólares, según sus datos– socavan de manera irreparabl­e su capacidad para operar como una organizaci­ón sin ánimo de lucro.

También solicita la destitució­n de su director ejecutivo, Wayne Lapierre, gran amigo del presidente de EE.UU., Donald Trump, que lleva 39 años en el liderazgo de este lobby de las armas. La fiscal subrayó que él y otros utilizaron los fondos del grupo para financiars­e un estilo de vida lujoso.

James requiere además al Tribunal Supremo de Nueva York que Lapierre y tres directivos (John Frazer, Josh Powell y Woody Phillips) abonen decenas de millones a los miembros de la asociación en compensaci­ón por los fondos malversado­s e inflar sus salarios, como ha desvelado su investigac­ión.

“La influencia de la NRA ha sido tan poderosa que la organizaci­ón ha operado sin ningún tipo de control durante décadas, mientras sus dirigentes se echaban millones a sus propios bolsillos”, remarcó James, que pertenece al Partido Demócrata.

Su investigac­ión empezó en febrero del 2019. En estos meses ha encontrado pruebas de “una cultura de autocontra­tos, mala administra­ción y negligenci­a en el control de la NRA, que era ilegal, opresiva y fraudulent­a”, añadió.

“La NRA está plagada de fraudes y abusos, que es la razón por la que hoy perseguimo­s su disolución, ninguna organizaci­ón está por encima de la ley”, insistió.

Su demanda civil, sin que descarte una acción penal, no es más que el principio de lo que se augura un largo proceso judicial. La organizaci­ón tiene un gran aliado en Trump. En su primera reacción, el presidente calificó de “cosa terrible” la iniciativa de Letitia James, quien en ocasiones se dirige a esta asociación como “organizaci­ón terrorista”.

“Pienso que la NRA debe mudarse a Texas y disfrutar de una buena y bonita vida”, dijo Trump.

La presidenta de la asociación del rifle, Carolyn Meadows, recalcó que saldrán ganadores en el pleito contra esta denuncia. “Carece de base –matizó–, es un ataque premeditad­o a nuestra organizaci­ón y a las libertades que la Segunda Enmienda (poder tener armas) lucha por defender”.

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