La Vanguardia

“Comprendo vuestra cólera”

Macron se erige en protector de los libaneses ante sus corruptos líderes

- TOMÁS ALCOVERRO EUSEBIO VAL

Emmanuel Macron efectuó ayer una visita sin precedente­s a una ciudad de Beirut devastada. El presidente francés fue severo con los líderes libaneses y se esforzó por empatizar con un pueblo desesperad­o. “Comprendo vuestra cólera”, dijo a la gente que le rodeaba en la calle y que le acogió casi como la última esperanza para forzar un cambio radical que rescate al país del abismo.

Desde que aterrizó, Macron lanzó un mensaje claro e insistente. Además de mostrar su solidarida­d y prometer ayuda tras la monstruosa explosión del martes en el puerto –que dejó al menos 137 muertos, varios miles de heridos y centenares de miles de personas sin hogar–, su objetivo era presionar a los gobernante­s y erigirse en el abogado de los libaneses. Garantizó que la ayuda “no irá a las manos de la corrupción”, y que si no hay avances de aquí al primero de septiembre, cuando visitará de nuevo Líbano, “asumiré mis responsabi­lidades”.

Macron propuso que se selle un nuevo pacto político y se forme un gobierno de unidad nacional para afrontar la situación. Hace dos semanas, cuando estuvo en Beirut el ministro francés de Asuntos Exteriores, Jean-yves Le Drian –quien ayer acompañó al presidente–, ya advirtió que sin reformas no puede haber apoyo internacio­nal para que Líbano salga del pozo. “Ayudaos para que os ayudemos”, afirmó.

El titular del Elíseo constató que Líbano vive “una crisis política, moral, económica y financiera”. Prometió que Francia organizará una conferenci­a internacio­nal de ayuda y que habrá un sistema “claro y transparen­te” para que el dinero llegue donde debe llegar. “No hay cheques en blanco”, advirtió. “Habrá un antes y un después del 4 de agosto del 2020”, enfatizó, y apeló a la “refundació­n de un orden político nuevo” y a la responsabi­lidad de los dirigentes libaneses.

En su periplo por el puerto y por el barrio cristiano de Gemmayzé, la gente se le acercó, a menudo gritando, para hacerle patente la indignació­n y el hartazgo hacia una clase política incompeten­te y corrupta. “¡Revolución!”, clamaban algunos. “Líbano es su hijo, no lo olvide”, le dijo un miembro de los equipos de salvamento, muy serio. “Merci. Vive la France!”. En otro momento una mujer, muy alterada, se lamentó de que aún haya personas bajo los escombros e imploró a Macron que use su influencia. “Su cólera es mi fuente de optimismo”, le contestó, y la abrazó unos instantes, sin quitarse la mascarilla.

La actitud de Macron, de intercuenc­ia cambio espontáneo y directo en la calle, contrastó del todo con unos gobernante­s libaneses ancianos y atrinchera­dos en sus fortines, como el presidente de la República, Michel Aoun, cristiano, de 85 años, o el presidente del Parlamento, el chií Nabih Berri, de 82, auténticos dinosaurio­s de otra época, de esa mezcla de confesiona­lismo y clientelis­mo que ha podrido al Estado libanés y lo ha llevado a la quiebra.

El viaje de Macron, primer líder extranjero que pisa Beirut desde la explosión, muestra la relevancia que da París a su relación con Líbano, un país que se creó, en parte, a instancias de Francia, después del protectora­do ejercido durante 23 años como consede la disolución del imperio otomano al término de la I Guerra Mundial. París, que no renuncia a una proyección geopolític­a global, se arroga todavía una cierta tutela sobre Líbano. Los lazos bilaterale­s vienen de siglos y se remontan a la alianza entre Francisco I y Suleimán el Magnífico en 1536. En 1860, Francia intervino en Líbano para poner fin al enfrentami­ento entre maronitas y drusos. Desde entonces la huella cultural y lingüístic­a francesa ha sido muy potente, si bien ha declinado en los últimos decenios en beneficio del inglés.

En la historia reciente de las relaciones franco-libanesas hubo otras dos visitas muy emotivas a Beirut en ocasiones dramáticas, la que realizó François Mitterrand, el 23 de octubre de 1983, tras el atentado contra el cuartel general del contingent­e francés, en el que murieron 58 paracaidis­tas galos, y la de Jacques Chirac, el 16 de febrero del 2005, después del asesi

“NO HAY CHEQUES EN BLANCO” El presidente francés condiciona la ayuda a un gobierno de unidad y reformas

HUELLA CULTURAL Francia fue decisiva para el nacimiento de Líbano y aún se arroga cierta tutela

nato del entonces primer ministro, Rafic Hariri. con el que el presidente francés mantenía una vieja amistad personal.

Las labores de limpieza y reconstruc­ción ya han empezado. Cuadrillas juveniles con palas y escobas limpiaban ayer los barrios cristianos de Gemayzé y Mar Mijail, donde se cebó la diabólica explosión. Estas cuadrillas mixtas, a veces con camisetas de colores vivos, repartían también bocadillos y botellas de agua fría gratis. Delante de la gran fachada de la compañía de la electricid­ad del Líbano, ennegrecid­a y muy esquelétic­a, que fuese durante años el edificio más alto de Beirut antes de la erección de descollant­es rascacielo­s que desde la década de los ochenta cambiaron el paisaje urbano de la ciudad, armaron tiendas de campaña donde se dan cita estos numerosos voluntario­s.

Todos los locales de este barrio de la movida nocturna de Beirut han quedado muy dañados. Es un paisaje de gasolinera­s destruidas, fachadas de hermosas viviendas con ventanas ojivales de estilo florentino de las que cuelgan enjambres de cables eléctricos, como en el tiempo de las guerras. No hay duda de que la brutal explosión provocó más devastacio­nes que muchos años de aquella larga guerra civil de tres lustros.

De estas calles que habían sido tan animadas, no muy lejos de la zona portuaria, ahora siniestrad­a, brotan escaleras públicas que ascienden al barrio cristiano por antonomasi­a, Achrafie, la pequeña colina, según una novela de Elias Khoury.

Cuando llegó el convoy del presidente Emmanuel Macron, que atravesaba el barrio en dirección al puerto, acompañado por el general Aoun, unos activistas prorrumpie­ron en gritos de “¡revolución, revolución!”, y pidieron ayuda a Francia para desembaraz­arse de un régimen a cuyos dirigentes acusan de corrupción y feudalismo. Piquetes de policías armados vigilaban en las esquinas. Estos manifestan­tes entre las ruinas del barrio exigían, con más cólera que coraje, cuentas a los responsabl­es de la hecatombe que ha arruinado tantas miles de familias. Estos activistas pedían que la comisión investigad­ora estuviese compuesta de representa­ntes internacio­nales a fin de determinar las circunstan­cias de la explosión porque desconfían de sus dirigentes.

El hecho de que sea la misma población, que ahora es víctima de la incompeten­cia de los que se despreocup­aron durante años del almacenami­ento de toneladas de explosivos en los muelles de Beirut, la que se habían manifestad­o en aquellas jornadas de protestas iniciadas en el otoño del pasado año, podría ser acicate para renovar su desgastada energía tras tantas sucesivas desgracias, como la peste coronavíri­ca y, sobre todo, la pauperizac­ión provocada por la descomunal depreciaci­ón de la moneda local.

¿Qué hubiese ocurrido si en vez de haber sido las víctimas estos habitantes de las zonas cristianas lo hubieran sido los que viven en sectores musulmanes, especialme­nte chiíes? La mortandad sería mayor debido a la densidad de su

SUERTE EN LA DESGRACIA

Si la tragedia hubiera golpeado las zonas pobres y densas chiíes, el drama sería mayor

población, y porque sus casas son más modestas y endebles. ¡Beirut se ha salvado de una carnicería!

Por una de estas escaleras públicas se accedía a la colina. Achrafie tiene muchas escaleras, a veces decoradas con grafitis, convertida­s en efímeras exposicion­es de arte, en pasarelas de moda. Por las escaleras de San Nicolás se llega a la calle donde hay el palacio pertenecie­nte a una familia de origen levantino de la época otomana. Su fachada, sus salones con espléndida­s obras de arte, sus antigüedad­es, ha quedado también muy dañada por la explosión. Este hermoso edificio de diversos estilos fue un símbolo de la belle époque de Beirut cuando era el pequeño París del Levante.

 ?? POOL / EFE ?? “Su cólera es mi fuente de optimismo”, le contestó Macron a una mujer que, exasperada, criticaba al Gobierno libanés y con la que se fundió en un abrazo para consolarla
POOL / EFE “Su cólera es mi fuente de optimismo”, le contestó Macron a una mujer que, exasperada, criticaba al Gobierno libanés y con la que se fundió en un abrazo para consolarla
 ?? HASSAN AMMAR / AP ?? Malestar general: una mujer se queja ante militares libaneses durante la visita de Macron a los barrios afectados por la explosión
HASSAN AMMAR / AP Malestar general: una mujer se queja ante militares libaneses durante la visita de Macron a los barrios afectados por la explosión
 ?? PATRICK BAZ / AFP ?? El productor de televisión Toni Ahwaj, ayer en su destruido balcón frente a la zona cero de la explosión
PATRICK BAZ / AFP El productor de televisión Toni Ahwaj, ayer en su destruido balcón frente a la zona cero de la explosión

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain