Las carreras de Salud siguen siendo las más solicitadas en plena pandemia
Medicina en el Clínic lidera la demanda y Enfermería en Bellvitge, la que más sube
La pandemia del coronavirus no ha afectado al rendimiento académico ni a las preferencias de los estudiantes que accederán a la universidad a partir del mes de septiembre, según se concluye de los datos sobre las pruebas de acceso a la universidad (PAU) y la preinscripción 2020 presentados ayer por el Consell Universitari de Catalunya (CIC).
Como es tradicional en los últimos años, la carrera de Medicina es la más demandada por los estudiantes catalanes que se presentaron a las pruebas de selectividad. El centro más solicitado es de nuevo el Campus Clínic de la Universitat de Barcelona (UB). Solo 172 de los 1.687 solicitantes conseguirán su plaza deseada como primera opción. Serán estudiantes con un expediente excelente, ya que esta carrera es también una de las cinco con la nota de corte más alta, 13,135 (ver listado), solo por detrás de los dobles grados de Física y Matemáticas de la UAB y la UB, Matemáticas en la UPC y el doble grado de Ingeniería Informática y Matemáticas en la UB.
Entre las diez carreras más elegidas por los futuros graduados predominan las de ciencias de la Salud. Psicología en la UB ocupa el segundo lugar, y el mismo grado en la UAB, el sexto. Otros dos grados de Medicina aparecen en el top 10: el de la UAB, en cuarto lugar y el de la Universitat Rovira i Virgili de Reus, en octavo. Pero la novedad más significativa es la notable subida en la demanda de los estudios de Enfermería en el Campus Bellvitge, que pasan del octavo lugar en las preferencias del 2019 al quinto este año.
Este incremento en el interés de los estudiantes por los estudios del campo de la Salud llega en unas circunstancias excepcionales, ya que la pandemia de SARSCOV-2 afectará el desarrollo del curso 2020-2021. Aun así, está previsto que los hospitales universitarios y los centros de atención primaria se incorporen al circuito de prácticas de los estudiantes.
En la rueda de prensa de preperado sentación de los resultados de las PAU, el presidente del CIC, Lluís Baulenas, destacó que a pesar de la pandemia, que obligó a atrasar un mes la convocatoria de la selectividad, tanto las pruebas como el proceso de admisión se desarrollaron con normalidad. “Se ha sula prueba de estrés a la que el sistema se ha enfrentado este año y, como siempre, se ha asegurado la equidad en el acceso y la admisión a la universidad”, señaló.
Este año, hasta siete titulaciones tienen una calificación de acceso superior a los 13 puntos, mientras que el año pasado eran tan solo dos. Al igual que en los nueve años anteriores, Matemáticas y Física en la Universitat Autònoma de Barcelona es la que pide la nota de corte más alta.
El aumento de la nota de corte ha sido una tendencia generalizada en la mayoría de carreras. De las 516 ofertadas, 329 han aumentado su puntuación de acceso, 132 han mantenido la misma y en 39 casos ha disminuido. Baulenas ha atribuido este incremento a dos factores: por un lado, al mejor expediente
6 de las 10 carreras más elegidas son del ámbito médico, entre ellas tres grados de Medicina y dos de Psicología
La nota de corte más alta es la del grado de Matemáticas y Física de la UAB (13,528 sobre 14) por noveno año seguido
académico que este año tenían los estudiantes y, por el otro, al crecimiento de la demanda en estudios con pocas plazas.
En el caso de la carrera más demandada, que por noveno año consecutivo es el grado de Matemáticas y Física de la UAB solo hay 20 plazas disponibles, lo que ha situado la nota de corte en un 13,528 sobre un máximo de 14. Este mismo grado lideró también el ranking de las notas de corte más altas en la Comunidad de Madrid.
Otro indicador del aumento de las calificaciones es que por primera vez se ha superado el millar de estudiantes con distinción PAU por haber obtenido un 9 o más en la fase general de la selectividad.
La nota media de la selectividad (6,616) ha variado en una sola milésima respecto al año pasado (6,615), lo que según Baulenas demuestra que el rigor de las pruebas ha sido “exactamente el mismo” que otros años, a pesar de que se introdujo una mayor flexibilidad en los enunciados para paliar el perjuicio causado por la pandemia, que impidió a los aspirantes dar en clase parte de los contenidos de los que se examinaron.