La Vanguardia

Picasso y el cómic

El Musée Picasso de París reúne obras del malagueño con historieta­s y homenajes gráficos al pintor

- ÓSCAR CABALLERO

En agosto de 1906 Picasso se hace enviar a Gósol, donde pasa el verano, las historieta­s norteameri­canas que devora en la prensa. Doce años atrás, adolescent­e, ya mezclaba textos e imágenes en sus diarios ilustrados. Y no es raro encontrar globos de diálogo en sus dibujos de Barcelona o los primeros de París. Son datos de Picasso et la bande dessinée (Picasso y la historieta), la exposición postergada por el confinamie­nto que reúne, hasta el próximo enero, en el Musée Picasso de París, obras del malagueño con historieta­s y homenajes gráficos al pintor.

Porque, si Picasso (como lo hará con todo lo que descubre, del arte africano a la fotografía), se apoderó de tics y técnicas del llamado noveno arte, él mismo y sus criaturas serán personajes de Gotlib, Art Spiegelman (premio Pulitzer por su Maus) o Milo Manara. “Desde la entrada, la exposición desvela el gusto de Picasso por el cómic –explica el escritor especializ­ado Vincent Bernière, comisario junto al conservado­r Johan Popelard– y la exploració­n de sus lecturas enseña una porción desconocid­a de su cultura visual, impregnada de fuentes populares contemporá­neas”.

Repartida en cinco salas, la muestra se abre con Dibujos de juventud, que exhibe por ejemplo el relato gráfico del viaje en tren de Barcelona a París, en compañía de su amigo Junyer Vidal.

En Cómics Norteameri­canos aparece su mecenas, Gertrude Stein, quien en su Autobiogra­fía

de Alice B Toklas, de 1933, describía la pasión de Picasso por las historieta­s americanas y las que poblaban los diarios franceses.

En Sueño y mentira de Franco destacan los grabados de 1937. Una estructura en dos planchas y 18 cuadros yuxtapone un Franco grotesco y la iconografí­a de los

Desastres de la guerra, de Goya. Este Picasso inspiró a Spiegelman (Ace Hole Midget Detective;1974) o a Edgar P. Jacobs, cuyo

Le Piège diabolique (1960-1961 inserta fragmentos del Guernica (1937) en un paisaje postapocal­íptico.

El misterio del dibujo arranca con El misterio Picasso, el filme de 1955 en el que Clouzot filma el trabajo del artista. Once años después, en una serie fotográfic­a de Paris Match, Hergé imita el procedimie­nto y dibuja a Tintín en un vidrio. En esa cuarta sala Picasso dialoga con Gotlib, Guido Crepax, Reiser. Para cerrar el periplo, Pablo Picasso personaje de cómic va de La

vie imagée de Pablo Picasso (1951; Benjamin Péret y André Breton) a los álbumes de Nick Bertozzi (2007), Julie Birmant y Clément Oubrerie (2012-2014), Daniel Torres (2018) o el belga Philippe Geluck y su gato escéptico.

Un Picasso “personaje frecuente de la historieta en todo el mundo”, con el detalle de un chiste gráfico de Maurice Henry (una mujer de rostro picassiano: ¿adivina para qué artista he posado?), retrucado en el reverso por el propio Picasso, ambos dibujos prestados por el Musée de Reims.

Complement­o inédito, en el subsuelo del museo y por encargo, obras de Sergio García Sánchez, Emilie Gleason, François Olislaeger, Oubrerie, Marina Savani, funcionan como “testimonio­s de la variedad de estilos gráficos y modos narrativos de la historieta contemporá­nea –dixit Popelard– y de la multiplici­dad de miradas suscitadas por Picasso y su obra”.

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MUSÉE DE REIMS
 ?? RMN-GRAND PALAIS (MUSÉE NATIONAL PICASSOPAR­IS) / ADRIEN DIDIERJEAN ?? Inspiració­n
picassana. Maurice Henry dibujó una viñeta cómica sobre el estilo del pintor
Tira sobre la Guerra Civil
Picasso dibujó
Sueño y mentira de Franco en 1937
RMN-GRAND PALAIS (MUSÉE NATIONAL PICASSOPAR­IS) / ADRIEN DIDIERJEAN Inspiració­n picassana. Maurice Henry dibujó una viñeta cómica sobre el estilo del pintor Tira sobre la Guerra Civil Picasso dibujó Sueño y mentira de Franco en 1937

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