El Parlament y la monarquía
Cuando Catalunya, al igual que el resto de España, está sumida en una profunda crisis sanitaria y económica a causa de la pandemia de la Covid-19, cuando los ciudadanos viven uno de los peores meses de agosto de sus vidas, con graves problemas sociales que afectan a numerosos colectivos, el Parlament ha celebrado un pleno monográfico para declarar que Catalunya “es republicana y, por tanto, no reconoce ni quiere tener ningún rey”. La iniciativa la suscribieron Jxcat, ERC y la CUP y, por tanto, prosperó gracias a la mayoría independentista de la Cámara. Más improductivo resultó aún el debate cuando los letrados avisaron que no se publicarían –y por tanto no serían oficiales– las resoluciones en las que se reprobaba al Rey, por los avisos del TC.
Los diputados del Parlament tienen todo el derecho de escoger los asuntos a los que dedicar su tiempo y su energía, siempre pensando que son los representantes de la ciudadanía. Pero más allá de proclamas, se espera de los responsables públicos iniciativas de gestión sobre los problemas que incluso el Centre d’estudis d’opinió de la Generalitat señala como más importantes, como son la salud y el paro. El debate acabó siendo, además, un compendio de reproches del president Quim Torra a los partidos socios en el Gobierno central, PSC y Catalunya en Comú, por su actuación en la salida del rey emérito de España, lo que revela la instrumentalización electoral del pleno.
Mientras las iniciativas de control parlamentario en el Congreso
podrían postergarse hasta septiembre, Torra presumió ayer de que el Parlament haya sido la primera institución de todo el Estado que ha cuestionado el comportamiento de la monarquía española y la marcha del país de Juan Carlos I, a causa de las revelaciones sobre sus presuntos cobros ilícitos de dinero y sobre los presuntos delitos fiscales consiguientes. Pero ser la primera no significa ser la más acertada.
La reivindicación de otro modelo de Estado es legítima, pero los cauces y las mayorías parlamentarias necesarias para su impulso están recogidos en la Constitución y no pasan por el Parlament de Catalunya. El pleno de ayer cerró el curso parlamentario y alentó la campaña electoral catalana. Torra, que sigue reservándose la fecha de las elecciones, planteó estos comicios como una especie de plebiscito entre monarquía española y república catalana. Las formaciones independentistas, tanto Jxcat como Esquerra, dejaron claro, en el transcurso del debate, que la actuación de Juan Carlos I y el desprestigio de la monarquía que ello supone serán su argumento de base para defender nuevamente la independencia de Catalunya y su constitución en república. La investigación de la Fiscalía sobre los asuntos que atañen al rey emérito está abierta y, más allá de la censura política, en las próximas elecciones lo que debería prevalecer es la oferta de alternativas políticas viables y eficaces para salir de la actual parálisis institucional y para afrontar un futuro de progreso económico y social.
Jxcat y ERC utilizan el pleno monográfico sobre el rey emérito como
plataforma electoral