La pesadilla de Varane
Castigado por dos fallos del central francés, el Madrid siempre fue por detrás
Al Madrid no le bastó con el buen momento de Benzema ni con los paradones de Courtois. Lo tenía muy díficil el equipo blanco, pero lo que ni Zidane ni nadie podía sospechar es que al Madrid le iban a condenar dos errores gravísimos de Varane, un jugador habitualmente fiable, pero que en su peor partido de blanco regaló dos goles al City que certificaron la eliminación del equipo español.
El Madrid sale por segunda temporada consecutiva de la Champions en los octavos de final para poner término a esta temporada tan extraña en el que le queda el consuelo, que no es poco, de haberse llevado la Liga. La eliminación, bastante previsible tal como fue el partido de ida hace nada menos que cinco meses, es el primer revés en esta competición para Zidane, en la que solo conocía victorias.
La ausencia de Sergio Ramos se demostró como una rémora insuperable para el Madrid. El equipo blanco, que no había ganado ninguno de los últimos cinco partidos de Champions sin el central sevillano, volvió a evidenciar lo que echa de menos a su capitán.
A los pocos minutos, Varane, se suponía que su central más fiable sobre el Etihad, se dejó robar el balón en el área como un colegial ante Gabriel Jesus, que solo tuvo que aprovechar el regalo para cederlo a Sterling, que fusiló a Courtois ante la estupefacción de
Varane, que se llevaba las manos a la cabeza. Varane, el hombre que en la rueda de prensa de la víspera había dicho que “lo mejor de mi rendimiento está por llegar”.
En su noche más negra, Varane completó su desastrosa actuación en el 68 con una cesión a Courtois que en realidad fue una asistencia a Gabriel Jesus que marcó el 2-1 a placer y cercenó de raíz las opciones del Madrid de llevar el partido a la prórroga.
El primer fallo de Varane condicionó todo el partido. El segundo, lo mató. El City pudo ya liquidar la eliminatoria en ese primer cuarto de hora pero el Madrid se vio vivo sin merecerlo. De Zidane se puede decir que murió con su estilo. Jugó con un 4-3-3 con dos extremos muy abiertos: Hazard y Rodrygo. Lo del joven brasileño fue una apuesta personal del técnico francés porque no acabó nada bien la Liga. El problema es que jugar con solo tres centrocampistas ante un equipo como los de Guardiola que hace de la posesión una declaración de principios obligó al Madrid a moverse en inferioridad en el centro del campo todo el rato.
Tampoco era sencillo apostar por Hazard, cuya contribución al equipo tras el parón había resultado mínima. El belga tuvo algún chispazo de calidad en el primer tiempo, como un gran control, pero en ningún momento fue ese jugador desequilibrante del Chelsea que aún no se ha visto en el Madrid.
Tampoco el equipo blanco, que estrenaba la equipación rosa que será la segunda la próxima temporada, fue nunca ese equipo valiente y determinado obligado a remontar. En ningún momento dominó la eliminatoria y fueron muy escasos los minutos en los que se le veía con poder para igualar la eliminatoria, siempre bastante más propicia a que el City diera la puntilla.
El Madrid terminó sin ninguna clase de energía, sin arrebato y con su jugador más alegre, Vinícius, en el banquillo.
UNA DEFENSA DE PLASTILINA Sin Ramos, sancionado, el Madrid sufrió todo tipo de remates y el buen partido de Courtois evitó la goleada
ESQUEMA DESAFORTUNADO El 4-3-3 de Zidane hizo que el Madrid siempre estuviera en inferioridad en el centro del campo