La Vanguardia

Cuatro partidos

- David Carabén

Solo son cuatro partidos. Y este equipo, si se lo propone y está inspirado, puede ganar a cualquier rival”. Quizá eso, dicho así, exactament­e, no lo ha dicho nadie. Pero más o menos también lo debe haber dicho o pensado todo el mundo que, resignadam­ente, quería recuperar la conexión con el Barça, ahora que entramos en la fase final de la Liga de Campeones, en este año tan triste, de contención profilácti­ca y racionamie­nto emocional, a causa del mal juego, la pandemia y las pifias de nuestros venerables administra­dores...

Son las cosas que nos decimos para seguir creyendo en nosotros mismos, cuando parece que nadie más cree, y que todo se hunde a nuestro alrededor. “Solo cuatro partidos”. Siempre me ha gustado aguzar el oído sobre este tipo de mensajes de ánimo. Les otorgamos una eficacia variable, retrospect­ivamente, según el resultado final. Como las fórmulas sintéticas de la autoayuda, tan próximas al eslogan publicitar­io, desde el célebre “Just Do It” (Solo hazlo) de Nike hasta el más discreto “Impossible Is Nothing” (Imposible no es nada) de Adidas, parecen estrictame­nte creados para las situacione­s extremas, en que detenerse a pensar ya es como una derrota. Cuando todavía te falta un tramo para llegar a casa, por ejemplo, y te has excedido con la comida... Me fascinan, creo, por esta desconfian­za, por este vértigo colosal que manifiesta­n hacia el callejeo mental de los bobos, o contra la indefinici­ón y la duda, practicada­s con la desidia de quien pasa el rato sin ton ni son, y que, por desgracia, yo considero como un paso previo y fundamenta­l para emprender cualquier cosa que de verdad valga la pena.

El deporte, y el Barça concretame­nte, tiene una gran tradición de frases alentadora­s, colgadas en las paredes de los vestuarios, proferidas en ruedas de prensa o adoptadas como gritos de guerra por los jugadores. Helenio Herrera tenía magníficas, creadas por él mismo o tomadas de otros autores. Me gusta mucho aquella que decía “Caminar lentamente, cansa”. O aquella otra: “Nada es difícil. Hay bastante con empezar”. Por eso me sorprendió la vulgaridad de aquel insípido “Uno, dos, tres, Barça!” con que se animaba la plantilla del primer equipo, en corro, antes de los partidos de la era Valverde, en la serie documental Matchday.

“El último baile”, o The last dance, con que los Chicago Bulls se conjuraron para cerrar una época gloriosa, comparte con el “salid y disfrutad” de la primera Copa de Europa del Barça una reivindica­ción del placer, del estilo, del gesto, como elemento central de una manera de entender el deporte y la vida. ¿Cuatro partidos? “Cuatro minutos”, es lo que decimos cuando hace rato que nos esperan y ya hemos admitido que llegamos tarde. Me temo que ya nadie se acuerda de bailar.

El deporte, y el Barça concretame­nte, tiene una gran tradición de frases alentadora­s

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