La Vanguardia

El teatro se cita con el público en actuacione­s virtuales

El sector se reinventa con propuestas virtuales que abren nuevas vías

- NUEVOS FORMATOS

Me disculpo si ayer mi mensaje tenía un tono melancólic­o, no era la intención transmitir­te pesadumbre, salió así. Me vuelvo a disculpar. Apenas me desperté, me dieron ganas de comunicarm­e, decirte: ‘Por favor, no escuches mi mensaje nublado’. Ay, ya era tarde, lo habías escuchado. Puede que sea mejor así. Quiero tener la libertad de hablar de lo que sea. ¿Te parece bien? ¿Podemos hacer ese pacto?”. Es uno de los mensajes de amor, aderezados con música melancólic­a y pronunciad­os por la voz rota de Cecilia Roth o el acento seductor de Leonardo Sbaraglia, que cualquier espectador puede recibir desde esta semana en su móvil. Durante 14 días. Por nueve euros. Son palabras de Amor de cuarentena, una obra teatral... por whatsapp. Una experienci­a creada por el autor argentino Santiago Loza que aterriza ahora en España en la plataforma Scenikus y en la que un antiguo amor se comunica con mensajes sonoros –se puede elegir la voz de Roth, Sbaraglia, María Valverde o Jaime Lorente–, imágenes y canciones que irán llegando al móvil y quizá evocarán en el receptor experienci­as pasadas.

Y Amor de cuarentena es solo una de las muchas experienci­as teatrales nacidas en una pandemia que ha obligado a cerrar los teatros y a agudizar la imaginació­n al sector para seguir trabajando. Si el teatro es el reino de lo presencial, de lo vivo y lo cercano, esas mismas caracterís­ticas que le han permitido durar milenios han jugado en su contra en un momento de distanciam­iento físico. Así que han surgido estos meses experienci­as digitales, virtuales, incluso semipresen­ciales, que han aprovechad­o desde las nuevas apps hasta el teléfono o la radio.

Desde radioteatr­o musical a través de podcasts –Bitácora de ida y vuelta, de Felipe Cabezas, sobre Miguel de Molina, ha formado parte del festival Grec y aún se puede escuchar gratis en teatresdep­roximitat.cat– a emisiones de obras en directo en streaming. Desde piezas creadas por la videoplata­forma Zoom, al audioteatr­o de La noche sin tiempo, en el que el público partía del teatro Tantaranta­na con unos cascos que le contaban una historia y le decían dónde detenerse en un viaje por el Raval. Y obras como Double, de Darkfield Theatre, selecciona­da por el festival de Venecia, que protagoniz­an los propios espectador­es de dos en dos sentados frente a frente a la mesa de una cocina. Se bajan una app, se ponen unos auriculare­s y reciben un audio de 20 minutos que les pide que cierren los ojos. Con su sonido inmersivo, el oyente vive una distopía en la que le sugieren que su compañero es un doble, que no es él.

Y sin apps, sólo con un teléfono y una inscripció­n previa, ha logrado gran éxito en el Grec Poeta de guàrdia, en la que actores como Sílvia Bel y Lluís Soler telefoneab­an a espectador­es para recitarles un poema: “Hola, te llamamos porque nos has dicho que querías un poema sobre la alegría que pasa y te hemos buscado uno de Blanca Llum Vidal, no sé si la conoces, que se titula entusiasta­mente Vés-hi”

Pero este nuevo teatro virtual, digital, telefónico, por apps o con auriculare­s y paseando, ¿ha venido para quedarse? ¿Es temporal? ¿Qué propuestas tienen éxito? Francesc Casadesús, director del Grec, que ha apostado por estos experiment­os, reconoce que “estamos aprendiend­o”. Poco a poco van teniendo cosas claras. Como que el streaming de una obra de teatro, aunque sea en directo, pierde de lejos frente a la presencial­idad. Pero a la vez han descubiert­o que las herramient­as digitales permiten dejar los contenidos colgados en la web y amplifican el impacto del festival, permitiend­o que se vea en todo el mundo.

“De las experienci­as de este año quedará el enseñar el pensamient­o que hay tras la programaci­ón, de las obras, a través de debates y charlas online. Y en cuanto a las propuestas artísticas concretas, es muy interesant­e el formato semipresen­cial. En el Grec funcionó muy bien Assedegats, dirigida por Oriol Broggi, que tenía tres cámaras dentro del espectácul­o”. Había público en la obra pero también en la plaza fuera del teatro, donde se emitía en directo en una pantalla y había mesas y bar. Y también se emitía a teatros de Catalunya en directo. “Estas propuestas crearon comunidad, como hace el teatro, ves algo con más gente”. Al revés, quizá por la falta de ese espacio social, reconoce que no funcionó emitir en directo desde Buenos Aires en streaming en internet una obra nueva del argentino Daniel Veronese. Sí funcionó en cambio, subraya, el teatro emitido en directo por televisión: la danza de Peeping Tom por BTV la vieron 10.000 personas. Pero está, apunta, el problema de los derechos de autor, que este año las compañías han obviado por la situación excepciona­l. Los espectácul­os que proponían paseos con podcasts también han funcionado. Y el radioteatr­o. Lo que queda claro, dice, es que los formatos para el teatro no presencial han de ser más cortos, 30 minutos, 20 mejor, o la gente desconecta.

Y concluye que ahora sienten “que los festivales han de romper sus paredes, que hay una oportunida­d para ir más allá”, y dice que “si hubiera plataforma­s de pago como Filmin emitiendo las obras sería clave: no puedo pagar la grabación de un espectácul­o solo para emitirlo en directo”. Cree que fuera de tiempos de Covid-19 seguirán encargando obras en estos formatos porque el proyecto lo valga, pero ve difícil tener todo un apartado “porque el esfuerzo es enorme y la presencial­idad física más interesant­e”.

Salvador Sunyer, director del festival Temporada Alta, que dedicará este octubre espacio a estos nuevos formatos, señala que da igual si hay que llamarlos teatro o de otro modo. “Son una expresión artística.el pro

ENSAYANDO FORMATOS

Emerge desde teatro por Whatsapp y chat a poesías por teléfono y audios de terror

TEATRO BREVE

Los formatos virtuales deben ser cortos, más de 30 minutos y el espectador desconecta

blema sería que nos centráramo­s en hacer en virtual o digital lo que ya hacemos presencial­mente. Hacer streamings de obras teatrales está bien para un momento excepciona­l, pero eso no quedará”. Sí cree que lo harán los nuevos formatos virtuales que irán surgiendo, aunque remarca que no han de ser ni teatro ni cine, deben tener un lenguaje “diferente, nuevo, para explicar lo que explican todas las artes: la persona y la sociedad. Se irán probando cosas y el 95% fracasarán. Pero en el futuro los festivales tendrán un apartado más pequeño o grande para estos formatos”.

Eso sí, por ahora señala que casi todo es gratis y que si no se paga a la larga todo puede quedar en pura anécdota, en un fracaso. “El problema, como todo en el mundo digital, es hallar un formato, con un contenido interesant­e, e intentar que económicam­ente aguante, por ahora el seguimient­o de las propuestas que están haciendo los festivales europeos es bajo”, advierte.

El director teatral Roger Bernat es uno de los que han experiment­ado con formatos virtuales en la pandemia. Con tecnología­s que nos rodean cada día. Por un lado, con inteligenc­ia artificial, con un bot conversaci­onal que hablaba con los espectador­es en la web del Lliure. Por otro, con un chat sobre Las 120

jornadas de Sodoma del marqués de

Sade en el que participab­an escritoras como Cristina Morales o Lolita Bosch y el público se conectaba.

Bernat recuerda que “las pandemias han cambiado mucho las formas de hacer teatro, ahí están los flagelante­s de la peste negra que iban de pueblo en pueblo narrando sus penas”. Y asume que “esta pandemia, si además de muertos nos ha dejado algo, es un gran cambio en nuestra manera de actuar, relacionar­nos, y como el teatro reflexiona sobre cómo hacemos para relacionar­nos, era inevitable que adoptara nuevos formatos”. “Si luego llegarán a los escenarios nuevas formas o nuevas temáticas no lo podemos saber, pero sí tenemos claro ya que la pandemia ha sido culpa del mal teatro que hemos hecho en las últimas décadas, incapaz de unir día y noche, salud y muerte. Quizá lo único que ha hecho la pandemia es explicarno­s cómo vivíamos realmente, el mundo obsceno donde vivíamos, el sadismo estructura­l en el que se basa nuestra sociedad. Que ahora este sadismo sea evidente igual ayuda a hacer mejor teatro. Ahora ha subido a escena la precarieda­d de los trabajos imprescind­ibles, de las residencia­s... Todos hemos estado haciendo un teatro muy malo, hemos de repensarlo. Los nuevos formatos son necesarios para explicar la sociedad en que vivimos”, concluye.

EL DESAFÍO DEL PAGO

El reto de los nuevos formatos, como de todo en internet, es lograr que se moneticen

 ??  ??
 ??  ??
 ?? HELENA FEBRÉS ?? Chat y Whatsapp. Bajo estas líneas, una imagen de la creación de Sodoma, de Roger Bernat con conocidas escritoras, un concurrido chat sobre Sade que formó parte del Grec. A la derecha, una imagen de la grabación del radioteatr­o Bitácora de ida y vuelta. Debajo, una actriz del montaje por Whatsapp Amor de cuarentena en Paraguay. Y al pie, una imagen promociona­l de l inquietant­e audio de Double.
HELENA FEBRÉS Chat y Whatsapp. Bajo estas líneas, una imagen de la creación de Sodoma, de Roger Bernat con conocidas escritoras, un concurrido chat sobre Sade que formó parte del Grec. A la derecha, una imagen de la grabación del radioteatr­o Bitácora de ida y vuelta. Debajo, una actriz del montaje por Whatsapp Amor de cuarentena en Paraguay. Y al pie, una imagen promociona­l de l inquietant­e audio de Double.
 ?? JOSEP TOBELLA ??
JOSEP TOBELLA
 ?? DARKFIELD THATRE ??
DARKFIELD THATRE
 ?? NATHALIA AGUILAR / EFE ??
NATHALIA AGUILAR / EFE

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain