Mueren seis franceses en Níger en el ataque en un refugio de jirafas
Seis ciudadanos franceses, su guía local y un chófer murieron ayer en la zona de Kouré, en el sur de Níger, conocida por albergar un santuario de jirafas, en un ataque perpetrado por hombres armados que viajaban en moto. Aunque no existe confirmación oficial, podría haberse tratado de una acción terrorista, pues en la región operan diversos grupos yihadistas, entre ellos Boko Haram.
La noticia fue divulgada por el gobernador de Tillabéri, Tidjani Igrahim Katiella. El Elíseo solo confirmó que había víctimas entre sus nacionales aunque sin especificar el número o la identidades. En estos casos no se hace hasta que no tiene constancia fehaciente y se ha identificado los cadáveres. Circulaba ya una foto del vehículo en el que presuntamente viajaban las víctimas, totalmente calcinado.
Los fallecidos estarían trabajando para la oenegé francesa Acted. Es posible que hubieran hecho una excursión de un día, para ver las jirafas, desde la capital de Níger, Niamey, que está a solo una hora en coche. Los hechos se produjeron a las 11.30 de la mañana. Según el gobernador, la mayoría de las víctimas murió por disparos. Una mujer que había conseguido huir fue atrapada y degollada.
El área objeto del ataque era desaconsejada por el Ministerio de Exteriores francés, debido a su peligrosidad, pero no tanto como el norte de Níger. Durante el confinamiento por la Covid-19 hubo muy poco movimiento hacia estos países. Luego empezaron a abrirse, entre otras razones para permitir que sus emigrantes en Europa pudieran regresar.
Desde hace unos años Francia dirige la operación militar Barjan en el Sahel, que se desarrolla en Níger, Burkina Faso, Chad, Mali y Mauritania. Es un despliegue muy costoso y de utilidad discutible, pero París piensa que no tiene otra opción si quiere preservar cierta estabilidad y que estos países no caigan bajo el control de los grupos yihadistas. A menudo no se sabe exactamente quién es el enemigo. Los grupos de obediencia yihadista se mezclan y se confunden con bandas de traficantes.
Francia, antigua potencia colonial en estos países, entiende que la intervención en el Sahel es una especie de defensa avanzada para evitar que el yihadismo consolide sus posiciones en África y la utilice como plataforma para ataques a Europa. Además de contener el terrorismo, otra función es desbaratar el tráfico de droga, que florece en el caos del Sahel, y las mafias de la inmigración ilegal. Una prueba de la importancia que Francia otorga a su compromiso en el Sahel fue el viaje que el presidente Emmanuel Macron realizó a Mauritania, en junio pasado, justo después de las elecciones municipales, para reunirse con los presidentes de los cinco países participantes en la operación Barjan.
A veces se compara este despliegue francés –que cuenta con el apoyo logístico de otros aliados, entre ellos España– con la amarga experiencia de Estados Unidos en Afganistán, una guerra interminable, asimétrica, en un entorno sociocultural muy hostil, que los propios jefes militares son conscientes de que es imposible ganar pero que, a la vez, no permite una retirada porque las consecuencias podrían ser aún peores.
ASALTANTES EN MOTO Las víctimas eran de una oenegé y estarían realizando una excursión
LA RATONERA DEL SAHEL Francia dirige desde hace años la operación Barjan contra el yihadismo