El verdadero ‘momentum’ de Torra
Torra está deseando convocar elecciones”. Es la única afirmación que concita la unanimidad de Jxcat y ERC. Esa, y el convencimiento común de que si los republicanos asumen que no pueden controlar la variable del calendario, el partido de Carles Puigdemont tampoco lo tiene mucho más claro. Tras incumplir los planes previstos por culpa del coronavirus, el presidente de la Generalitat insiste ante quien quiera escucharlo que su decisión “está tomada” e incluso se han planteado diferentes maneras de comunicar la fecha de la cita con las urnas: Una comparecencia en Palau, o ¿por qué no una entrevista institucional en el prime time de TV3?. Sus condiciones para firmar el decreto de convocatoria pasaban inicialmente por el control de los rebrotes de las últimas semanas en Catalunya –algo que para ERC como gestor de la Conselleria de Salut ya se habría logrado–, pero la semana pasada añadió una referencia a “la dignidad de la presidencia”. El president comparte con los republicanos que no se puede dejar que sea el Tribunal Supremo quien convoque las elecciones. Eso sería preservar la dignidad de su presidencia. A partir de esa constatación, las estrategias se bifurcan. Mientras Pere Aragonès ,en su microcampaña particular, tiene prisa, para los posconvergentes, más digno sería no acatar la sentencia del Supremo o convocar a las urnas después de que la sala que preside Manuel Marchena haya celebrado la vista de revisión de la condena del president por desobediencia.
El momentum de Torra no será ya dar pasos hacia la independencia –Jxcat, ERC, la CUP y las entidades han sido incapaces de fijar una mínima hoja de ruta–, sino apretar el botón electoral. El día D hubiera podido ser mañana. “Esperemos que no”, dicen en Palau. Todos los partidos, a excepción de Junts, marcaron en rojo el 4 de octubre como la fecha más probable para las elecciones. Para ello, la convocatoria debería firmarse mañana, publicarse el miércoles en el DOGC, y la campaña electoral comenzaría el 17 de septiembre, coincidiendo con la vista del Supremo, como gran acto de despegue del nuevo Junts.
Los puigdemontistas sonreirían si la reordenación del espacio posconvergente no se hubiera retrasado primero por desidia, después por incapacidad de llegar a acuerdos y finalmente por el virus. Aunque, acostumbrados al esprint, la dirección formalizada ayer cuenta con poderes para ponerse a trabajar en una lista electoral si la excepcionalidad del momento lo requiere. Del equipo de cabecera que acompañó a Puigdemont en la habitación de un hotel para la elaboración de la lista ganadora en el independentismo el 21-D, dos son vicepresidentes de Junts y un tercero es miembro nato de la dirección. La misma excepcionalidad que arrastraría a Carles Puigdemont –a su pesar, sostienen en su entorno–, a ponerse al frente de una candidatura instrumental, pero que le obligaría a señalar sucesor efectivo.
Las preferencias en el calendario de Junts pasan por una acción coordinada en septiembre. La Mesa del Parlament fijó el 20 de julio la previsión de plenos del periodo de sesiones y en septiembre señaló los días 9 y 10 por un lado, y el 22 y 23, por otro. La planificación no podía ser más provisional porque de inmediato se planteó la necesidad de adelantar los plenos para la convalidación de decretos ley dentro del plazo establecido de un mes. Así que, puestos a hacer bailar el calendario, en Junts quieren que lo haga a su son. Fijar el debate de política general para el día 16, con la intervención de Torra; el 17, día de intervención de los grupos, el foco se trasladaría a las puertas del Supremo; y el 18, el Parlament sería de nuevo protagonista con la votación de las resoluciones, sin posibilidad de grietas en el independentismo apoyando al president. A partir de ahí, la convocatoria electoral estaría servida, y la fecha más probable, el 15 de noviembre.
¿Y hasta entonces? “Conllevancia y poco más”, concluyen en Palau. Salut, ERC, es la que asume la presión por los rebrotes, con el nombramiento de Josep Maria Argimon reivindicado por Torra; Educació, ERC, es quien afronta la incógnita del regreso al cole el 14 de septiembre, y Economia, ERC, es quien espera que el Ministerio de Hacienda ponga los límites de déficit y endeudamiento para intentar planificar los presupuestos del próximo año, que llegarán tarde, un año más.
Junts ya ha encarrilado su único discurso electoral: “Monarquía o república catalana”, mientras que ERC se tiñe de matices y puertas abiertas al diálogo con el Gobierno del PSOE. “¿Cuál es la alternativa?”. Lo que digan las urnas…
Pendientes de la señal de Torra, Junts ya ha encarrilado su único discurso electoral: “Monarquía o república catalana”; mientras, ERC se tiñe de matices y puertas abiertas al diálogo con el Gobierno del PSO
El president sabe cuándo quiere convocar elecciones y hasta cómo; ¿por qué no una entrevista en TV3?