Un tesoro fotográfico familiar
Los hijos de Joaquín Tusquets conservan imágenes de su padre, que salió del anonimato al publicarse en las redes material suyo hallado en la basura
Las redes sociales sacaron del anonimato durante el confinamiento al fotógrafo aficionado Joaquín Tusquets De Cabirol. Una caja con miles de negativos de sus fotografías que fueron encontradas en la basura ahora han pasado a formar parte de los fondos del Museu Marítim con el apoyo de la Diputación de Barcelona. Tusquets, de Barcelona y licenciado en Química, fue copropietario de una empresa de productos químicos, pero hizo de la fotografía, junto al golf, una de sus pasiones. Falleció en 1979, a los 75 años y hasta sus últimos días siguió disparando fotos. Cuatro décadas después su obra fotográfica ha renacido.
Los entendidos en la materia destacan la sensibilidad y la calidad de las estampas que no tienen nada que envidiar a las de los fotógrafos profesionales de su época. Además, coinciden en su valor documental al ser de un periodo, sobre todo el de la posguerra, en el que no hay tanta obra conservada. “Las fotografías son impecables, estéticamente muy bonitas y la luz está perfecta. Realmente sabía”, destaca Laia Foix, coordinadora del Departamento de Documentación e Investigación del Institut d’estudis Fotogràfics de Catalunya. “podría tener la calidad de cualquier profesional, pero con la frescura del aficionado de esa época con su mirada”, añade.
Enrique y Joaquín, los hijos de Tusquets, desde hace cuatro décadas estaban buscando estos negativos que se extraviaron y de forma accidental llegaron a Palma. Allí acabaron en una tienda que cuando se traspasó la vaciaron. Había una caja con los negativos que se tiró a la basura en el 2004. Entonces los encontró el coleccionista Toni Amengual y los conservó todos estos años hasta que los vendió recientemente por unos 15.000 euros al Museu Marítim. Por su parte, la familia Tusquets guarda los positivos y las ampliaciones que hizo su padre de los negativos. Este material familiar inédito para el gran público está formado por instantáneas de la posguerra hasta los años setenta del puerto de Barcelona, retratos de personas, escenas familiares o paisajes de Catalunya. “Son fotografías muy realistas. No te dejan indiferente”, comenta Enrique Tusquets, su hijo menor.
Hasta ese momento no había ninguna persona aficionada a la fotografía en la familia. Los hijos creen que la sensibilidad artística de su padre se la pudo haber transmitido su abuelo Enrique Tusquets Tresserra, polifacético escritor y autor
A la familia le habría gustado recuperar los negativos por su valor sentimental, pero se muestran satisfechos
de obras de teatro. Joaquín fue el mediano de cinco hermanos y con ninguno de ellos compartió esta pasión fotográfica. Ni con su hermana mayor María ni con la menor Rosa, ni con sus hermanos Nilo, arquitecto, y Luis, ingeniero industrial.
Joaquín perteneció a la Agrupación Fotográfica de Catalunya durante tres años, entre 1947 y 1950, y participó en concursos fotográficos. Sus hijos recuerdan a la perfección el cuarto dónde su padre revelaba las imágenes en la antigua residencia familiar, en la calle Roger de Llúria. “A cada fotografía le daba una intensidad, las personalizaba mucho”, detalla Joaquín. El hijo mayor todavía tiene presente que muchos domingos su padre iba al puerto a realizar fotografías y le acompañaba sobre todo Enrique en lo que él llamaba “excursiones fotográficas”. Con el tiempo el padre compró una cámara a su hijo menor y le enseñó a revelar. A la familia le habría gustado recuperar los negativos por su valor sentimental aunque se muestra satisfecha de que las
Los negativos se extraviaron, de forma accidental llegaron a Palma y acabaron en la basura
imágenes regresen a Barcelona, sean accesibles a la ciudadanía y se reconozca la obra de su padre. Está dispuesta a colaborar con el museo para completar la colección, pero Enrique lamenta que “queríamos comprar el material y luego cederlo para su conservación, pero no nos han dado opción”. La familia y el museo mantienen reuniones y se prevé exponer parte de la obra al público. El archivo familiar de los Tusquets lo custodia actualmente Enrique después de que se lo cediera su madre Rosa Gras. También conserva algunas de las cámaras antiguas de su padre, como una Rolleiflex. De la familia, además de Enrique, el hijo de Joaquín, Álvaro, también ha continuado con la fotografía aunque nunca llegó a conocer a su abuelo. La pasión por la fotografía en la familia Tusquets sigue viva.