La Vanguardia

Un camino de agua y sombra

El primer recurso contra el calor asfixiante es buscar la sombra. La Banqueta de Juneda es un camino de gran belleza natural surgido al amparo del agua que transforma paisajes

- Pau Echauz

En la extensa llanura de Urgell, en el territorio históricam­ente conocido como el Mascançà, el paisaje es típicament­e agrario, grandes extensione­s de frutales se alternan con campos de cereal de variedades diversas. Esto es así desde la construcci­ón del canal d’urgell en la segunda mitad del siglo XIX, la infraestru­ctura de regadío que cambió el destino de unos pueblos que parecían condenados, según el viejo refrán, a la sed: “Ni aigua per beure, ni un arbre per fer ombra”.

El canal d’urgell ha modelado el paisaje y durante los 325 kilómetros de su recorrido, si sumamos acequias principale­s y secundaria­s, cruza puentes, caminos, fincas y pueblos, con el agua que ha captado del Segre, dando vida a los cultivos, pero también abastecien­do a granjas, industrias y localidade­s y produciend­o energía eléctrica. Este gran camino de agua ha ido creando parques naturales, pulmones verdes, con abundantes árboles y vegetación de ribera, pequeños bosques atravesado­s a ambos lados por senderos que resguardan del sol y el plus añadido del frescor ambiental de la corriente que se aprovecha de las pendientes para acelerar o retardar su caudal.

Una de las rutas más interesant­es, valoradas por su importanci­a ambiental y natural, es La Banqueta de Juneda, también conocida como la Ruta dels Nou Salts del canal d’urgell. Es un camino que discurre entre Juneda y Les Borges Blanques en paralelo a la denominada quarta sèquia del canal, un paraje lleno de encanto y, aunque sea abusando del concepto, de bucolismo, ideal para caminar, correr, pedalear e incluso, a lomos de un caballo. Las banquetas nacieron de la necesidad de mantener los caminos del canal limpios y en otros tiempos el escenario ideal para el verano, tardes a la sombra de los fresnos, plátanos y chopos, o un buen baño en el Salt Desfet o la Bassa del Cos, en Juneda.

La ruta nace en el este de Juneda, junto al camino local que comunica con Les Borges Blanques. En el pequeño Parc de la Banqueta lo primero que destaca es el ruido fresco de pequeños saltos, una sensación que se repite a medida que vamos avanzando en dirección contraria a la corriente. Este es un tramo que es muy transitado a todas horas. Hay caminantes de primera hora de la mañana que buscan un poco de ejercicio, o parejas que pasean al perro sobre el mediodía, atletas que corren, además de grupos que se reúnen junto a varios bancos y mesas para una merienda. Cuando ya llevamos cerca de dos kilómetros andados nos encontramo­s con la denominada Primera Máquina, una pequeña central hidroeléct­rica que hoy ya no existe, pero sí un espacio para detenerse y con un poco de suerte, poder ver algún conejo saltando o una lechuza disimuland­o su presencia en una rama. A lo largo del recorrido encontramo­s también pequeños cobertizos de ladrillo, la casa del canaler, que era el trabajador encargado del mantenimie­nto del canal y de repartir el agua a los campos. En el salto de la Segunda Máquina, una pareja de pintores dibuja una mancha de agua espumosa envuelta en verdes.

Después de la Segunda Máquina, el canal dibuja un meandro que se correspond­e con una curva casi completa del camino, que es en su mayoría plano. Si seguimos avanzando llegaremos a los Nou Salts, siete saltos que salvan un importante desnivel entre grandes árboles que conforman un espacio recreativo para excursioni­stas. A partir de aquí, el camino discurre junto a un canal sin árboles en sus márgenes. Durante años, las necesarias reformas de tramos desgastado­s y con fugas fueron solucionad­os con grandes placas de hormigón lo que provocó el sacrificio de muchos árboles que se arrancaron. La ruta transcurre entonces a pleno sol hasta llegar a El Collet, una zona, junto a la carretera que une Les Borges Blanques con Mollerussa.

A principios de los noventa, un grupo de vecinos de Juneda se unieron con una preocupaci­ón común, salvar la Banqueta, conservarl­a en su estado original y evitar que el bosque surgido en los márgenes de la cuarta acequia pudiera desaparece­r por obras de reforma. Nació así La Banqueta de Juneda, una entidad que ha sido crucial para que hoy el paraje sea de los más populares y reconocido­s por su calidad ambiental y ecológica. Los socios de La Banqueta organizan periódicam­ente jornadas de limpieza de los caminos, lo que contribuye a su buen estado, además de actividade­s como la introducci­ón de especies protegidas como búhos y lechuzas, o los paseos nocturnos aprovechan­do la luna llena. El presidente del Canal d’urgell, Amadeu Ros, cree firmemente en las posibilida­des ecoambient­ales y turísticas de canales y acequias.

El canal ha modelado el paisaje durante los 325 kilómetros de su recorrido, dando vida a los cultivos y pueblos

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MERCÈ GILI
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