La Vanguardia

Sutil elegancia en Pedralbes

Andrea Motis navega entre el jazz y la música brasileña acompañada de un cuarteto

- Ramon Súrio Barcelona

Talento muy precoz, Andrea Motis está vinculada a la música desde su más tierna infancia. Niña prodigio del jazz, debutó a los 15 años con el disco Joan Chamorro presenta Andrea Motis, tras curtirse con la Sant Andreu Jazz Band de la mano de su descubrido­r y maestro.

A partir de ahí, la carrera de la trompetist­a y cantante barcelones­a tomó un rumbo acelerado. Siempre al lado de chamorro, que sigue siendo un puntal determinan­te al contrabajo en su actual quinteto, integrado por veteranos y reputados músicos del calibre de Ignasi Terraza al piano, Josep Traver a la guitarra y Esteve Pi a la batería.

La fulgurante trayectori­a de Motis dio un gran salto con su fichaje para el mítico sello Impulse. Gracias a ello pudo grabar Emotional dance (2017) en Nueva York en el que, además de versiones, incluyó algunos temas propios. Su prestigio internacio­nal aumentó con Do outro lado do azul (2019), editado por la legendaria marca Verve. En él, como su título indica, predomina la saudade brasileña, que va como anillo al dedo a su expresiva voz, sin olvidarse del catalán en varios temas propios. Además, se atreve con una original del Mediterrán­eo de Serrat que se ha convertido en un puntal de su actual repertorio.

Tras presentar el nuevo disco el año pasado en el Palau de la Música, con todo lujo de detalles, su actual gira pospandemi­a recaló ayer en Pedralbes y la próxima semana en el festival de la Porta Ferrada. Con las 800 entradas vendidas, el concierto repartió su repertorio entre clásicos de jazz, como el Señor blues, de Horace Silver, o el estándar My favorite things, delicados temas brasileños del calibre de Dança da solidao, de Paulinho Viola, o Baiao de cuatro toques, y canciones populares, como las versiones del Rabo de nube de Silvio Rodríguez,

el bolero Bésame mucho o la relectura de Louisiana o els camps de cotó, de Els Amics de les Arts, o incluso Alegria, de Antònia Font.

Tras el oportuno discurso del director del festival, la velada arrancó con Nat King Cole a ritmo de swing, mostrando a la protagonis­ta en un avanzado estado de preñez. Dijo que era un honor poder tocar en los festivales de verano, antes de abordar Blues does always win y lucirse a la trompeta, alternándo­se con el piano, la guitarra y la batería en las partes solistas. Dejando espacio para el lucimiento de los músicos, brilló tanto en la faceta instrument­al como en la de cantante, scat incluido, demostrand­o que a sus 25 años ha dejado de ser una promesa para convertirs­e en una sólida realidad que va más allá del jazz, tal como se hizo evidente en la sentida recreación de Mediterrán­eo.

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XAVIER CERVERA Andrea Motis brilló anoche tanto en la faceta instrument­al, con su trompeta, como en la de cantante
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