Confinados en la Burbuja
Hay uno que corre por la pista que es el vivo retrato de Marc Gasol. Pero en su camiseta pone el nombre de Justice. Otro, clavado a Giannis Antetokounmpo, se llama Equality y el idéntico a Jayson Tatum pasa por ser Black Lives Matter.
La NBA ha vuelto confinada en la Burbuja, escrito así, como si fuera una nuevo país en el que predomina el buen rollo, una fantasía en la que se juega y se proclama la igualdad racial, rodeada de un entorno donde el coronavirus hace estragos.
Ya lo dijo Lebron James, que sigue siendo Lebron James en su uniforme de los Lakers, “estamos en el territorio de lo desconocido”.
Por ejemplo, la noticia no es el deportista que hinca la rodilla al escuchar el himno de Estados Unidos y queda marcado para siempre. Ese fue Colin Kaepernick en el 2016, jugador de fútbol americano, héroe para unos, villano para otros.
En este territorio inexplorado, la noticia es que el afroamericano Jonathan Isaac, de los Magic, fue el primero en la Burbuja que se quedó en pie al sonar el emblema nacional.
Tampoco quiso exhibir las proclamas contra el racismo –una constante en esta época posdefunción de George Floyd– y no pasó nada.
Esto es Orlando. Todo sucede en Disney World, lugar en el que cualquier sueño puede ser realidad.
Sueño, que no pesadilla. Existen
La NBA logra recuperarse del coronavirus por el buen espectáculo que ofrecen los equipos aislados en Disney
otras burbujas, como la inmobiliaria o la financiera, que son exaltaciones de la codicia y la estafa, que explotan y dejan un reguero de damnificados en la calle y en la ruina.
La de la liga profesional de baloncesto guarda relación, por ahora, con esa burbuja del cava o el champán que representa la celebración.
A los expertos les ha sorprendido el alto nivel que se está viendo en la cancha después de un parón de cuatro meses y la incertidumbre que proyecta la pandemia. Existen elementos que recuerdan la irrealidad, como esos espectadores inexistentes, que son imágenes proyectadas, o sus aplausos enlatados al estilo de las telecomedias y la megafonía reclamando “defensa”, sin saber qué equipo es el local y cuál el visitante.
La imagen del sabio Gregg Popovich, entrenador de los Spurs y el más veterano a sus 71 años, es un recordatorio de las crisis que envuelve este nuevo show de Truman. Siempre lleva la máscara. Le preguntaron la razón de su fe en el cubrebocas: “No quiero morir”, respondió.
Dentro de la Burbuja triunfa el baloncesto y ese duelo europeo entre Antetokounmpo y Luka Doncic, que dicen es el futuro de la NBA. Afuera, unos trumpeteros utilizan la camiseta de Kaepernick como diana de tiro.