Brad Binder
Piloto de motos
El piloto sudafricano de KTM Brad Binder (24) consiguió su primera victoria de Motogp en el Gran Premio de la República Checa en Brno. Era solo su tercera carrera en la cilindrada reina. Logró sorprender a los favoritos.
Julio Mesanza creció y se formó en el ambiente confortablemente honesto, sereno y equilibrado de una noble familia cuyas cualidades hacían posible, de facto, una recta y socialmente confortable administración de justicia.
Mesanza se formó, estudió responsablemente y cursó con consecuente acuerdo la carrera de Derecho, y alcanzó intelectualmente con abundancia y profundidad toda la ciencia, conocimiento y honestidad que exige el ejercicio de la abogacía y alcanzó la licenciatura en Derecho. En su mente brilló aquel sentir de Justiniano, quien en una de sus imperiales novelas (Novellae Constitutiones) ya decía que “es importante dar a cada uno lo suyo, pero aún es más importante tener humanidad”. La grandeza de Mesanza en el ejercicio de la abogacía estuvo dotada (además de la ciencia, la habilidad) de un ejemplar sentido ético, informado por este deber de humanidad. Había que entender, asimilar, comprender el derecho de su cliente, y su defensa enérgica, fuerte y luchadora, a la vez noble y justa, y hasta humana. Las cualidades de Mesanza como letrado eran las propias de un saber valiente y sabio, en el fondo triunfador habitual pero siempre un hombre de bien, prestando a su estudio la más valiosa, eficaz y buena defensa que un hombre culto debe prestar, porque además de ser sabio, se sabía a sí mismo bueno y buscaba el bien, la humanidad.
Era –y es difícil– describir su noble grandeza –era enérgico, prudente, combativo y “humano”. Porque, como la experiencia enseña, son estos ejercientes de la honestidad y la humanidad los que hacen que su defendido triunfe y haga el bien: bien que ha iluminado siempre la aspiración de Mesanza, al discutir, al transigir y al litigar. Y además de tanta grandeza, tanto acierto y tanto bien dispensado, destacó siempre su modestia, su comprensión, su discreción, su amabilidad, y por encima de todo –repito– la búsqueda del bien. Y la consecución derivada de todo esto es que fue un feliz y considerado abogado triunfador, querido y muy admirado por todos. Sabía mucho derecho, sabía mucha técnica procesal, tenía cualidades negociadoras extremas, pero, aquellos que le queremos y admiramos estamos agradecidos a sus conocimientos, y también a esta virtud: su humanidad.
Se comprende la gran labor que efectuó como diputado cuarto en la Junta de Gobierno del Ilustre Colegio de Abogados de Barcelona (hoy de la “abogacía”). Su inteligencia, su estudio y su humanidad proporcionaron a su gestión una gran y justificada admiración, como así lo acredita también su paso por el Grupo de Abogados Jóvenes, la docencia en la Escuela de Práctica Jurídica, la creación del influyente Grupo Profesionalista y sus iniciativas para obtener la desaparición de la multicolegiación.
Fue querido por todos, abogado ejemplar que supo siempre, siempre, y por encima de todo, hallar el camino y obtener el resultado justo en toda contienda o negociación. Fue ejemplar. Descanse en paz. Que Dios lo tenga en su gloria.
Las cualidades de Mesanza como letrado eran las propias de un saber valiente y sabio