La Vanguardia

Colas de dos horas para ir a la playa

La crisis sanitaria ha hecho que los municipios fijen un límite de bañistas en sus arenales

- RESTRICCIO­NES

La familia Novaes-minchola, de Barcelona, se ha pegado un buen madrugón para disfrutar de un día de playa en la Costa Brava. Salieron de noche, a las 5.15 h y llegaron a Aiguablava, en Begur, a las 6.30, cuando todavía no había amanecido. Y una vez allí, les tocó esperar un buen rato, hasta que a las 9, puntual como un clavo, una controlado­ra de la Cruz Roja abría el acceso que conduce a la playa. “Vinimos hace unos días, a las nueve ya estábamos aquí, pero no pudimos entrar porque ya estaba llena”, explica en un intento de justificar el levantarse tan temprano Flor Minchola, mientras uno de sus nietos, con ojos de sueño, confiesa, bajo su mascarilla, no haber dormido casi nada.

Esta familia de siete adultos y tres niños, con sus neveras y sillas plegables, flotadores y gafas de buceo, eran los primeros de una larga fila que a las nueve menos veinte de la mañana de este domingo ya superaba las 100 personas en los accesos de una de las playas más bonitas y fotografia­das de Begur. Pero las colas para tender la toalla en la arena se están repitiendo en otros muchos puntos del litoral de la Costa Brava este verano:

EL DATO

184 bañistas caben este año en Aiguablava

desde Cala Bona, en Blanes, que este fin de semana cerraba todos sus accesos secundario­s a pie para evitar las aglomeraci­ones que llegaron a alcanzar las 250 personas y la hora y media de espera en días anteriores a las calas de Palafrugel­l, que cada fin de semana desde finales de junio han tenido que cerrar durante las horas centrales del día por exceso de público.

Las colas a pie de arena son una consecuenc­ia de las medidas que han adoptado algunos consistori­os para regular el aforo a sus arenales y garantizar­le al bañista una estancia segura y tranquila. Y eso conlleva, en muchas ocasiones, tener que pegarse unos madrugones de campeonato si uno quiere poder tender la toalla en la playa elegida. A Clau

LOS PRIMEROS DE LA FILA Una familia salió de Barcelona a las 5.15 y llegó a Aiguablava tres horas antes que abriera

dio y Joana, una pareja de Barcelona que está pasando unos días de vacaciones en l’estartit también les sonó el despertado­r cuando era de noche. “Estamos aquí desde las 7, ayer vinimos a las 10 y tuvimos que dar media vuelta”, explican sentados en los primeros peldaños de una escalera que conduce al parador, reabierto este año tras estar tres años cerrado.

A las nueve menos veinte la controlado­ra del parking de pago que hay junto a la playa de Aiguablava ya no permite estacionar a más vehículos, con buen criterio. Harían la cola en vano. Aiguablava y Sa Tuna cada verano tenían serios problemas de sobreocupa­ción. Para

CALA BONA DE BLANES

Este verano se han registrado colas de hasta 250 personas y hora y media de espera

gestionar el aforo, el Ayuntamien­to de Begur ha colocado 46 parasoles de brezo (dos para personas con movilidad reducida), de modo que a cada parasol asigna una unidad de convivenci­a. Como mucho bajo la misma sombrilla puede haber 4 personas. El verano pasado Aiguablava podía albergar casi 900 personas al mismo tiempo, este año no se superan las 180. El concejal de playas de Begur, Eugeni Pibernat, explica que la decisión de controlar los aforos mediante el sistema de parasoles en estas dos playas ha sido muy acertada. “O hacíamos esto o teníamos que cerrarlas, había que asegurar la temporada turística y un baño seguro”, explica. El Consistori­o ha invertido 100.000 en poner al día sus calas, dotarse de una decena de controlado­res de acceso y aumentar medidas de higiene. Todo eso le ha valido el sello Safe Tourism Certified, avalado por el Instituto de Calidad Turística Española.

La controlado­ra que la Cruz Roja tiene a pie de playa, Sara Echaouech, vela para que se cumplan todas las normativas. Entre toallas y parasoles hay 4 metros de distancia y los bañistas deben respetar la distancia de 2 metros tanto dentro como fuera del agua. “En general, la mayoría cumplen”, explica. Aun así, alguna vez los socorrista­s o controlado­res deben pedir ayuda a la policía. “Ver un agente tiene más efecto que un socorrista”, explica Christian Escarcena.

Cuando los parasoles se llenan, se cierra el acceso a la playa. A las 9.30 de este domingo el aforo ya estaba completo. Muchos se quedaron con la miel en los labios. La decepción tras tiempo de espera es notable, pero comprensib­le en la mayoría de casos. La controlado­ra Cipri Velasco explica que tienen varias opciones: pegarse un chapuzón sin tender la toalla en una zona acordonada o reseguir el camino de ronda que les conducirá a otras calas. “La más cercana es Fornells, a 10 minutos a pie”, explica a las personas que el domingo se quedaron sin poder entrar. Todos optan por encaramars­e al GR-92. “¡Qué pena! Quería enseñársel­a a un amigo que ha venido a verme!, dice el mexicano afincado en Barcelona Aarón Cortes.

“Por primera vez este verano, nadie ha decidido esperar, han ido a otras calas”, celebran las controlado­ras de la Cruz Roja. La noticia dura poco. Minutos más tarde, llegan grupos a los que no les importa esperar antes que empiecen a marcharse los afortunado­s que han encontrado sitio a primera hora. “Esperaremo­s, he venido adrede desde Barcelona”, explica una madre con un bebé de un año. Como no hay control de tiempo, los bañistas deciden cuando se van. Largas esperas para pegarse un chapuzón.

MENOS DENSIDAD

El número de bañistas se ha reducido a menos de un tercio en Sa Tuna y Aiguablava

AL SEGUNDO INTENTO “Hemos llegado a las 7, ayer vinimos a las 10 y ya no había sitio”, explica una pareja

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 ?? PERE DURAN / NORD MEDIA ?? Esperando el turno. En Aiguablava, en Begur, cada día hay más de 100 personas haciendo fila a las 9 h, cuando se abre el acceso a la playa
PERE DURAN / NORD MEDIA Esperando el turno. En Aiguablava, en Begur, cada día hay más de 100 personas haciendo fila a las 9 h, cuando se abre el acceso a la playa
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PERE DURAN / NORD MEDIA El sueño es habitual en estas largas colas
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PERE DURAN / NORD MEDIA En Sa Tuna y Aiguablava, a cada unidad familiar le correspond­e un parasol para máximo cuatro personas
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PERE DURAN / NORD MEDIA La limpieza es constante en duchas y baños, de 9 h a 21 h

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