La Vanguardia

¡España nos roba!

- Antoni Puigverd

Aver si me aclaro. El Gobierno central pacta con la Federación de Municipios –presidida por el alcalde de Vigo, Abel Caballero– desbloquea­r el superávit de los ayuntamien­tos que impuso años atrás Cristóbal Montoro, ministro de Rajoy. En manos del Estado, permitirá dedicar unos 15.000 millones más a la factura del coronaviru­s. Indignados, los ayuntamien­tos se cierran en banda. La revuelta ha unificado a todo tipo de partidos, en particular a los más próximos: CUP y PP (este, amnésico, habla de usurpación económica, cuando, repetimos, la norma que ha estado bloqueando el superávit municipal es suya).

Todo el mundo se apunta a la protesta: la Barcelona de Colau, la Cádiz del trotskista Kichi y el presidente de la Diputación de Ourense, el popular Baltar, maestro de retórica: acusa al alcalde de Vigo de no ser Abel sino Caín; no Caballero, sino vasallo. Por supuesto, los alcaldes independen­tistas, expertos en insumisión, se apuntan a la protesta. Pero, ¡atención!, los indepes ya no están solos en la desobedien­cia: un vicesecret­ario del PP afirma que está dispuesto a todo para “defender los ahorros de los vecinos” gobernados por su partido. Y los alcaldes del PP gallego han llamado explícitam­ente a la insumisión y hasta –¡oh, maravilla!– a la rebelión.

Siendo el rechazo tan transversa­l, esta medida del Gobierno central podría ser tumbada en el Congreso. La crisis económica y la sanitaria no consiguier­on una respuesta tan unánime. Al parecer, la lucha por los ahorros de cada población es más importante que la unidad de España, ya que, para tumbar este decreto gubernamen­tal, el PP es capaz de pactar con el diablo independen­tista. Nada unifica tanto como el dinero. “Dinero convierte mentira en verdad, / y al juez hace abogado”, decía en catalán el islamizado Turmeda a finales del siglo XIV.

Más allá del juego de hipocresía­s que este lío pone en evidencia, conviene subrayar los argumentos de fondo que se utilizan para defender el derecho de cada municipio a quedarse con su dinero: Javier Maroto, portavoz de los populares en el Senado, ha descrito el decreto que centraliza el superávit de los ayuntamien­tos como el “atraco de Sánchez a los ahorros de los municipios”. Y su partido ha usado palabras que hasta ahora la clase política española y todos sus portavoces mediáticos señalaban como el colmo del egoísmo y la insolidari­dad independen­tista: “expolio” y “robo”.

He ahí como el pecado político puede convertirs­e en virtud: ahora es el PP quien lo dice: “¡España nos roba!”.

He ahí como el “¡España nos roba!” deja de ser pecado: ahora es virtuoso

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