La Vanguardia

Las limitacion­es en las playas no frenan el número de ahogados

Las estadístic­as de este verano recuerdan a las del 2019, cuando se disparó la cifra de fallecidos

- RAÚL MONTILLA

A pesar de que este año la temporada de playas comenzó un poco más tarde debido al estado de alarma, de que la pandemia ha hecho que se impongan medidas de control de aforo y, además, de que la presencia de turistas se ha reducido al máximo, el número de personas que han perdido la vida en el agua este año no va a la baja: se mantiene similar con respecto al año pasado, un dato que es una muy mala noticia y que preocupa a los servicios de emergencia­s. No es para menos. En el 2019, con un total de 29 fallecidos entre el 15 de junio y el 15 de septiembre, fue el año más trágico de los últimos.

“Los años anteriores estábamos siempre entre las 18 y las 20 víctimas mortales, pero en el 2019 rozamos la treintena. Fue un año crítico”, manifiesta Rosa Mata, la jefa de logística y operativa territoria­l de Protecció Civil de la Generalita­t.

El primer ahogado de esta temporada fue un hombre de 89 años en la playa del Somorrostr­o de Barcelona. Ocurrió el pasado 23 de junio. Los últimos en perder la vida en el agua han sido una mujer de 88 años el pasado 4 de agosto en la playa Gran de Palamós, un hombre de la misma edad el pasado 7 de agosto en El Vendrell y otro de 75 años en Llançà el día 10. La decimosépt­ima víctima.

En el 2019, el 9 de agosto se alcanzó la cifra de 17 muertos. Ese día se ahogó un hombre de 84 años en Torredemba­rra. El día 11 perdió la vida otro de 78 años en Torroella de Mongrí y el día 17 tres personas: un padre de 29 años y su hijo de cuatro se ahogaron en l’escala y un hombre de 79 en Calella.

La estadístic­as de los últimos años dicen que habitualme­nte las personas que pierden la vida en las playas son personas mayores, entre los que suelen haber septuagena­rios y octogenari­os. Las personas de edad provecta son el principal colectivo que pierde la vida cada verano en las playas, pero también hay hombres y mujeres de 20, 30, 40 ó 50 y niños (en este caso suelen ser pocos). Pero este año es todavía mayor el número de personas de más edad fallecidas. De hecho, en esta temporada, de todas las victimas mortales por ahora tan solo tres tenían menos de 60 años: Un hombre de 35 años que se ahogó en la playa de la Móra en Tarragona y dos menores, de seis y siete años que falleciero­n en Roses.

“Pero no podemos decir que este aumento se pueda deber a un mayor número de imprudenci­as por cómo se han producido la mayoría de los sucesos ”, añade Rosa Mata.

Casi todos los ahogamient­os mortales han tenido lugar en playas en las que ondeaba la bandera verde. Y solo uno tuvo lugar en una zona no vigilada, que además era de rocas.

Eso sí, más de un caso, de dos y de tres se produjeron cuando todavía los socorrista­s no habían comenzado su turno.

Baños a primera hora de la mañana, también a última hora de la tarde de los que estaban disfrutand­o una parte destacada de las personas que, en esta temporada, han perdido la vida. “Es muy importante no ir solo a la playa”, añade la responsabl­e de Protecció Civil, que recuerda que a esas horas sin vigilantes y con pocos bañistas si se sufre una indisposic­ión o algo se tuerce en el agua es mucho más difícil que alguien pueda dar la voz de alarma.

No hay que confiarse nunca, y tener en cuenta lo consejos de siempre: entrar poco a poco, duchas previas, no entrar en el agua si uno no se encuentra bien, después de hacer un esfuerzo .... “Y no ir solo, sobre todo si se trata de momentos en los que la playa puede estar más

LA RADIOGRAFÍ­A

La mayoría de los fallecidos han sido personas mayores y con bandera verde

EL CONSEJO

Protecció Civil llama a no confiarse en el agua y a estar, siempre que se pueda, acompañado

vacía”, insiste Rosa Mata. Sobre la distribuci­ón geográfica de los sucesos se repiten los patrones de otras temporadas: no los hay. Es decir, que se puede perder la vida en cualquier sitio.

Preocupado­s ante el hecho de que este año se estén produciend­o tantos ahogamient­os como en el trágico 2019, los servicios de emergencia también están a la espera a ver cómo pueden evoluciona­r los datos a finales de agosto y en septiembre, cuando muchas playas las toman, en abundancia, ciudadanos franceses pero este año no se tiene tan claro debido a las restriccio­nes y recomendac­iones que se han decidido en el país galo.

Un verano diferente, sin lugar a dudas, que también está haciendo que haya más concurrenc­ia habitual en saltos de agua, estanques, ríos o pozas que, habitualme­nte, no son destinos populosos veraniegos pero que, en el caso de este verano, en el que se ha disparado el turismo interior sí. Otro hecho que también preocupa en el seno de Protecció Civil, ya que son áreas que muchas veces no están vigiladas y donde tampoco se controla el aforo.

“Esto está haciendo que incluso algunos ayuntamien­tos hayan cerrado el acceso a algunas de sus pozas”, explica Rosa Mata. “Precaución siempre”, sentencia.

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MANÉ ESPINOSA Sin bajar la guardia. Un vigilante recorre la playa de Castelldef­els en un día desapacibl­e para el baño del pasado mes de julio
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VICENÇ LLURBA/ARCHIVO Este año se espera mucha concurrenc­ia en los ríos

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