Los Reyes conocen la realidad de la Mallorca que no sale en las postales
Felipe, Letizia y sus hijas visitan el barrio obrero de Son Roca en Palma
con mensaje. Este año, la estancia de los Reyes en Palma se ha convertido en la ocasión propicia para mantener un contacto directo con la ciudadanía, Lejos de los pantalanes del Club Náutico, del paseo Marítimo, de la catedral o los yates en el Club de Mar, existe otra ciudad. Una cara más que oculta, ocultada, que Felipe y Letizia están enseñando a sus hijas. Un aprendizaje para las dos adolescentes que ayer compartieron la mañana con un grupo de niños y jóvenes que acoge el proyecto socioeducativo Naüm, en Son Roca, un barrio obrero levantado en los 60 para acoger a la inmigración que procedente de la Península vino a trabajar a Mallorca en los primeros años del boom turístico.
Desde algunos de los pisos de Son Roca, a lo lejos, se ve el mar, y la estampa de la impresionante bahía de Palma, pero la realidad de sus habitantes es una lucha por la precariedad económica, agravada en los últimos meses por el paro y los problemas derivados de la crisis económica que ha provocado la pandemia de la Covid-19.
El barrio, con la permanente queja de haber sido dejado de la mano de los políticos y olvidado por las administraciones, recibió ayer una visita real, no de regia, sino de auténtica. Un gesto para una zona cuya historia está protagonizada por miles de inmigrantes que llegaron a la isla hace 50 años en busca de una vida mejor atraídos por las posibilidades de trabajo en todos los sectores vinculados al turismo. Los que aún residen allí, jubilados ya en su mayoría, comparten ahora espacio con emigrantes extranjeros que, como ellos, también han llegado a la isla en busca de un trabajo que, últimamente, es tan escaso.
Los Reyes y sus hijas, Leonor y Sofía (ayudada de su muleta y apoyada en su hermana) , conocieron el proyecto Socioeducativo Naüm Son Roca, una entidad sin ánimo de lucro que nació en el año 2000 con el objetivo de dar respuesta a las necesidades y problemáticas de la población infantil y juvenil de las barriadas de Son Roca, Son Ximelis, Son Anglada y Son Serra-la Vileta. En el centro, ubicado en el edificio de una escuela, se atiende a alrededor de 850 personas entre niños, adolescentes, jóvenes y adultos, que participan a nivel comunitario, individual o colectivo.
Los vecinos salieron a los balcones y también a la calle para recibir a los Reyes y a sus hijas, que estuvieron acompañados de las autoridades baleares, excepto el alcalde de Palma, Josep Hila, que está en cuarentena sanitaria y por la ministra de Educación, Isabel Celaá. Por la zona no aparecieron los grupos antimonárquicos que estos días siguen las actividades de la favacaciones milia real, pero sí ciudadanos de otros barrios que, a gritos, pidieron a los Reyes que les ayuden en sus muchos problemas derivados del paro y la precariedad económica.
Los Reyes y sus hijas pasaron la mayor parte del tiempo que estuvieron en Son Roca, junto a los chavales, españoles y extranjeros, que reciben formación y, sobre todo, ayuda para salir del círculo de la pobreza. Los responsables del centro explicaron a los Reyes que el objetivo de Naüm es favorecer la inclusión social y el crecimiento integral de niños, adolescentes, jóvenes y sus familias, mediante una metodología proactiva y participativa, con el objetivo de conseguir la plena inclusión de estos colectivos en los ámbitos laborales, sanitarios, culturales y sociales, socioeducativo, haciendo frente a las situaciones de vulnerabilidad y exclusión social que sufre,
Los promotores del centro escogieron el nombre del profeta Naüm (que en hebreo significa “fuente de consolación”) para bautizar una iniciativa surgida de la necesidad de establecer una idea comunitaria que aglutine a unos barrios y dotarlos de dignidad identitaria. Los chicos y chicas contaron cómo ese centro les ha permitido tener esperanza. La visita de los Reyes y sus hijas les ha dado visibilidad y, a ellos también la oportunidad de conocer y darse a conocer.
La infanta Sofía, con una herida en la rodilla, se apoyó en una muleta y también en su hermana