La Vanguardia

Casado busca un adelanto electoral con su rechazo a negociar las cuentas

El líder del PP ve difícil que Sánchez case los intereses de Podemos, Cs y ERC

- Carmen del Riego Madrid

Ni moderación, ni diálogo, ni tampoco disposició­n a negociar los presupuest­os. Los cambios realizados por Pablo Casado en el organigram­a de su partido, que hoy lleva a la junta directiva nacional del PP para hacerlos efectivos, no formarían parte de una estrategia de moderación y acuerdos. Al contrario, el presidente del PP mueve ficha para preparar el partido de cara a unas elecciones generales que la dirección popular sitúa en el 2021, ya que considera casi imposible que Pedro Sánchez pueda aprobar los presupuest­os. Para el PP, que el Gobierno no logre aprobar unas nuevas cuentas del Estado y tenga que seguir con las del ministro Cristóbal Montoro, dos veces prorrogada­s, hace insostenib­le la continuida­d del Ejecutivo de coalición y, por tanto, de la legislatur­a.

Y es que, a juicio del PP, el curso político se le va a poner muy negro a Pedro Sánchez. Los populares creen que será muy difícil que el Gobierno “levante cabeza”, porque el otoño será muy duro desde el punto de vista económico, con la crisis en aumento, debido a la limitación de la actividad económica por los rebrotes de la Covid-19, que ya ha dañado gravemente a sectores como el turismo, y con miles de personas engrosando las listas del paro. Ahora bien, según los dirigentes del PP, la situación para el Gobierno de Sánchez será también dura desde el punto de vista político. Los populares aluden a la acumulació­n de asuntos pendientes que tiene planteado el Ejecutivo y que pesarán mucho en la buena marcha de la coalición entre el PSOE y Podemos.

Y no se trata solo de la situación de la pandemia, que ya amenaza con complicar el nuevo curso político, empezando por la vuelta al colegio a principios de septiembre. El PP señala también los temas polémicos que han estallado en los últimos meses y semanas –desde la imputación de Podemos hasta la previsible inhabilita­ción de Quim Torra o el debate entre monarquía y república– y que ponen en riesgo las previsione­s de Pedro Sánchez. De ahí que mientras en junio la aprobación de los presupuest­os aparecía como muy factible, ahora se vislumbra bastante remota, a juicio de la dirección popular.

El posible rechazo del Congreso a los presupuest­os que el Gobierno tiene previsto enviar a la Cámara en octubre coincidirí­a, además, en el tiempo con la posibilida­d de que el presidente pueda poner fin a la legislatur­a (pues no pueden convocarse elecciones hasta un año después de las últimas, celebradas en noviembre del 2019).

El PP había dejado abierta, en primavera, la posibilida­d de negociar los presupuest­os generales del Estado, como le demandaba el presidente del Gobierno, aunque no tanto para apoyarlos como para abstenerse y favorecer su aprobación con otros apoyos. Claro que ya en ese momento, el PP advirtió que vendería cara su abstención, ya que no iba a aceptar ni una medida que consideras­e “nociva para los intereses de España”. Primero lo insinuó Pablo Casado y, después, el secretario general del PP, Teodoro García Egea. Este último reiteró el ofrecimien­to en julio, al asegurar que su partido no se cerraba a negociar los presupuest­os, pero exigía al presidente del Gobierno que aclarase antes con quién quería aprobarlos, si con el primer partido de la oposición o con el bloque de la investidur­a. Sin embargo, apenas un mes después, Pablo Casado ya ha advertido que, a la vista de lo que el Ejecutivo está negociando con Ciudadanos, se le hace muy difícil pensar en favorecer la aprobación de las cuentas públicas.

En este sentido, las palabras de Cayetana Álvarez de Toledo el día de su destitució­n habrían inducido a engaño. La exportavoz explicó que una de las razones que había esgrimido Casado para su cese era que en septiembre se abría una nueva etapa política, y citaba en concreto la negociació­n de los presupuest­os y la renovación del Consejo General del Poder Judicial. Esa afirmación hizo pensar que la dirección nacional del PP optaba finalmente por los acuerdos, pero ahora fuentes cercanas a Pablo Casado se han encargado de dejar claro que los populares no van a prestarse a pactos ni en materia de presupuest­os ni para la renovación del Poder Judicial.

El rechazo del PP no sería problema, admiten los populares, si el Gobierno pudiera contar con la mayoría de la investidur­a para aprobar las cuentas del Estado. Sin embargo, los populares consideran que es muy difícil que las abstencion­es con las que ERC y Bildu favorecier­on la elección de Sánchez como presidente se reproduzca­n ahora. Según sus cálculos, los diez votos que podría aportar Ciudadanos, que tampoco están asegurados, no compensarí­an esas pérdidas. Y eso si finalmente Sánchez consigue poner de acuerdo a su socio de Gobierno, Unidas Podemos, y al partido de Inés Arrimadas. Pero, a juicio del PP, la situación política juega en contra de esa posibilida­d, como consecuenc­ia de los últimos debates que se han instalado en la política española.

Para empezar, en otoño puede producirse la inhabilita­ción del presidente de la Generalita­t, Quim Torra, y parece difícil que, sin que haya habido ningún avance en el diálogo sobre el derecho a decidir, ERC pueda prestarse a facilitar unos presupuest­os que, además, no tendrían el giro progresist­a con el que los republican­os podrían justificar su apoyo. De hecho, la política catalana está ahora centrada en la fecha de las elecciones, lo que hace más difícil que ERC pueda abstenerse en la votación de las cuentas públicas.

Asimismo, el PP subraya también como un punto flaco del Gobierno el debate sobre monarquíar­epública que Unidas Podemos ha suscitado con motivo de la marcha

CALENDARIO PROPICIO

El plazo presupuest­ario coincide en el tiempo con el que permite convocar elecciones

FISURAS EN EL EJECUTIVO

Casado ve al Gobierno debilitado por el debate monárquico y los problemas de Podemos

al extranjero del rey Juan Carlos. Un debate que, según los populares, le interesa mantener vivo a Pablo Iglesias para marcar diferencia­s con el PSOE y destacar una seña de identidad en su discurso. Este tema puede favorecer el acercamien­to a Podemos de unos votantes que podrían haberse alejado como consecuenc­ia de la moderación que exige estar en el Gobierno. Y la declaració­n de Corinna Larsen, prevista para el 8 de septiembre, así como la incógnita sobre cuál será la residencia definitiva del rey emérito, constituir­án sin duda munición para que Podemos logre mantener vivo el debate sobre la monarquía.

El diagnóstic­o del PP subraya, además, la necesidad de Iglesias de marcar estilo propio en un momento en el que se encuentra acorralado por los casos que se siguen en los juzgados. Es decir, la imputación que ha hecho un juez de parte de la cúpula de Podemos y del propio partido, y el que se sigue por el caso Dina, en el que el magistrado ha negado la condición de víctima a Pablo Iglesias.

Con esta situación, el PP considera que a Unidas Podemos le resultará muy difícil mantener la posición moderada que requiere la actual situación, con lo que será muy difícil que los morados apoyen unos presupuest­os que puedan tener el aval de Ciudadanos. Los populares consideran, además, que Iglesias difícilmen­te aceptará unas cuentas que tengan el visto bueno de la Unión Europea, un requisito imprescind­ible para poder obtener los recursos necesarios del fondo europeo de recuperaci­ón.

En consecuenc­ia, el PP se dedicará entre tanto a reforzar su alternativ­a de gobierno, para demostrar que los populares son la única opción frente a Pedro Sánchez, como, a su juicio, los españoles ya habrían entendido. Fuentes de la dirección popular se muestran convencida­s de que si hoy se celebraran elecciones “ya estaríamos en empate técnico con el PSOE”.

A partir de ahí, la moción de censura anunciada por Vox contra Sánchez, que inicialmen­te provocó un gran malestar en el PP, ya no preocupa. En el debate de esa moción, si es que finalmente se presenta, se verá la debilidad del Gobierno, aunque no prospere, pero también se pondrá de manifiesto que “Vox no es alternativ­a” y que la sustitució­n de Sánchez pasa “inexorable­mente” por el PP y porque Pablo Casado esté en el Gobierno.

CENSURA DE LA ULTRADEREC­HA Al PP no le preocupa ya la moción de Vox, que demostrará que no es alternativ­a de gobierno

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El presidente del PP, Pablo Casado, ponía fin a sus vacaciones el 14 de agosto, con el objetivo de preparar su estrategia ante la previsible caída de Pedro Sánchez
CARLOS BARBA / EFE Retorno anticipado El presidente del PP, Pablo Casado, ponía fin a sus vacaciones el 14 de agosto, con el objetivo de preparar su estrategia ante la previsible caída de Pedro Sánchez
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