La Vanguardia

El Sevilla sigue su idilio con la Europa League y se proclama hexacampeó­n

El Sevilla remonta ante el Inter y se lleva el título en un partido de ida y vuelta frenético

- CARLOS NOVO

El Sevilla ya tiene su sexta Europa League tras derrotar al Inter de Milán en Colonia en un partido muy bravo, que premió al equipo con más carácter. La final no defraudó. Quien esperaba un partido contenido y táctico, con dos contendien­tes fuertes en defensa a la espera del fallo del rival, se equivocó de medio a medio. El duelo fue un toma y daca desde el silbido inicial. La supuesta superiorid­ad técnica del Inter no se vio en ningún momento.

Lopetegui hizo un cambio en el once inicial que le salió de cine. Llevaba sin tocar el equipo las tres eliminator­ias previas, ante el Roma, el Wolverhamp­ton y el Manchester United. Para la final cambió nada menos que de delantero centro. Dejó en la caseta al marroquí En Nesyri por el holandés Luuk de Jong. Fue mano de santo.

Quizás Lopetegui buscaba un partido distinto pero si era así a los tres minutos ya tuvo que cambiar de plan. En el minuto tres el Inter se adelantó en el marcador gracias a un penalti cometido por Diego Carlos. Lo de este brasileño es de expediente X. Cometió pena máxima ante los Wolves (parado por Bono a Raúl Jimenez) y también ante el United (transforma­do por Bruno Fernandes). De nuevo incidió en el error ante Lukaku, al que derribó delante del árbitro. Lo marcó el propio delantero belga y el Sevilla tuvo que remar contracorr­iente.

No es el Sevilla un equipo que se arredre. Se diría todo lo contrario, saca fuerzas de flaqueza de las peores circunstan­cias. Remontó en media hora de la mano de un héroe inesperado: Luuk de Jong, un delantero muy criticado en Nervión que ayer tuvo su noche. A los doce minutos el holandés cabeceó en plancha un centro medido del incombusti­ble Jesús Navas y a los 33 volvió a cabecear un saque de falta de Ever Banega, que ayer jugaba su último partido como sevillista antes de volar a Arabia Saudí.

La alegría hispalense ni siquiera pudo llegar al descanso porque si en el Inter hay otro viejo rockero es Diego Godín. El uruguayo cabeceó el 2-2 en el minuto 35 al aprovechar un centro de Brozovic.

La segunda parte comenzó a menor ritmo, pero con el Sevilla como dominador del juego ante un Inter más contempori­zador. El dominio del balón del Sevilla no se tradujo en ocasiones y la primera oportunida­d de verdad llegó a los 66 minutos en un mano a mano que Bono le sacó a Lukaku tras un tremenda galopada del delantero belga,

Cuando el Sevilla empezaba a desesperar­se porque no encontraba ninguna rendija llegó el gol, otra vez a balón parado. Sacó de nuevo una falta Ever Banega, De Vrij despejó mal y Diego Carlos, en el área, se sacó de la chistera una chilena sorprenden­te para un defensa. El balón se iba fuera pero tropezó en el gigante Lukaku y se fue para adentro, el 3-2.

Quedaban diez minutos más o menos y el Sevilla se aprestó a resistir como gato panza arriba. A Antonio Conte le entraron las prisas y sacó a tres de golpe, el danés Eriksen, Mosen y Alexis.

El árbitro holandés agregó seis minutos y el Inter se volcó con desesperac­ión sobre la puerta de Bono. El Sevilla se las ingenió para descontar minuto a minuto. No pasó grandes apuros porque el Inter era un atajo de nervios. El Sevilla ya tiene seis títulos de Europa League. Nadie puede discutirle que es el rey de la competició­n.

EL HÉROE

Habitual suplente, el holandés Luuk de Jong marcó un doblete y desequilib­ró la final

DE PENALTI EN PENALTI Diego Carlos provocó otra pena máxima en contra, la tercera en tres partidos, pero luego marcó el 3-2

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