La Vanguardia

“Quiero hacer una fotografía de todo el siglo XX”

escritor, que publica ‘Espejo de nuestras penas’

- XAVI AYÉN

El espejo de nuestras penas (Salamandra/bromera, a la venta el 27 de agosto) supone la culminació­n por parte de Pierre Lemaitre (París, 1951) de la trilogía que inició con Nos vemos allá arriba (2013, premio Goncourt) y continuó con Los colores del incendio (2019). La acción da inicio, ahora, en el París de la Segunda Guerra Mundial, poco antes de la llegada de los nazis. Los protagonis­tas, en diferentes planos paralelos, son una bella camarera envuelta en un sórdido asunto, unos soldados en primera línea del frente y un fantástico suplantado­r de personalid­ades. Humor, acción a raudales y máxima tensión, con el trasfondo histórico de millones de franceses haciendo de refugiados en su propio país, huyendo al sur por carreteras y caminos. Lemaitre conversa con este diario por videoconfe­rencia.

¿Qué cambia más de la Primera a la Segunda Guerra Mundial?

La primera es larga y la ganó Francia. La segunda es corta y la perdimos. Narrativam­ente son cosas muy diferentes. La primera dura muchos años y causó millones de muertos. La segunda se perdió en pocas semanas, con unos centenares de miles de bajas. Por eso me centro en el éxodo, con 11 millones de personas en la carretera, que huyen del avance de las tropas alemanas, lo que facilita que sucedan cosas. ¡Es el colmo de la novela coral!

Ya tiene su trilogía acabada, pero su proyecto abarcaba todo el siglo XX.

Si la edad me lo permite, lo que quiero hacer no es tanto un fresco, palabra pretencios­a, sino una fotografía del siglo XX hasta los años ochenta o noventa. Contar historias divertidas que suceden en esos tiempos. Idealmente, serían tres trilogías, la primera es esta, Los hijos del desastre, que narra las guerras; la segunda, Los tiempos gloriosos, los años cincuenta y sesenta; la tercera, Los años grises, se ocuparía de los setenta y ochenta. Con el tiempo, los libros pueden ir cambiando, dos en vez de tres, pero ese es mi ideal.

El personaje de Désiré hace pensar en la picaresca...

Nos vemos allá arriba era muy picaresca también: allí, como aquí, hay personajes de la clase desfavorec­ida que deben ser deshonesto­s para sobrevivir.

¿Se divierte tanto como el lector?

Mucho más. El lector sonríe, yo estallo en carcajadas. Una novela pueden ser 500 horas de trabajo, sobre todo de reescribir y corregir, es pesado y necesitas esos momentos de risa y felicidad. Aún me río recordando escenas: la de Désiré, disfrazado de cura, cuando ve llegar a dos soldados alemanes y les suelta un grandilocu­ente y provocador discurso. Se va y entonces ellos se miran... ¡y nos damos cuenta de que no han entendido una sola palabra porque no hablan francés! Yo me troncho con esas cosas.

Désiré se inventa, como falso cura, hasta pasajes de la Biblia.

¡Claro, jamás la ha leído! Del mismo modo que se inventa frases en latín, un idioma que desconoce.

Tenemos cuatro historias que se van cortando bruscament­e en momentos de máxima tensión...

Se trata de que el lector no sienta la tentación de saltarse las partes de los personajes que le interesen menos. Eso es lo más complejo, la estructura. El hecho de que mis novelas sean fáciles de leer no quiere decir que mis historias no sean complicada­s, el método narrativo es muy sofisticad­o. Paso por ser un autor fácil para los que me leen superficia­lmente.

Flaubert era Madame Bovary. ¿Y usted?

No sé qué quiso decir Flaubert con eso, es una frase muy ambigua. Puede referirse a la identifica­ción del autor con los personajes, puede ser un parecido real o puede ser a quién quisiera el autor parecerse. Si le digo con quién me identifico yo, no voy a quedar muy bien. El que me gustaría ser es mejor, es el héroe, pero no soy así... Diría que tengo la generosida­d del señor Jules, el dueño del bar, el lado deshonesto y manipulado­r de Landrade, el lado desprendid­o de Louise...

Désiré participa en una fábrica de fake news en los años cuarenta.

En ese caso, son mentiras de Estado. No como las de Trump, un energúmeno que miente porque simplement­e cree que tiene derecho a hacerlo. Désiré miente para dar seguridad a la gente, les dice que todo va bien.

Vaya ambientaci­ón en las trincheras, con ese fuerte fascinante, un hormiguero asfixiante pero lleno de soldados bullicioso­s. Es un espacio prodigioso...

No me desplazaba jamás a los lugares donde sucedían mis novelas, pero en esta ocasión me hizo falta ir a la línea Maginot para captar el ambiente del fuerte, que parece un submarino enorme, angustiant­e, fuente de neurosis. Nunca sabes, ahora estoy escribiend­o sobre Indochina, tenía billetes para Vietnam pero tuve que anular por el coronaviru­s, lo que en el fondo no me ha ido mal, he podido inventar muchas cosas que creo que son buenas. Me es igual que los detalles no sean ciertos, lo único que quiero es que el lector crea que está allá.

¿Qué le fascina del caos?

Es que solo escribimos de eso, de las caídas, las debacles. Para que una novela sea palpitante, necesitas caos, familias disfuncion­ales, guerras, éxodos, violacione­s, cárceles, palizas... Dios creó esas situacione­s para nosotros, los novelistas.

ÉXODO

“He metido a los 11 millones de desplazado­s por la guerra, ¡el colmo de la novela coral!”

HUMOR

“Me divierto mucho más que el lector, que solo se sonríe mientras yo estallo en carcajadas”

 ??  ??
 ?? F.DELADEDIER­RE ?? Pierre Lemaitre, fotografia­do en un hotel de Arles el año pasado
F.DELADEDIER­RE Pierre Lemaitre, fotografia­do en un hotel de Arles el año pasado

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain