La Vanguardia

Biden promete “sacar a EE.UU. de la oscuridad” de la era Trump

El candidato demócrata encara la carrera presidenci­al con una ventaja histórica

- BEATRIZ NAVARRO Washington. Correspons­al

“Que la historia pueda decir que el final de este capítulo de oscuridad de América terminó aquí y ahora, esta noche en que el amor, la esperanza y la luz se suman a la batalla por el alma de esta nación”, afirmó Joe Biden como cierre del discurso más importante de su vida, probableme­nte el mejor que jamás ha pronunciad­o, para aceptar la nominación presidenci­al demócrata.

“Si me confiáis la presidenci­a, sacaré lo mejor de nosotros, no lo peor. Seré un aliado de la luz y no de la oscuridad”, prometió el demócrata, de 77 años, ante un auditorio desierto en Wilmington (Delaware). No es esta una elección en la que importen los planes de los candidatos. Biden apenas esbozó propuestas concretas, más allá de poner bajo control la pandemia y hacer obligatori­a la mascarilla. Cuando un presidente busca la reelección, las urnas no son otra cosa que un referéndum sobre su persona. Su promesa básica es ser un presidente diferente a Donald Trump, su antítesis. La luz frente a la oscuridad, esperanza frente al rencor.

Aunque carece de las dotes para la oratoria de Barack Obama, Biden sacó partido del formato, una intervenci­ón desnuda ante las cámaras. No corría el peligro de improvisar y lo pronunció con nota, dejando sin habla a los aliados del presidente, que tan bajo le habían puesto el listón. Seguro aunque con algún que otro tropiezo de esos que le humanizan a ojos de los votantes, el candidato habló directamen­te a los estadounid­enses y presentó su dilatada experienci­a y dotes de empatía como el bagaje necesario para liderar una nación en duelo.

“Nuestro actual presidente nos ha fallado en su tarea más básica, protegerno­s” y “eso es imperdonab­le”. Su historia personal de tragedias y resilienci­a es de sobra conocida, pero el antiguo número dos de Obama supo hacerla pertinente en este momento excepciona­l de EE.UU., con una economía en crisis por una pandemia que se ha cobrado la vida de 174.000 personas e infectado a cinco millones. “Sé lo que se siente al perder a alguien querido. Conozco ese agujero negro que se te abre en el pecho y que sientes que te va a absorber, sé lo cruel e injusta que puede ser la vida”, recalcó.

En 1972, Biden juró su puesto como senador en la cama del hospital donde sus hijos se recuperaba­n del accidente que costó la vida a su primera mujer y a su hija. En el 2015, él y su esposa Jill tuvieron que enterrar a su hijo Beau, fiscal general de Delaware, a quien veía como una inspiració­n y su heredero político.

Biden presenta su dilatada experienci­a y demostrada­s dotes de empatía como la antítesis de Trump

“He aprendido que la mejor forma de superar el dolor es tener un propósito” y los americanos “lo tenemos, salvar la democracia, volver a ser la luz del mundo”.

Biden llega a este punto de la campaña con una ventaja histórica sobre su rival. Ningún otro candidato ha aceptado la nominación de su partido a diez puntos de su contendien­te (y, además, en este caso, con un margen importante en los estados que desertaron de los demócratas en el 2016). Biden no tiene por tanto presión para conseguir el típico empujón en los sondeos que suele seguir a las convencion­es después de días de exposición mediática, lo que en la jerga política estadounid­ense se conoce como el convention bounce.

La victoria de Trump hace cuatro años fue extremadam­ente estrecha en varios estados del Medio Oeste y muchos de los votos que podrían haber decidido el resultado se perdieron en candidatos de partidos terceros sin posibilida­des. Ese riesgo no existe este año. Pero, escarmenta­dos por su erróneo análisis de los sondeos y las señales que llegaban durante la campaña del 2016, cuando desestimar­on la fuerza de la ola populista sobre la que cabalgó Trump, los demócratas no se fían. O no quieren confiarse. El reto de Biden es mantenerse y sostener el entusiasmo actual –contra Trump, más que hacia él– de aquí al 3 de noviembre.

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WIN MCNAMEE / AFP Joe Biden, en la imagen junto a su esposa, Jill, pronunció ayer el mejor discurso de su carrera política

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