Salut impone nuevas restricciones en Reus para frenar la propagación
El Departament de Salut anunció ayer un endurecimiento de las restricciones en Reus (Baix Camp) para intentar frenar la velocidad de propagación del virus, que se ha multiplicado por cinco en las dos últimas semanas. Fue la consellera de Salut, Alba Vergés, quien anunció personalmente las nuevas medidas tras visitar los centros de cribado en el CAP Sant Pere y el hospital Universitari Sant Joan de Reus.
“Tenemos quince días para conseguir bajar las tasas de incidencia y reproducción del virus para poder entrar en un periodo que es de retorno, de la escuela y el trabajo, en las mejores condiciones posibles. Podemos escoger entre un retorno en condiciones aceptables o uno diez veces más complicado”, explicó Vergés.
Las medidas aprobadas ya por Protecció Civil incluyen la reducción de los aforos en los bares, restaurantes y terrazas de Reus, al 50% de sus aforos máximos; la prohibición de beber o comer en las barras, y el veto también a los encuentros públicos o privados de más de diez personas. Además, Salut, en plena coordinación y de acuerdo con el Ayuntamiento de Reus, pide a los 100.000 vecinos de la capital del Baix Camp que limiten todos sus movimientos a aquellos que sean “estrictamente necesarios”, para minimizar así el riesgo de contagio.
“Es un punto de exigencia más que lo que hicimos en Barcelona o Figueras” dijo la consellera. La Guardia Urbana se encargará de controlar los aforos y el cumplimiento de todas las medidas, por lo que se ha pedido a los establecimientos que tengan en un lugar bien visible su aforo máximo autorizado.
Salut no descarta que las mismas medidas más restrictivas aplicadas aquí se trasladen a otras ciudades. Reus confía en hacer el cribado de 3.000 personas asintomáticas de tres barrios de la ciudad hasta el lunes.
Igualada, que suspendió su fiesta mayor, alertó ayer del peligro ante posibles celebraciones alternativas. En circunstancias normales, la ciudad celebraría estos días su fiesta mayor, pero el coronavirus forzó su suspensión por primera vez desde la guerra civil española. Ayer, la consellera de Salud, Alba Vergés, y el alcalde de la ciudad, Marc Castells, realizaron una rueda de prensa conjunta para dar cuenta de la situación y alertar sobre la amenaza de rebrote. A pesar de que la comarca de Anoia mantiene un riesgo moderado, Vergés y Castells quisieron alertar del peligro. Ambos, enfrentados en los inicios de la pandemia, quisieron dar una imagen de unidad justo en el punto álgido de lo que hubieran sido las fiestas locales.
La posible celebración de fiestas alternativas ha encendido las luces de alarma. “Un ambiente festivo seria propicio para la propagación del virus”, anotaba Castells. Él y la consellera han recordado que el alto nivel de responsabilidad de la ciudadanía permitió que Igualada y la cuenca de Òdena superaran hace unos
Igualada, que suspendió su fiesta mayor, teme que el ambiente festivo propague el virus
meses la difícil situación vivida a raíz del confinamiento perimetral. Por su parte, Vergés reconoció que “la situación sanitaria de Igualada no es de las más preocupantes del país, pero tenemos que ser prudentes y actuar con responsabilidad”.