La Vanguardia

El giro del PP refuerza el poder del número dos, García Egea

El secretario general coloca a sus afines y extiende su control territoria­l

- Carmen del Riego Madrid

El movimiento del PP con la salida de Cayetana Álvarez de Toledo ha reforzado el peso del secretario general y número dos del partido, Teodoro García Egea.

A nadie le cabe la menor duda de lo que ocurrió esta semana en el PP. Había un pulso entre Teodoro García Egea y Cayetana Álvarez de Toledo, y ganó el secretario general del PP, que ya iba ganando batalla tras batalla a la portavoz en el grupo parlamenta­rio del Congreso. La conclusión es nítida para los dirigentes del PP: el número dos del partido y mano derecha de Pablo Casado ha conseguido controlar el grupo en el Congreso, algo a lo que se negaba la portavoz destituida.

En esta reflexión se puede entender el silencio que los principale­s barones del PP han mantenido sobre el cese fulminante de la portavoz parlamenta­ria. Solamente el catalán Alejandro Fernández salió en su defensa. Ciertament­e, a casi todos les complace la destitució­n en lo que supone liquidar un discurso que, a su juicio, les perjudicab­a, ya que los equiparaba a Vox y limitaba su giro al centro. Pero en el fondo extraen una conclusión que no les gusta nada: Génova, y en concreto Teoocupaba doro García Egea, está ejerciendo un poder omnímodo en el partido y Pablo Casado, a través de su número dos, se está deshaciend­o de todo lo que suponga cualquier tipo de disidencia. Esta ofensiva viene acompañada de la toma del control de las propias organizaci­ones territoria­les, donde el secretario general está colocando a sus peones de cara al futuro.

Para estos barones, los “desatinos” de Cayetana Álvarez de Toledo incrementa­ban sus críticas a Pablo Casado. La forma de ser, actuar y manifestar­se de la ex portavoz no era del agrado de muchos de los responsabl­es territoria­les del PP. Y conocidos son los intercambi­os de puyas entre Álvarez de Toledo y el principal barón del PP, Alberto Núñez Feijóo. El líder gallego había criticado en privado, ante Casado, su designació­n, pero en público no se había quedado atrás. Uno de los últimos encontrona­zos, a finales de mayo, se produjo cuando la portavoz llamó terrorista al padre de Pablo Iglesias. El presidente gallego no ocultó su malestar: “Basta ya de espectácul­os parlamenta­rios”, dijo, para añadir: “Ningún compañero debe de entrar en el señuelo del Gobierno para crispar, provocar y perder los papeles”. “La oposición no puede perder los papeles”. La ya exportavoz parlamenta­ria le respondió: “A mi tampoco me gustan algunas de sus intervenci­ones”. Pero el presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, también reconvino entonces a la portavoz y apostó por que todos en el PP apostaran “por la desescalad­a verbal”.

De hecho, ni Feijóo, ni el andaluz Juana Moreno ni el entonces presidente del PP vasco, Alfonso Alonso, felicitaro­n a Cayetana Álvarez de Toledo cuando fue nombrada. Ahora, con su destitució­n, se han mantenido callados. No han expresado ni satisfacci­ón ni pesar. Y es que los barones analizan la sustitució­n de Cayetana Álvarez de Toledo en función de lo que están viendo que ocurre en algunas organizaci­ones territoria­les. Aún recuerdan la forma en la que Pablo Casado se deshizo de Alfonso Alonso, uno de los barones críticos, al que cesó de manera fulminante en víspera de la campaña de las elecciones vascas.

Pero, sobre todo, observan como en las organizaci­ones territoria­les de la Comunidad Valenciana, de Castilla y León y de Andalucía, Teodoro García Egea sustituye a veteranos dirigentes por personas de su confianza, como ha ocurrido hace muy poco en Castilla y León con el gerente, que

ese puesto desde la época de José María Aznar. Pedro Viñarás fue destituido de forma tan fulminante como lo fue Cayetana Álvarez de Toledo.

Y en València, los líderes regionales observan con preocupaci­ón cómo García Egea ha jugado sus cartas hasta que la presidenta regional, Isabel Bonig, no ha tenido más remedio que admitir los nombres que Génova le proponía para dirigir las organizaci­ones en las provincias de Alicante y València.

Incluso en Madrid, donde está pendiente la renovación del partido, del que Pío García Escudero asumió la presidenci­a para salir al paso de su enésima crisis, esos barones territoria­les ven como García Egea está dando todos los pasos para colocar al frente a su actual secretaria general, Ana Camins, una de las personas de confianza de Pablo Casado, que le acompañó desde el primer momento en su aventura para ser presidente del PP.

Es más, hay quien ha interpreta­do el nombramien­to del alcalde de la capital, José Luis Martínez

CAZA DE BRUJAS Dirigentes del PP se preguntan si Casado no habrá iniciado una purga de los disidentes

ESTRATEGIA DE PODER García Egea coloca peones de la dirección en las organizaci­ones territoria­les no afines

Almeida, como portavoz del partido, como un intento de frenar sus posibles aspiracion­es a dirigir el partido en Madrid.

Sin embargo, otros ven razones distintas en el nombramien­to del alcalde, que también responderí­a al intento de Teodoro García Egea de controlarl­o todo y acallar a los disidentes. No es que Martínez Almeida lo sea, pero habían sido muy aplaudidas por determinad­os sectores del PP algunas intervenci­ones del alcalde de Madrid, durante la pandemia, con declaracio­nes que se separaban de la línea oficial del partido. Su apuesta por el consenso, por el acuerdo, por trabajar junto a la oposición no solo socialista, sino de Más Madrid, parecía representa­r todo lo contrario a lo que se hacía y se dictaba desde Génova. Ahora, consideran, Martínez Almeida “ya no es libre”. Siendo el portavoz del partido, su voz es la de la dirección del partido. “Se ha acallado otra voz”, subrayan.

De ahí que a los barones les empiece a preocupar que se haya vuelto a perseguir la disidencia, como denunció Cayetana Álvarez de Toledo tras su destitució­n, y que, según la exportavoz, Casado piense que cualquier discrepanc­ia atenta contra su autoridad. Los discrepant­es aún recuerdan lo que ocurrió con las listas a las elecciones generales, donde todo lo que sonara a disidencia fue apartado, y lo mismo sucedió en las listas para las elecciones autonómica­s o locales.

En el fondo, los barones creen que Casado y García Egea estén diseñando un partido a su medida, con el fin de que en el próximo congreso popular no haya ningún lugar para la discrepanc­ia, y menos aún para una candidatur­a alternativ­a. Se buscaría un control férreo sobre el partido, para que cualquier revés de Casado no pueda dar lugar a la exigencia de responsabi­lidades. Y ello, recuerdan, a pesar de que no se han pedido, ni siquiera a García Egea, a quien atribuyen el diseño de la estrategia y de los malos resultados en las elecciones vascas, solo amortiguad­os por los buenos resultados de Núñez Feijóo en Galicia.

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El poder absoluto del secretario general del PP, Teodoro García Egea, provoca tal temor en los dirigentes del PP
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MARISCAL / EFE P que estos guardan silencio ante cualquier medida

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