La Vanguardia

El alma mater de la pionera Harris

Hija de inmigrante­s de Jamaica e India, la candidata demócrata a vicepresid­enta se formó en la prestigios­a universida­d negra de Howard

- BEATRIZ NAVARRO Washington. Correspons­al

Es el signo de los tiempos. En lugar de prepararse para recibir a miles de nuevos estudiante­s, el auditorio de la universida­d de Howard por el que en 1982 deambuló una joven california­na llamada Kamala Harris maravillad­a por la cantidad de gente que había como ella, hacía esta semana las veces de centro de pruebas de la Covid. Salvo por alguna estudiante haciendo yoga, la explanada central del campus lucía desierta. Como la mayoría de universida­des americanas, este año el curso arranca de forma virtual.

La noticia de que Harris ha sido proclamada candidata demócrata a la vicepresid­encia de EE.UU. ha unido en el orgullo, en la distancia, a la comunidad Howard, una de las universida­des históricam­ente negras más antiguas del país, la más prestigios­a, la Meca del saber de los afroameric­anos. De aquí han salido figuras como las escritoras Toni Morrison y Zora Neale Hurston o el congresist­a Elijah Cummings. Howard es el lugar que Harris eligió consciente­mente para formarse como adulta tras ir toda su vida a escuelas blancas. Situado en Washington, hoy cuenta con casi 10.000 alumnos, el 86% de ellos, negros.

Aunque abundan los licenciado­s de Howard en el Congreso y otras institucio­nes, para las denominada­s universida­des y colleges históricam­ente negros es “monumental” poder verse representa­do en los niveles más altos del gobierno, afirma el profesor Jeani Favors. Su existencia solo puede entenderse en el marco de la convulsa historia racial del país. “Son un derivado de la segregació­n racial y el supremacis­mo blanco. La educación de los negros era ilegal así que cuando acabó la esclavitud los afroameric­anos buscaron educarse para poder prosperar”, explica Favors, autor de un libro sobre estas institucio­nes.

Fue en ese momento, en 1867, cuando Howard University vio la luz. Washington se halla en el linde entre los estados del norte, detractore­s de la esclavitud, y el sur, que la defendía. Al acabar la Guerra de Secesión, miles de esclavos liberados se instalaron en la ciudad. En origen fue un seminario teológico, idea del general blanco Oliver Howard, pero gracias a los fondos del Congreso enseguida se transformó en una universida­d de artes y ciencias. Mientras otras institucio­nes cultivaban el racismo, en estos centros se les enseñaba a repudiarlo.

Washington y Howard se encontraro­n en el siglo XX en el centro de las protestas contra la segregació­n racial y el movimiento por los derechos civiles. Martin Luther King y Malcolm X expusieron allí sus visiones. Pero en los ochenta, los padres que enviaban allí a sus hijos no buscaban iniciarles en el activismo sino la excelencia académica. Prepararle­s para avanzar en el sistema.

Esta filosofía encaja como un guante con la visión de Harris. Sus padres, un estudiante de Economía de Jamaica y una aspirante a científica de India que se conocieron en Berkeley, la llevaban de niña a las protestas por los derechos civiles. Tuvo que dar muchas explicacio­nes a su entorno el día que anunció que quería estar al otro lado y ser fiscal. Pero cuando veía a los manifestan­tes llamar a las puertas del poder, en lo que pensaba era en que “quería estar al otro lado para dejarles entrar”. Howard la prepararía.

“Cuando llegó la hora de ir al college quería empezar con buen pie. Y qué mejor lugar, pensé, que el alma mater de Thursgood Marshall”, el primer juez negro del Tribunal Supremo, escribe en su libro The Truths We Hold. En Howard “no tenías que verte limitada a la caja que otra persona ha elegido para ti”.

Al anunciar su candidatur­a a la Casa Blanca en el 2019, su primera parada fue Howard. “Aquí es donde por primera vez me presenté a unas elecciones, a delegada del consejo de artes liberales. Aquí empezó todo”, dijo la candidata. Los fines de semana la joven Harris exploró lugares clave de la historia negra de la ciudad y se manifestó contra el apartheid. Amigos de la época recuerdan en The Washington Post su famosa carcajada fácil y ganas de bailar, pero era ante todo una estudiante competitiv­a que aprovechó esos años para conseguir una beca en el Congreso y prepararse para hacer Derecho en California. Fue en Howard donde sintió que “ser negra en EE.UU. no es un nicho”.

Sus hermanas de la sociedad Alpha Kappa Alpha son ahora sus mejores activistas. En Howard la noticia ha sido una inyección de orgullo. “Para nosotros es algo fabuloso. Llevamos tiempo hablando a los alumnos de que podría ser la primera presidenta o vicepresid­enta negra. Es un logro que se suma a la lista de excelencia­s que definen esta institució­n”, afirma Jake Brown, entrenador del equipo de baloncesto. Harris fue la primera mujer fiscal general de San Francisco y de California. Su primera senadora negra, la segunda de la historia de EE.UU. El Servicio Secreto ha decidido que, si llega a la vicepresid­encia, su nombre clave será pioneer, pionera.

Cantera de activistas y profesiona­les, en los 80 los padres enviaban a sus hijos a Howard en busca de excelencia

De niña, al ver a los manifestan­tes llamar a las puertas del poder, soñaba con estar al otro lado y dejarles entrar

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AP Kamala Harris (a la derecha) junto a Gwen Whitfield en una manifestac­ión antiaparth­eid en Howard en 1982

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