Un regreso escalonado y con horarios diferenciados
Pekín es un buen ejemplo de cómo se está gestionando la vuelta a las aulas en China, cuna del coronavirus que ahora parece tenerlo bajo control. Según las directivas recogidas por el canal estatal CGNT, estudiantes y profesorado deben demostrar su buen estado de salud antes del inicio del curso: un código de salud verde generado en el móvil para los que viven en zonas de bajo riesgo y una prueba de ácido nucleico negativa en la semana previa al retorno para los de zona de riesgo media.
Además, está prevista una vuelta escalonada por cursos y con diferentes horarios de entrada por clase para evitar grandes aglomeraciones. También se mantendrán estrictas medidas de seguridad –mascarillas para docentes, personal del centro y alumnos (excepto los de guardería), distancia de seguridad entre pupitres o el control diario de la temperatura– y se combinará la enseñanza presencial con la virtual. Si aun así hay algún caso, pocos dudan de que las autoridades actuarán con contundencia (en junio clausuraron todos los centros capitalinos cuando un brote sumaba 106 infectados).
Otras regiones de la zona como Corea del Sur o Hong Kong se enfrentan a mayores dificultades a consecuencia de los brotes víricos surgidos este verano. Esta misma semana, el presidente surcoreano dijo que “la meta era una reapertura rápida y a plena escala de las escuelas, pero serán inevitables los retrocesos dependiendo de la región y la situación”. Cuando se abran, se contemplan entradas escalonadas, el mantenimiento de ratios de un tercio o dos tercios de alumnos por clase (dependiendo de la región) y el mantenimiento de estrictas medidas de seguridad (lavado de manos, control de temperatura, uso de mascarillas, etcétera).