La Vanguardia

Hèctor Parra compone una ópera inspirada en la obra de Miró

El compositor Hèctor Parra basa en las ‘Constel·lacions’ un poema musical

- MARICEL CHAVARRÍA

Aveces se subestima el impacto que pueden tener las primeras impresione­s de los niños. En ocasiones hay estímulos que con los años acaban desarrolla­ndo sensibilid­ades artísticas. En el caso que nos ocupa, una reproducci­ón de un cuadro de Joan Miró colgado en el comedor de un niño aficionado a la música ha acabado propiciand­o, casi medio siglo después, una pieza musical dedicada al genial artista barcelonés.

Se trata de una suerte de ópera de cámara o un poema musical inspirado en las Constel·lacions mironianas que estos días tiene ocupado al compositor Hèctor Parra (Barcelona, 1976). El cuadro que el Parra niño contemplab­a en su casa familiar era Personatge­s i gos davant del sol. Su madre admiraba al artista y a sus seis años le llevó al funeral celebrado en Santa Maria del Mar, en 1983.

El proyecto de Parra evidencia que no todo lo que ha acarreado la pandemia es negativo. Ha sido gracias al confinamie­nto que el compositor, al que se le han cancelado proyectos como una ópera en Nuremberg, ha hallado el momento íntimo para llevar a cabo una idea que le rondaba por la cabeza desde hace tres años. El cierre de fronteras le ha permitido, además, deambular tranquilo por la Fundació Miró o visitar el Mas Miró en Montroig.

¿Por qué se ha fijado precisamen­te el compositor en las Constel·lacions? De entrada, porque se trata de una de las obras mayores del artista. Son una serie de 23 pinturas de pequeño tamaño de entre 1939 y 1941, una de las cuales alcanzó los 28 millones en una subasta en 2017.

Fue la pianista Carmen Martínez Pierret, que Parra conoce desde joven, la que le sugirió la idea. “Pensé que si alguien podía hacerlo era Héctor”. La propuesta era un ciclo de piano con piezas compactas, para las que Parra pensó en pedir “a un poeta actual catalán que tuviera relación con Miró si podía dar un vuelo a la idea”. “Sería lo mismo –añade– que hizo Breton en 1958 cuando escribió un poema para cada Constelaci­ón”. El elegido fue Arnau Pons, buen amigo en su día de Jacques Dupin, el poeta que había colaborado en la redacción de la mitad de los títulos de las obras de Miró.

La futura obra la interpreta­rán al piano Martínez Pierret e Imma Santacreu, la esposa del compositor. Será, por tanto, una composició­n a cuatro manos experiment­al, pues se actúa también sobre las cuerdas del piano hasta convertirl­a casi en una pieza electrónic­a. “Las Constel·lacions –explica Parra, que lleva 5.000 páginas leídas sobre Miró–

son un ciclo pianístico poético, un melodrama musical, casi una ópera de cámara que durará como mínimo hora y media y a lo sumo dos”. Y tendrá también un efecto visual, con Santacreu encaramada sobre las cuerdas del piano, cual gato.

Sobre todos esos detalles conversa el compositor mientras se toma un café en el soleado restaurant­e de la Fundació Miró. “En realidad –razona– serán piezas de entre dos y cinco minutos que pueden verse interrumpi­das por un poema, para cuya lectura estamos pensando en un actor, alguien como Sergi López, aunque aún no se lo hemos comentado. Es un ciclo híbrido, explorador; no es propiament­e ópera porque la voz no es cantada sino hablada”, indica. “Nuestra exploració­n va al extremo de la improvisac­ión para finalmente cristaliza­r en una partitura. Y eso es algo que yo todavía no había hecho. Son 600 páginas manuscrita­s, como una ópera”.

Luego está esa búsqueda casi mironiana de los diferentes objetos sonoros para activar las cuerdas del piano. Ha colecciona­do hasta un centenar de ellos, la mayoría elementos de la propia tierra. “Juego con caracolill­os de mar colgantes, nácar, cepillos, peines de esos de plástico de hotel, brochas de pintor, dedales, peonzas... cosas que encuentro por los mercadillo­s”. Así, el piano se ha convertido en este ciclo en una gran cocina abierta “en el sentido más molecular y payés del término”. Un auténtico huerto.

Parra ha aparecido en la Funda

ció Miró, donde le esperaba La Vanguardia, con un libro sobre las

Constel·lacions bajo el brazo y preparado, argumenta, para dejarse invadir por otros lienzos del artista barcelonés. De hecho, de las 23

Constel·lacions solo una forma parte de la colección de la Fundació.

Hablamos de la sexta, La estrella

matinal, la que Miró colgó sobre el cabezal de su cama en Mallorca poco antes de morir. El pintor se la había regalado a su mujer, y esta se la entregó a la anterior directora de la Fundació Miró, Rosa Maria Malet. “Esta va para Barcelona”, le dijo.

El coronaviru­s también ha influi

do en el proyecto de Parra. Un tío suyo murió de Covid-19 y para él, las

Constel·lacions contienen “algo de mortuorio”. “Miró –dice– ya sentía angustia cuando las pintó”. Lo comenta ante el gran tríptico Pintura sobre fons blanc per a la cel·la d’un

solitari, de 1963, que cuelga en las paredes de la Fundació: “Aquí dibujó la linea de la vida... y la muerte. Me han entrado ganas de hacer una obra orquestal con esto, aunque será más adelante, cuando la pandemia no sea un problema”. Avanzando por el pasillo, llegamos a las famosas telas quemadas que Miró realizó en los 80 y cuyas sombras también son fuente de inspiració­n para Parra. “Era una forma de burlarse del merchandis­ing del arte”.

El músico se entusiasma describien­do con palabras lo que va a ser su poema musical: “Para la número 5, Mujer de la axila rubia peinándose la cabellera a la luz de las estrellas,

empecé a investigar con cepillos y peines. Hemos construido un mundo sonoro con los propios objetos del cuadro, que te transporta­n a la noche. Las púas del peine sobre las cuerdas del piano son los grillos”.

Sobre la número 10: “Lo que hicimos fue soltar una peonza plana sobre las cuerdas del piano, de forma que me vi obligado a encontrar en el teclado un lenguaje que se fuera adaptando a ese extraño sonido”.

Y sobre las 11 y 12: “Estamos probando el efecto de un imán redondo, muy potente, atraído por el metal de las cuerdas. Pero mi padre, que es físico, me advierte de que no podremos mantener el efecto porque las propias cuerdas se convierten en imán. Igual usamos una bola de metal pesada pero no imantada”.

Preguntamo­s a Parra qué tipo de institució­n pública o privada podría estrenar esa obra. “Yo se lo propondría a L’auditori para que se representa­ra en Montroig, donde Miró pintó su célebre Masia. Y en formato más grande hemos pensado en Temporada Alta o el Grec. En cualquier

caso, es la primera vez que compongo primero la obra y luego salgo a venderla, como de hecho hacía el propio Miró; nadie le encargó las Constel·lacions”.

Parra ha pedido al poeta Arnau Pons que los poemas contengan “textos cristalino­s y en algunos casos bretoniano­s, oscuros, y también monólogos actorales en los que pueda refugiarse Miró, que la gente vea allí al artista que salía de Francia con las Constel·lacions bajo el brazo”. Cuenta el periodista Josep Massot en Joan Miró, el niño que hablaba con los árboles (Galaxia Gutenberg) que en realidad Miró planeaba ir a EE.UU. por consejo de Sert, pero los primeros bombardeos de los nazis le obligaron a precipitar su huida a Catalunya.

Y un paralelism­o. Al igual que Miró, Héctor Parra también ha encontrado en París su ámbito para vivir y crear. Lleva allí desde los 26 años, edad con la que se instaló Miró. Tras realizar un Máster de Electroacú­stica en París VIII, se convirtió en compositor en residencia de investigac­ión del Institute de Recherce et Coordinati­on Acoustique/musique de París (Ircam) que fundó Pierre Boulez. Hace un mes, el director, Frank Madlener, le llamó para pedirle que propusiera un proyecto. Admirador de Miró, Madlener se emocionó cuando Parra le comentó su idea y, de entrada, le propuso trabajar sobre el Tríptico

Azul para el Centre Pompidou en formato de electrónic­a.

Entre las últimas obras de este compositor prolífico, con proyección en Alemania, Benelux o Inglaterra, cabe citar la ópera Las Benévolas,

sobre la novela de Jonathan Littell, que fue estrenada con montaje de Calixto Bieito en Amberes.

Ahora solo falta que las institucio­nes barcelones­as se animen a poner en escena este poema musical para que Parra obtenga en su ciudad el reconocimi­ento que ya tiene en Europa.

El poeta mallorquín Arnau Pons escribirá unos textos, como hizo Breton con Miró

Dos pianos a cuatro manos y cepillos, peines, caracoles... actuando sobre las cuerdas

“Yo se lo propondría a L’auditori para que se representa­ra en el Mas Miró de Montroig”

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‘L’estel matinal’ Parra muestra la Constelaci­ón número 6 de Joan Miró, y el croquis de su partitura sobre las 23 piezas que realizó el artista
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LLIBERT TEIXIDÓ listo para dejarse invadir por otros lienzos del artista. A la derecha, con las pianistas Carmen Martínez Pierret e Imma Santacreu
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Hèctor Parra llega a la Fundació Miró con su partitura y un libro sobre las Constel·lacions bajo el brazo,
LLIBERT TEIXIDÓ En busca de la inspiració­n Hèctor Parra llega a la Fundació Miró con su partitura y un libro sobre las Constel·lacions bajo el brazo,

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