Agosto no da tregua a Ayuso
La presidenta madrileña se ve lastrada por la Covid-19 y por el giro moderado del PP nacional
El mes de agosto se le ha atragantado a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, quien ha visto cómo en las últimas semanas su actitud beligerante, tan alabada dentro del PP en primavera como contrapeso nacional al mismísimo presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha quedado ahora un tanto desaliñada con el viraje moderado emprendido por el líder Partido Popular, Pablo Casado.
El relevo de Cayetana Álvarez de Toledo como portavoz popular en el Congreso de los Diputados, justificado en el entorno de Casado por la necesidad de virar hacia una gestión con capacidad de diálogo, deja en evidencia el primer año de legislatura de Ayuso en Madrid que ha resultado nulo en materia legislativa.
La madrileña no solo no ha logrado sacar adelante ni una sola ley en la Asamblea de Vallecas sino que, lejos del diálogo fijado por su partido como bandera del nuevo curso político, ha acumulado agrios desencuentros con todos y cada uno de los partidos de la Cámara regional. Incluido Ciudadanos, su socio de coalición al frente de la Comunidad de Madrid.
Esa enmienda a la dureza de las formas de Ayuso ha sido ratificada, por el ascenso del alcalde de la capital, José Luis Martínez Almeida, al cargo de portavoz nacional del partido. Un nombramiento que viene a premiar al candidato al puesto honorífico de ‘alcalde de España’, tras su reconocido papel constructivo y conciliador durante las rampas más duras de la pandemia.
Virtudes que ha sabido explotar hasta el punto, incluso, de haber logrado aprobar un pacto de reconstrucción de la capital con el apoyo unánime de todos los partidos de la oposición. Un hito al que Pablo Casado quiso sacar todo el rédito posible llevándose a Almeida a Euskadi para hacer campaña por el candidato del PP, Carlos Iturgaiz.
El agravio a Ayuso, además, lo ha refrendado el propio presidente popular, quien el pasado miércoles se reunió con ella en la sede de la Comunidad de Madrid solemnizando con pompa y boato una simple puesta en común de la estrategia de la presidenta regional para la vuelta al cole de Madrid. Una chocante puesta en escena ya que, más allá de los titulares sobre el plan educativo, lo que el líder de la oposición buscaba con esa reunión era arropar públicamente a su pupila después del cambio de cromos en la portavocía nacional.
Con todo ello, Ayuso ha visto cómo se desdibujan sus opciones de presidir el PP de Madrid por aclamación popular en un congreso que presumiblemente se celebrará el primer trimestre del 2021 y con el que se pondrá fin a la gestora que lo dirige desde la abrupta salida de Cristina Cifuentes en 2018.
Los problemas de Ayuso no acaban ahí ya que el empeoramiento de la evolución epidemiológica de la Covid-19 en Madrid le va a exigir el máximo a su equipo de gobierno, sin margen para dedicar tiempo y esfuerzo a cuitas de carácter interno. Todo lo contrario que Almeida, cuya figura apenas sufrirá un desgaste en otoño al tener muy reducidas las competencias municipales en la lucha contra el coronavirus.
La guinda se la puede poner el PSOE. Las polémicas por la fallida implantación de la cartilla Covid y la privatización del servicio de rastreadores, entre otras, han llevado a los socialistas a amagar con plantear una moción de censura a la presidenta regional. La amenaza ha quedado, “de momento”, aparcada a la espera de que mejore la situación epidemiológica. Pero el secretario general del PSOE-M, José Manuel Franco, no la descarta del todo argumentando que “los niveles de incapacidad del Gobierno regional llegan a un extremo intolerable”.
La presidenta ha visto cómo se desdibujan sus opciones de presidir el PP de Madrid por aclamación popular