Abe, el adiós de un halcón
Una colitis ulcerosa, dolencia intestinal crónica que sufre el primer ministro japonés, Abe Shinzo, ha obligado al político a anunciar su renuncia al cargo porque su salud “no es la adecuada, y una mala salud puede conducir a tomar decisiones políticas equivocadas”. Lo que no han conseguido sus rivales políticos ni algunos escándalos lo ha hecho posible una enfermedad.
De 65 años, Abe ha sido jefe del Gobierno japonés durante ocho años consecutivos. Ya ocupó el cargo en el 2006, pero un año después dimitió por los mismos motivos que ahora. Reelegido en el 2014 y en el 2017, disponía en la actualidad de una cómoda mayoría parlamentaria. Líder del Partido Liberal Democrático (PLD), estos últimos años se había aprovechado de la debilidad de la oposición para adelantar elecciones y ampliar su poder.
Su mandato acababa en septiembre del 2021, justo después de unos Juegos Olímpicos que tuvo que suspender por la pandemia y que eran su gran sueño para encumbrarse como estadista. De familia política –su tío abuelo fue primer ministro en los años cincuenta, y su padre fue ministro de Exteriores–, hizo popular el concepto abenomics, las millonarias inyecciones de dinero para estimular una economía que estaba moribunda. Con ese programa de abenomics afrontó el triple desastre del 2011 (terremoto, tsunami y Fukushima). Un programa que combina flexibilización monetaria, gasto público y reformas estructurales y que solo ha tenido éxitos parciales, eclipsados ahora por la crisis económica provocada por el coronavirus.
Abe ha sido un halcón, un claro representante del ala más nacionalista y conservadora de la derecha nipona. Su afán militarista le llevó a aumentar el gasto en Defensa y a una controvertida reforma, aún pendiente, de la pacifista Constitución japonesa para que las tropas niponas pudieran luchar en el extranjero por vez primera desde la Segunda Guerra Mundial. También intentó adaptar leyes para eliminar la prohibición de ejercer el derecho de autodefensa colectiva o de defender a un Estado amigo.
El dimisionario primer ministro, cuya gestión de la pandemia las últimas semanas ha sido muy criticada, ha mejorado las relaciones con China y ha cultivado una estrecha relación con Donald Trump, pese a que EE.UU. se retiró de la Asociación Transpacífica y ha impuesto aranceles al acero y al aluminio japoneses. Durante su mandato, Abe Shinzo ha superado diversos escándalos políticos relacionados con su familia y con su partido.
Con hasta cinco nombres en las quinielas, el PLD ha empezado a buscar el sucesor de Abe, que el pasado lunes se había convertido en el primer ministro con más tiempo en el cargo, superando el récord que tenía su tío abuelo. En un gesto típico de la cultura japonesa, Abe pidió ayer perdón a sus compatriotas por los objetivos que no ha alcanzado en su mandato, pues deja el país en recesión económica, con reformas pendientes y en plena pandemia.
El primer ministro japonés, nacionalista militarista, deja el cargo por una enfermedad intestinal