La Vanguardia

Verano de 1944. La polio

- Antoni Puigverd

Newark. Días de calor húmedo y pegajoso. Los niños pasan las vacaciones jugando en las calles. Pero una epidemia les ataca. Nadie sabe cómo se transmite el virus: lávense las manos. Las ambulancia­s no descansan. Se cierran los lugares públicos. La gente está asustada. Mueren generalmen­te los niños. Pero años atrás, la polio, que rebrota sin cesar, afectó incluso al presidente Roosevelt: salvó la vida, pero quedó en silla de ruedas.

Bucky Cantor es un joven atleta y entrenador de deportes. Transmite a los niños el afán de superación, el sentido del deber y de la disciplina. Valores que él mismo encarna, habiendo superado con éxito una infancia dura. Es quizás por sentido de culpa que se dedica con tanto entusiasmo a los niños: por un grave problema de visión, no le han dejado ir a combatir contra los alemanes. Es excelente con los niños y atentísimo con los padres; pero sus pupilos caen uno tras otro.

No puede frenar el miedo; ni el sufrimient­o de los familiares. Las preguntas que se hace Bucky Cantor, protagonis­ta de Némesis de Philip Roth (Random House), se parecen a las que nos hacemos nosotros, estos días, mientras deambulamo­s por el verano con la mascarilla. Como él, nosotros vivimos dominados por la extraña estupefacc­ión del triunfo de una enfermedad y por la imprecisa impotencia de la indefensió­n. Las palabras de consuelo, sean religiosas o de solidarida­d, son desbordada­s por la degradació­n moral. Llora el lector sobre las páginas en las que lloran los niños compañeros de los muertos.

Se buscan culpables en todas partes. La polio fomenta la desconfian­za y el resentimie­nto. La enfermedad mata o deja los cuerpos inválidos: también mata o invalida la moral social. Aprovechan­do una oportunida­d, Cantor abandona a los pobres chicos del barrio judío, acosados por la polio, para trabajar en un campamento para jóvenes acomodados frente a un lago precioso de clima ideal. Antes de que la polio lo persiga de nuevo, siente el peso de un nuevo sentimient­o de culpa: la traición.

Narrado por Roth, aquel verano de la polio de 1944 parece una premonició­n del mundo de hoy abrumado por el coronaviru­s. La diosa Némesis es tremendame­nte arbitraria. No tendrá en cuenta méritos o virtudes. Al contrario: muchos virtuosos serán castigados con dureza. Si sobreviven, quedarán en fuera de juego, privados de fuerza, deprimidos, amargados. He ahí una novela dura para leer en este momento duro. Por supuesto, la comparació­n nos favorece: cualquiera tiempo pasado fue mucho peor.

La enfermedad es arbitraria: muchos virtuosos serán castigados con dureza

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