“Nos dicen ‘clases, sí o sí’; ‘contagios, sí o sí’, replicamos”
Millares de familias se han plantado. “No llevaremos a nuestros hijos a las escuelas e institutos hasta que sea seguro”, anuncian cada día más padres y madres. Una de ellas es Sesa Cameán, catalana con raíces gallegas, de 40 años y casada con un ruso. Además de la madre de Jonatan Sven y Katia Hayley, Sesa Cameán es la portavoz de la Agrupación de Familias por una Elección Educativa Segura, con más de 1.300 miembros, entre los que hay profesionales de la educación, las leyes y la salud. La asociación ha lanzado con notable éxito en las redes sociales y en Change.org la etiqueta #Aixínotornem. Tal como está planteada, dicen los impulsores de la campaña, la rentrée tendrá “un impacto brutal”. Alumnos y maestros, añade la portavoz, “no tienen las mínimas condiciones de seguridad contra la Covid-19 que sí se exigen en cualquier otro centro de trabajo. ¿Por qué las reuniones familiares han de ser de menos de 10 personas y en una clase puede haber 25 o 30 escolares?”. Esta madre dice que las familias se sienten “abandonadas y menospreciadas”. ¿Por qué? Porque “tanto el Gobierno central como los autonómicos saben que la única forma segura de volver a las aulas es bajando la ratio de alumnos por clase y contratando a más profesores de los que han contratado hasta ahora, además de con las medidas de higiene y distanciamiento social que se exigen en cualquier lugar”. No quieren el cierre de los centros, pero sí que quienes así lo prefieran puedan optar por una educación en linea, presencial o semipresencial. “Nos dicen ‘clases, sí o sí’ y nuestra réplica es que habrá ‘contagios, sí o sí’. Lo tenemos claro”. Sesa Cameán forma parte de un grupo de madres que trató de dotar a las escuelas públicas de Catalunya de una enfermera o enfermero. Lograron que se redactara un acuerdo marco que, dos años después, duerme el sueño de los justos. “Ahora se dice que los centros tendrán un coordinador Covid. ¡Qué bien nos iría que se hubieran implantando los profesionales sanitarios que reclamamos desde hace tanto!”. Ella lo tiene claro: Katia, de 15 años, no irá a clase. Con Jonatan, a punto de cumplir los 17, lo tiene un poco más complicado porque él sí quiere ir, a diferencia de su hermana. “Nadie tiene más interés que yo en su educación, pero no a cualquier precio”, agrega su madre. Ese nadie tiene más interés que yo... está sobradamente demostrado en su caso. Ella y su marido se han sacrificado lo indecible año a año para que sus hijos sean estudiantes excelentes. No fue fácil. Katia y Jonatan tienen enfermedades crónicas. Ir a clase como dos estudiantes más les ha costado mucho “para arriesgarse ahora a enfermar o empeorar”. / D. Marchena