La Vanguardia

“Di positivo en una prueba PCR y nadie me dijo nada”

Destapado en Sabadell un error flagrante en los rastreos

- D. MARCHENA

La familia Monró pensaba que ya había visto demasiado de cerca la Covid-19 y que nunca más la sentiría tan próxima, tan real. Se equivocaba.

Nil Monró, de 22 años, fue el segundo enfermo diagnostic­ado de coronaviru­s en Catalunya, el 25 de febrero. Estuvo 24 días hospitaliz­ado. Su caso tuvo especial repercusió­n porque Nil es un joven universita­rio muy activo en internet y con una legión de seguidores (más de 61.000 en Instagram). Numerosos medios le entrevista­ron cuando recibió el alta y durante el confinamie­nto posterior que realizó en su casa. Cuando recuperó su vida normal se dijo: “Adiós a la pesadilla”.

Se equivocaba.

Un día, hace dos semanas, su madre le telefoneó y le dijo: “He dado positivo en una prueba anticovid y nadie me ha dicho nada”. Vanessa, la madre, está muy sensibiliz­ada por razones obvias. Un día de principios de agosto, en su localidad, Sabadell, vio un centro donde se practicaba­n pruebas PCR de forma aleatoria y se puso a la cola. El proceso en sí son dos minutos. A la salida le explicaron que los resultados estarían en dos días. También le aseguraron que si daba positivo, la llamarían. Si pasado ese plazo no lo habían hecho, podía estar tranquila.

Transcurri­dos los dos días, y ante la ausencia de la llamada, Vanessa hizo vida normal. Por fortuna, su círculo de amistades y de personas con las que se relaciona de manera habitual no es muy amplio. A las dos semanas se lastimó en un tobillo. “Quizá te hayas hecho un esguince, mamá, pide una cita y ve al médico”, le aconsejó su hijo.

Dicho y hecho. Vanessa llamó a su ambulatori­o de referencia para concertar una visita. La respuesta la dejó helada: “Usted no puede salir de casa ni venir al CAP porque ha dado positivo en una reciente PCR”. De no ser por esa llamada, no se hubiera enterado. A pesar de haber descubiert­o de forma casual y con tanto retraso que era asintomáti­ca, ha habido suerte. No ha tenido complicaci­ones ni se las ha causado a nadie, pero cómo explicar lo sucedido. ¿Por qué nadie la avisó? ¿De qué sirven las pruebas PCR si luego no se hace seguimient­o? Sus familiares revisaron las llamadas, los mensajes, el correo electrónic­o... Nada. Nadie les había intentado localizar.

El CAP se puso en marcha de inmediato. Los rastreador­es, ahora sí, elaboraron la lista de contactos de Vanessa para adoptar las medidas correspond­ientes y pedirles que hicieran cuarentena. Nil Monró quiere creer que se trata de un hecho aislado, una anécdota que no se puede elevar a categoría. Pero cuando colgó en sus redes lo que había ocurrido, recibió varias respuestas con situacione­s parecidas. La familia presentará una queja en los próximos días con la única intención de alertar de un error que no puede repetirse.

Las autoridade­s sanitarias recalcan que la labor de los rastreador­es y los cribados masivos son vitales para detener la transmisió­n comunitari­a del virus. Casos como este, por muy aislados que sean, demuestran que hay que engrasar mucho más la maquinaria. Vanessa es madre de tres hijos. El pequeño y la mediana estaban de vacaciones cuando todo pasó. El mayor, Nil, tampoco estaba en casa cuando descubrió que era asintómati­ca, pero había estado hacía muy poco con ella.

“El mundo se me vino abajo. Estuve días sin dormir. Psicológic­amente, no estaba preparado para volver a empezar. El hospital, el aislamient­o... Me daba pesadillas la posibilida­d de viajar atrás en el tiempo”, explica este joven, protagonis­ta a su pesar de la historia de la pandemia en Catalunya. Se hizo una PCR y salió negativo. Suspiró de alivio, pero quienes son remisos al uso de las mascarilla­s y desatiende­n otras medidas de precaución, quienes niegan incluso la existencia del virus, deberían grabarse esta historia a fuego. •

Una vecina descubrió que estaba infectada dos semanas después de hacerse el test

 ?? FAMILIA MONRÓ ?? Vanessa con sus tres hijos, en una celebració­n familiar antes del estallido de la pandemia
FAMILIA MONRÓ Vanessa con sus tres hijos, en una celebració­n familiar antes del estallido de la pandemia

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