“Se ha desmadrado, nos ha superado”
La barra de arena del Trabucador, con su larguísima playa salvaje y su bahía de los Alfacs, es uno de los grandes emblemas turísticos del delta del Ebro. Un informe de la Universitat Rovira i Virgili (URV) cifró en 1.600 los vehículos que transitan, 800 aparcados, en un día de máxima afluencia (julio, agosto y Semana Santa). No hay cifras de lo que ha pasado esta temporada excepcional. Con menos de dos kilómetros transitables de los seis de longitud que tiene el Trabucador, y más presión turística, la situación “se ha desmadrado, nos hemos visto superados”, reconocen fuentes del parque natural del Delta del Ebro. El Trabucador no forma parte de los espacios protegidos dentro del parque, ya que está incluido en la Red Natura 2000, figura europea que tiene como objetivo hacer compatible la protección de las especies y los hábitats naturales con la actividad humana. Otro factor ha encendido las alarmas: en la arena supermasificada con vehículos y personas se localizó hace dos semanas un nido de tortuga boba (caretta caretta), especie amenazada, con un centenar de huevos. La complejidad de gestionar un espacio natural como este es también un problema de falta de personal y recursos en el parque natural, muy extenso y valioso pero poco dotado. La masificación en los espacios protegidos no es, ni mucho menos, exclusiva este verano del Delta. Es un problema que ha proliferado en todo el país. El boom de las autocaravanas se replica, en especial, en los Pirineos. El director del parque natural del Alt Pirineu, Marc Garriga, apunta que también han detectado un notable incremento de este tipo de vehículos, que ocupan mucho espacio y colapsan algunos parkings. También se han visto furgonetas estacionadas en prados.