“Soy impulsiva, calurosa y desordenada”
Juana Acosta (Colombia, 1976) es una mujer afortunada. Su sonrisa perenne es el marco en el que caben dos series y un largometraje por estrenar, un proyecto internacional que comenzará a rodar en breve, una preciosa hija de 14 años –fruto de su larga relación con Ernesto Alterio–, un nuevo amor en su vida –el financiero francés Charles Alazet– y una película, El inconveniente, que ha causando sensación en el 23 Festival de Málaga. Al cierre de esta edición, la ópera prima de Bernabé Rico acumula tres premios: Asecan, Signis y Jurado Joven. Su contagioso entusiasmo invita a verla.
¿Se ve capaz de resumir el argumento sin reventar la cinta?
Sara, mi personaje, compra un piso a un muy buen precio pero con un ‘inconveniente’: solo será suyo cuando fallezca su inquilina.
Todo el peso de la película recae en usted y Kiti Manver. ¿Qué sintió al leer el guion?
Fue muy bonito: coincidí con Kiti hace diez años en la película Una hora más en Canarias y tenía muchas ganas de repetir con ella. Me pidió que ensayásemos juntas, así que durante un mes quedábamos cada día. Cuando comenzamos a rodar, la teníamos superaprendida.
Sara es una mujer fría y seca. ¿Cuánto hay de ella en usted?
Pues muy poco (risas). Ella tiene una coraza, es seria y cuadriculada mientras yo soy más impulsiva, calurosa y desordenada. No tengo mi vida tan planeada, improviso más.
Aunque no tienen nada que ver, Sara y Lola (interpretada por Kiti Manver) se entienden casi desde el principio. ¿Qué las une?
La soledad. Mi personaje atraviesa la crisis de los 40 y necesita hacer un cambio. No tiene muchos amigos, no es de Sevilla pero vive allí por su marido y su matrimonio va mal. Tampoco tiene familia y Lola comienza a representar esa figura materna ausente. Se conocen de un modo extraño y la soledad las une. y supimos que nuestros mayores corrían ese peligro. Ver cómo tanta gente se iba sin la posibilidad de que sus familias los acompañasen me generó mucha ansiedad. Luego nos fuimos acostumbrando y aprendimos a convivir con ello, aunque seguimos en un momento muy delicado. Lo único bueno de un encierro obligado fue parar un poco y pasar mucho tiempo con mi hija. Creo que lo gestioné de modo positivo tratando de superar la angustia por la incertidumbre.
Ha vestido de Chanel en Málaga. no solo de series y películas (risas).
¿De quién ha aprendido más en su carrera?
Kiti ha sido una de las grandes maestras, y adoro su entrega, su pasión, su inteligencia y humor… Es una actriz de verdad, sin tonterías. Una fuerza de la naturaleza. Aprendí muchísimo con Carmelo Gómez, a quien he admirado toda la vida; compartí con él la última película que hizo, Tiempo sin aire. Y de Pepe Sancho: era un actor fuerte, con carácter y conmigo tremendamente generoso. Crematorio fue una inolvidable experiencia.
¿Algún halago para su ex Ernesto Alterio, que ha presentado dos películas en Málaga?
No he tenido oportunidad de verlas aún, pero me han dicho que está estupendo. Y no me extraña, es un actor maravilloso. Pero sí estuve con él y fue muy lindo el reencuentro. Nos llevamos genial, y nos seguimos queriendo y respetando.
¿Cuál es su próximo trabajo?
Tengo pendiente el estreno de Las consecuencias, una película de Claudia Pinto, pero la pandemia ha retrasado el estreno para el año próximo. También dos series: El inocente, de Oriol Paulo, y La templanza, una adaptación de la novela de María Dueñas para Amazon Prime. En breve me marcho a Colombia para rodar con Imanol Uribe la historia de la matanza de seis jesuitas y dos mujeres en Salvador, terrible hecho del que se cumplen 30 años.