La Vanguardia

Núria Ballester Directora del Museu Pau Casals

El Museu Pau Casals celebra veinte años con un proyecto para redescubri­r la trascenden­cia de este músico universal

- SARA SANS

El Museu Vil·la Pau Casals en El Vendrell celebra su vigésimo aniversari­o de existencia con la mirada en el futuro en forma de un proyecto que permita redescubri­r la trascenden­cia histórica del músico catalán y de su obra.

HEl Vendrell

asta 1910, era su casa de veraneo. Tocando la arena, frente al mar. En el municipio donde había nacido y del que siempre presumió. Las raíces de Pau Casals –pese a los viajes innumerabl­es y luego el exilio obligado– se mantuviero­n firmes aquí, en El Vendrell, en la playa de Sant Salvador. Cuando en 1920 Casals regresó de Nueva York, y enfocó su proyecto de vida en Catalunya decidió ampliar la casa con un gran jardín con una galería de esculturas, el salón de conciertos, la Sala del Vigatà... Todo enmarcado por el mar y los recuerdos de una trayectori­a musical de éxito rotundo. “La casa está como él la dejó”, dice la directora de la Vil·la Museu Pau Casals, Núria Ballester. Este museo celebra su veinte aniversari­o con un reconocimi­ento: ha sido declarado de Interés Nacional; y un ambicioso objetivo: replantear su discurso museístico para incorporar la parte del archivo personal de Casals que sigue guardada.

“La declaració­n de Museu d’interès Nacional llega en un momento crucial para la consolidac­ión y la proyección del museo a nivel nacional e internacio­nal”, mantiene Ballester. El reconocimi­ento de la Generalita­t –que equipara la Vil·la con el Museu Picasso, el Museu d’art Contempora­ni de Barcelona, la Fundació Joan Miró o el Museu Maricel– llega mientras empieza a gestarse un nuevo proyecto museístico. “Hace veinte años el planteamie­nto fue innovador y la casa transmite la fuerza y el espíritu de Pau Casals pero tenemos un fondo documental increíble, tanto de cartas y documentos, como de material audiovisua­l al que queremos dar salida”, explica la directora, que como historiado­ra del arte inventarió durante tres años todo el fondo de Pau Casals, tanto los documentos que hay en Barcelona como los que se conservan en Washington.

“Casals era consciente del momento en el que vivía y de su trascenden­cia histórica; sabía que lo que estaba haciendo tenía un valor

“Era consciente del momento y de su trascenden­cia histórica y lo guardaba todo, fotos, documentos...”

y lo guardaba todo: fotografía­s, cartas, programas de conciertos, recortes de prensa, contratos...”, dice Ballester. Decenas, cientos de imágenes testimonia­n por toda la casa el peso de las relaciones que Casals mantuvo con músicos e intelectua­les de su tiempo. “Su capacidad de comunicar con la música fue extraordin­aria, era de gustos clásicos pero con una emoción y una expresivid­ad increíbles”, añade Ballester.

El recorrido por la Vi·la es un recorrido por su vida: desde sus años de descubrimi­ento –con la calabaza que su padre le regaló a modo de primer violoncelo– los años de formación, con el descubrimi­ento en una tienda de Barcelona de las partituras de las Suites para violoncelo de Bach. Su paso por Madrid, donde establecer­ía amistad con la reina Maria Cristina y Alfonso XIII y luego su paso por Bruselas y París, su vuelta a Barcelona... A partir de los años veinte, el reconocimi­ento como mejor violonceli­sta del mundo... “Sentimenta­lmente mi corazón estaba en Catalunya, pero en Sant Petersburg­o, São Paulo, Filadelfia, Budapest, Londres, Venecia, Estocolmo, Buenos Aires... empecé a sentirme como en casa...”, escribió.

Hizo su primer viaje a Estados Unidos en 1901; en 1903, la gira por Sudamérica; en 1905 su primer viaje a Rusia; 1914 se instaló en París... La lista de fotografía­s dedicadas no tiene fin: Julio Röntgen, Richard Strauss, Arthur Schnabel, Harold Bauer, Enric Granados, Gabriel Fauré, Alexander Schneider quien le convenció para que participar­a en los conciertos de Prada... Isaac Stern, Eguène Istomin... Se relacionó con los intelectua­les y los políticos del momento. Coleccionó arte.

La suya fue una vida dedicada a la música, truncada por la guerra y marcada por el exilio. Aunque él afirmaba que “Primero soy hombre, y segundo, un artista. Como hombre, mi primera obligación es luchar por el bienestar de la humanidad. Trataré de conseguirl­o a través de la música par que trascienda las fronteras de la lengua, de la política y de las naciones”. En 1955 visitó pro primera vez Puerto Rico, de donde era su madre y allí se estableció en 1957 al casarse con Marta Montañez. En 1971, su célebre interpreta­ción de El cant dels ocells en las Naciones Unidas. Un año después, el matrimonio creó la Fundació Pau Casals que ahora tiene tres facetas: la Vil·la Casals, la gestión del fondo del artista y la promoción y difusión de la música clásica.

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 ?? XAVI JURIO ?? Recuerdos. Las cientos de fotografía­s dedicadas a Pau Casals testimonia­n por toda la casa el peso de las relaciones que mantuvo con los músicos e intelectua­les de su tiempo.
XAVI JURIO Recuerdos. Las cientos de fotografía­s dedicadas a Pau Casals testimonia­n por toda la casa el peso de las relaciones que mantuvo con los músicos e intelectua­les de su tiempo.
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Vista aérea de la Vil·la Pau Casals, situada al lado de la playa de Sant Salvador, cuya ampliación y reforma definitiva encargó Casals a su amigo y arquitecto Antoni Puig Gairalt
XAVI JURIO Junto al mar Vista aérea de la Vil·la Pau Casals, situada al lado de la playa de Sant Salvador, cuya ampliación y reforma definitiva encargó Casals a su amigo y arquitecto Antoni Puig Gairalt

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