Varias farmacéuticas se alían para defender la seguridad de la vacuna
La industria quiere dar garantías a la población de que no correrán riesgos
Las prisas de la Administración Trump por aprobar una vacuna contra el coronavirus antes de las elecciones del tres de noviembre, la competencia mundial por ser los primeros en conseguirla y la desconfianza con que parte de la opinión pública mundial ha recibido la rapidez con la que avanzan las investigaciones ha llevado a las grandes farmacéuticas a preparar una ofensiva común para defender su seguridad ante la opinión pública.
Pfizer, Moderna y Johnson & Johnson, entre otras empresas implicadas en el desarrollo de la vacuna, planean comprometerse públicamente la próxima semana a no pedir autorización al Gobierno para su distribución hasta que no estén seguros de que son seguras y eficaces. “Creemos que este compromiso ayudará a garantizar la confianza pública en las vacunas contra la Covid-19 que se aprueben y en su adhesión al estricto proceso científico y regulatorio por el que son evaluadas”, afirma el borrador del comunicado, según The Wall Street Journal .De acuerdo con The New York Times, también la farmacéutica británica Glaxosmithkline y la francesa Sanofi participarán en la inusual iniciativa.
El presidente Donald Trump ha dicho esta semana que “realmente es posible que la vacuna pueda distribuirse antes del final de octubre”. Es, dijo, algo “que estaría bien no por las elecciones sino porque queremos salvar vidas”. El escepticismo con que los anuncios están siendo recibidos en EE.UU. va sin embargo más allá de lo habitual: el 35% dice que no se pondrá la vacuna que apruebe el gobierno, según la última encuesta de Gallup, que detecta enormes diferencias según la inclinación política de los encuestados. Solo el 47% de los republicanos planea ponérsela, porcentaje que se eleva al 81% entre los demócratas.
El Centro de Control de Enfermedades pidió la semana pasada a los estados que tomen medidas para distribuirla “a finales de octubre o primeros de noviembre”, un aviso que llega días pocos después de que la Agencia del Medicamento estadounidenses (FDA) dijera que está dispuesta a dar una aprobación de emergencia a la vacuna incluso si la empresa que la desarrolla lo hace antes de terminar la fase III de los ensayos, la más estricta de todas, que evalúa sus riesgos con muestras de población más amplias.
El anuncio suscitó dudas en parte de la comunidad científica, crítica con dos de las últimas autorizaciones de emergencia que ha concedido el organismo, que ha sido atacado por Trump por supuestamente no trabajar con la debida celeridad solo para boicotearle. La FDA ha sido acusada de politización por autorizar los tratamientos con plasma de convalescentes a pesar de que su efectividad no ha sido demostrada en ensayos con placebos. Por otro lado, este verano acabó por retirar el permiso de emergencia concedido a la hidrocloroquina como remedio terapéutico para la Covid (el presidente Trump lo promocionó activamente y asegura haberlo tomado de forma preventiva) ante las dudas sobre su eficacia y seguridad.
Tanto Pfizer como Moderna tienen sendas vacunas en la fase III de pruebas en Estados Unidos. El director ejecutivo de Pfizer, Albert Bourla, ha dicho esta semana que confían en tener datos suficientes sobre las pruebas en octubre para determinar si piden una autorización de emergencia a la FDA.
El 35% de los estadounidenses afirma que no se pondrá la inyectable contra la Covid