La Vanguardia

VUELTA AL COLE TRAS MEDIO AÑO

Seis maestros avanzan cómo abordarán el primer encuentro con sus alumnos

- CARINA FARRERAS

Mañana por la mañana los maestros estarán de nuevo en las puertas de la escuela, con ojos sonrientes, esperando a los niños que por fin, seis meses después del cierre de los colegios, estarán presentes y no detrás de una pantalla. Sonará en todo el territorio catalán el cantarín “bon dia”, una música que presagia que, pese a todo –distancias, termómetro­s y no-abrazos–, nada ha cambiado. Los profesores garantizan la esencia de la escuela y acompañará­n a niños y adolescent­es en esta nueva realidad. ¿Cómo será este primer día de clase tan especial?

DAVID SURIÑACH

Escuela Rubén Darío (Barcelona)

“¡Qué contentos estamos de veros!”, sonreirá a sus alumnos Suriñach, director de una pequeña escuela de primaria del Raval. Reflexiona­rá sobre los meses pasados, que no han sido fáciles, que no sabemos cómo serán a partir de ahora, pero tiene la certeza de que siempre estarán acompañado­s. En junio, los maestros de este centro grabaron un alegre vídeo para los niños expresando la añoranza de su presencia. Les decían que echaban de menos el bullicio del patio, las salidas en tropel de la clase, el olor de sus colonias, las caras de atención a la hora del cuento, las preguntas, las bromas, las risas, los abrazos... Este primer día de curso, seis meses después del abrupto cierre, se sentarán en círculo, sin prisa, mirándose unos a otros. “Los maestros estaremos más callados que nunca, queremos que nos expliquen anécdotas, cosas divertidas y, si tiene ganas de contarnos alguna triste, también”. Compartir fortalece, ese es un buen aprendizaj­e. “La pandemia no les va a arrebatar las ganas de aprender, de compartir y de amar, eso les diremos, y que es un lugar donde pasan a diario cosas mágicas”. Todo esto pasará, añadirán. Y quedará la experienci­a de haberlo superado juntos.

FANNY FIGUERAS

Instituto Moisès Broggi (Barcelona)

¿Cómo conseguir que los adolescent­es tengan unas ganas enormes de volver al instituto el martes?, se reta Figueras. Los protocolos de prevención son importante­s –no duda la coordinado­ra pedagógica de este centro del Eixample– y habrá que explicar normas de entra

patios, higiene..., pero esto no puede ocuparlo todo. “¡El primer día de clase es el primer día de clase!”. Insustitui­ble. Para todos los estudiante­s, pero especialme­nte para aquellos que estrenan etapa y, quizás, escuela. “Suelen venir callados, no se conocen. Yo les dejaré sentarse donde quieran”. Tendrán sobre la mesa un papel donde escribirán su nombre, y la profesora les pedirá que se ingenien la manera de que pueda sostenerse por sí mismo para que los demás lo lean. Se trata del grupo de Volumen, una clase de “escultura” poco común. “Pondré el sonido del agua y moldearán plastilina, dejándose llevar al ritmo de la música”. La materia, lo que se ve, serán el punto de partida para compartir referentes, expresarse, escuchar, conocerse. El valor de la escucha, siempre importante, fundamenta­l en estos tiempos.

MARIBEL TARRÉS Instituto Jaume Cabré (Terrassa)

Los adolescent­es que pueblan este instituto tienen muchas ganas de empezar el curso, tantas que, cuando la directora les pidió posar para la fotografía que ilustra este tema, se presentaro­n voluntario­s en tropel. Tantas ganas que algunos van por las calles recordando a los vecinos que, si no cumplen las prevencion­es, se quedarán sin colegio. Desde el primer día se hablará precisamen­te de esta conciencia cívica, de cómo los actos individual­es afectan a la comunidad. El coronaviru­s será una excusa para afianzar la construcci­ón de los valores de la convivenci­a y la ciudadanía. “Les diré que el vínculo que sostiene la comunidad es la confianza y que sin ella estamos perdidos”. Comunidad, comunidad, comunidad. “No se penalizará­n actitudes poco solidarias, como bajarse la mascarilla, mejor hablaremos con ellos”. En una situación tan restrictiv­a de las libertades, la opción del diálogo prima aún más que nunca sobre la sanción. “La actuación del grupo acabará corrigiend­o muchos comportami­entos sin que nosotros tengamos que intervenir”. El primer día de clase también será en la calle, porque esrán ta escuela, ubicada en un entorno vulnerable, aprende fuera de sus instalacio­nes, en proyectos vinculados con Terrassa. Confianza, diálogo, convivenci­a y civismo.

MAR HURTADO

Escola Roure Gros (Santa Eulàlia de Riuprimer)

Los niños y niñas del centro público de Santa Eulàlia de Riuprimer (Osona) no serán recibidos con “pistolas” que “disparan” para tomar la temperatur­a (con el riesgo de que los pequeños sientan impotencia y culpabilid­ad) ni se formadas, “colas” con separacion­es de un metro. La temperatur­a se medirá en la muñeca, y los niños irán entrando a medida que vayan llegando, con la complicida­d de los padres, para evitar aglomeraci­ones. También se exilian las palabras “virus”, “contagiar”, “salas de aislamient­o” que pueden sustituirs­e por otras menos agresivas. Hasta la profesora de música del Roure Gros se quejó: “¿Mi bonita aula, donde se guardan los instrument­os, se convertirá en la ‘sala de aislamient­o’?”. “Cambiar el lenguaje es un ejercicio que nos hemos tomado en serio para que los niños pequeños no lo vivan como un control y para que nosotros no acabemos convertido­s en guardias urbanos”, señala Hurtado, que explica que han dado la vuelta a la escuela para lograr espacios seguros sin que los pequeños perciban ese mayúsculo esfuerzo. Pero en cada rincón, en cada mueble, en cada adorno queda impregnado ese afecto. “¿Cómo vamos a recibir a los niños? Con una enorme sonrisa y ganas de disfrutar”. Y que se contagie la alegría.

CRISTIAN OLIVÉ

Escola Joan Pelegrí (Barcelona)

Suelen llegar como corderitos, explica este popular profesor de lengua y literatura, y al cabo de una semana todo cambia. Pero este año será distinto, hace seis meses que no se ven, y se verán envueltos en normas de estricto cumplimien­to que interfiere­n en actitudes que saldrían de natural, como correr por los pasillos, ir de un lado a otro, hacer corrillos y manifestar­se el afecto con abrazos. “Mi propuesta no es darles el enésimo discurso sobre la gravedad del momento, la importanci­a de su compromiso y participac­ión, ni tampoco explorar sus sentimient­os respecto a lo que han pasado”, explica Olivé. “Yo quiero jugar”, se frota las manos adivinándo­se una maldad con ese gesto. “Sacudirlos y provocarle­s la risa...”, se relame ya anticipánd­ose. “Dejaré que se rían de mí, porque habrán crecido un montón y les habrá cambiado la voz. Y yo soy bajito, ¿qué le vamos a hacer?”. Visionarán un vídeo que se viralizó durante el confinamie­nto y en el que se ve a una joven llorando porque se le ha desparrama­do por el suelo una tortilla de patatas, tirada en el suelo con el esfuerzo que le había supuesto. “Es una situación de desborde, una escena dramática y ridícula a la vez. Y quiero que ellos expliquen situacione­s en las que se han visto así, explotando exageradam­ente ante algún acontecimi­ento”. Algo desmedido, cómico e histriónic­o. El humor como mecanismo de defensa del miedo que invierte la mirada sobre los acontecimi­entos y cambia nuestro estado de ánimo respecto a ellos.

El humor como evasión (“quiero saber cómo se entretuvie­ron durante estos meses porque busco conocer sus intereses y trabajar las clases a partir de ahí”) y el humor como nexo de unión en el grupo del aula. “Necesitamo­s recuperar nuestras vidas. No hay que perder respeto al coronaviru­s, pero sí desdramati­zar sus efectos en nosotros”.

JOAN VILA

Escola Pía Balmes (Barcelona)

Hasta que se hablan, las cosas no se hacen presentes en el grupo, explica el director de la Escola Pia Balmes. Y no amplían el bagaje de todos sus miembros. Hay mucho por revisar: el duelo, el miedo, los aprendizaj­es adquiridos... “Abriré un espacio para expresar qué se siente después de un periodo tan largo sin vernos. Quizás con una invitación a que cada alumno exprese un hecho, una situación o un sentimient­o. Conviene también ayudarlos a entender el ejercicio de responsabi­lidad individual y colectiva que se ha de ejercer para que la escuela y su entorno sean más seguros”. La tercera idea tiene que ver con la incertidum­bre, un compañero de viaje invisible pero siempre presente y ahora más relevante. “Sabemos que la incertidum­bre puede producir miedo, enojo, inacción... pero estas reacciones son poco productiva­s”, explica Vila. La idea es que para conseguir las metas propuestas hay que prever, trazar un plan de la manera más rigurosa posible, pero si las circunstan­cias cambian, necesitamo­s agilidad para cambiar nuestros planes. Este aprendizaj­e es, para el director, clave para la vida. “Algo que no diré con palabras, pero que necesito que perciban desde el primer momento a través de mis actitudes, es que cada alumno es muy importante para mí, por eso quiero que cada uno se sienta reconocido como persona, que sienta que yo confío en él, en ella, que sepa que tengo expectativ­as para él y ella, ajustadas a sus capacidade­s, que perciba que la quiero, porque el amor es el motor de muchas cosas, como el aprendizaj­e y el crecimient­o personal”.

 ?? MONTSE GIRALT ?? La larga pausa escolar de la Covid-19 acaba mañana; en la foto, dos profesoras preparan la bienvenida.
MONTSE GIRALT La larga pausa escolar de la Covid-19 acaba mañana; en la foto, dos profesoras preparan la bienvenida.
 ?? XAVIER CERVERA ?? David Suriñach: “La pandemia no les va a arrebatar las ganas de aprender”
XAVIER CERVERA David Suriñach: “La pandemia no les va a arrebatar las ganas de aprender”
 ?? XAVIER CERVERA ?? Fanny Figueras: “Les dejaré sentarse donde quieran”
XAVIER CERVERA Fanny Figueras: “Les dejaré sentarse donde quieran”
 ?? MONTSE GIRALT ?? Maribel Tarrés: “La actuación del grupo acabará corrigiend­o muchos comportami­entos”
MONTSE GIRALT Maribel Tarrés: “La actuación del grupo acabará corrigiend­o muchos comportami­entos”
 ?? KIM MANRESA ?? Cristian Olivé: “Hay que desdramati­zar”
KIM MANRESA Cristian Olivé: “Hay que desdramati­zar”
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ANA JIMÉNEZ Joan Vila: “Abriré un espacio para expresar qué se siente”
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. Mar Hurtado: “Que los niños pequeños no lo vivan como un control”

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